Liberación Nacional, Ha terminado un Ciclo!!
En 2013 ha terminado un ciclo
Por: Jesús Antonio Petit da Costa
Con la asistencia de la MUD a Miraflores se oficializa su integración al régimen, en virtud de la cual renuncia a plantear una crisis política por la ilegitimidad del gobierno títere y su traición a la patria y a promover las protestas sociales por el colapso económico. Termina así el ciclo de la oposición que se inventó el régimen.
Ya hemos explicado que el proyecto cubano de implantación del comunismo en Venezuela, presupuesto de la Confederación Vene-Cuba, consta de tres etapas: 1) Demolición de la institucionalidad democrática, con el nombre de Refundación de la República, usando como instrumento a una Constituyente; 2) Inicio de la construcción del comunismo con el Primer Plan Socialista (Comunista), bajo la dirección de la monarquía comunista cubana que asume el gobierno de Venezuela por persona interpuesta; y, 3) Implantación definitiva del comunismo con el Plan de la Patria o Segundo Plan Socialista (Comunista), que deben efectuar los agentes cubanos cuya autoridad se disimula detrás del gobierno títere.
En la primera etapa los partidos no hicieron oposición. Entregaron las instituciones, sin dar la pelea. Fue la sociedad la que enfrentó al gobierno. Se produjo una alianza de clases, con líderes que se la jugaron completa haciendo “oposición de calle”. Fueron Carlos Ortega, por los trabajadores; Pedro Carmona, por los empresarios; y los directivos de Gente de Petróleo, por los gremios universitarios. A su liderazgo se debe la rebelión cívico-militar de 2002, que terminó en fracaso por culpa de la oligarquía caraqueña, y el paro petrolero que fracasó también por la infiltración de agentes del gobierno que, con la prédica de no-violencia, desnaturalizaron lo que debió ser una huelga insurreccional para que terminara siendo una sesión diaria de bailoterapia amenizada con cacerolas. Algo que no tumba gobierno, como lo enseña la historia.
Evidentemente era imposible el éxito del proyecto cubano para la dominación de Venezuela si continuaba la “oposición de calle”. Entonces el difunto, aconsejado por su mentor Fidel Castro, maniobró para que los partidos, los mismos que habían entregado las instituciones en el 99 sin dar pelea, tomaran el control de la situación. Mientras descalificaba a los líderes de la rebelión popular ante la opinión pública, proponía conciliación con la única intención de que los políticos se irrogaran la representación de la sociedad. Los sentó en la Mesa de Negociación y Acuerdos, que sacó al pueblo de la calle. En 2004 el pueblo fue desmovilizado, prometiéndole la victoria en el referendo revocatorio. Todos saben que aquello terminó en la Lista Tascón, una emboscada a la cual nos llevaron los partidos integrados en la Coordinadora Democrática. Después de esta desgracia el pueblo intentó reaccionar por su cuenta. Entonces decidió abstenerse masivamente en 2005, paso previo a la rebelión, tal como había sucedido en Perú. Pero los partidos tuvieron miedo a dar el paso siguiente. Y en lugar de hacerse una autocrítica por haber traicionado la voluntad popular, desacreditaron aquel gesto de rebeldía colectiva. En 2006 abjuraron de toda forma de lucha distinta a la electoral. Así Cuba y sus títeres, que los tenían infiltrados, los convirtieron en “comparsa electoral”, lo que les permitió ejecutar sin obstáculos la segunda etapa del proyecto cubano, llamada Primer Plan Socialista (Comunista) 2007-2013, como sucedió en efecto.
Muerto el difunto, se presentó la oportunidad de una crisis política a causa de la ilegitimidad del sucesor (por fraude constitucional en la sucesión, por fraude electoral en la elección y por inelegibilidad debido a su nacionalidad dudosa), además de la acusación de traición a la patria (por sumisión a Cuba, entrega del Esequibo y sospechas de convenio secreto con Colombia sobre el Golfo de Venezuela). A una crisis política de esta magnitud, se le agregaba el colapso económico de Venezuela (por la inviabilidad del comunismo, por sostener a Cuba, por financiar el Foro de Sao Paulo y por el saqueo de la renta petrolera que ha enriquecido groseramente a los jerarcas comunistas). El estallido simultáneo de ambas crisis en una general del sistema hundiría definitivamente y para siempre el proyecto cubano. Ante esta emergencia a Cuba y sus títeres no les basta con una “comparsa electoral”. Necesitan integrar la MUD al proyecto cubano como socia menor, que por ello renuncia a promover la crisis política y las protestas sociales. Su asistencia Miraflores, sin exigir previamente la ruptura de todo vínculo de subordinación a Cuba, indica su aceptación. Para dar cuenta a Fidel Castro de tan feliz suceso, viajó Maduro de inmediato a La Habana.
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