Un alto, al colaboracionismo criollo
POR: RONNY PADRÓN
Si no fuera en razón del gran poder que ha demostrado tener el colaboracionismo en Venezuela durante estos 12 años de tiranía socialista, nos arriesgaríamos, haciendo caso omiso de esa grave traición. Pero ciertamente es el caso, que nuestra actual gesta por la liberación nacional estará en peligro de naufragar en tanto no confrontemos con eficiencia las pretensiones del colaboracionismo militante de la fecha presente.
Como es lógico, el colaboracionismo tiene gran capacidad de adaptación e incluso de mutación de allí su vigencia a lo largo de la historia, y en el caso de la Venezuela presente lo que apenas en 2003 constituía su bandera principal: "La salida electoral incondicional, todo por la paz", hoy resulta demodé. A la hora de escribir estas líneas, los cabecillas del colaboracionismo criollo cuentan ya con otra prédica: "El diálogo incondicional, todo por la paz". Pero resulta que hoy, a diferencia de 2003, aquellos venezolanos que nos consideramos patriotas y con algo de sano juicio, entendemos que la paz del colaboracionismo, es la paz sin libertad, es decir la esclavitud.
De allí qué, no resultará suficiente el permitir que estos aliados del esclavismo socialista pretendan representar a este movimiento de liberación nacional, en diálogos "oficialistas" -a todo evento entendemos que de esas tertulias nada relevante a una Venezuela libre y democrática podrá emerger jamás- pues solo aquellos líderes de la actual rebelión popular tendrían la autoridad moral suficiente como para ejercer tal representación, a saber: El Movimiento Estudiantil, Leopoldo López, María Corina Machado y algunos otros connotados patriotas de incuestionables méritos en estas horas aciagas; porque es necesario además, que esos pérfidos representantes del colaboracionismo militante, hoy prestos a "negociar" con la tiranía, la libertad de Venezuela, sientan desde ya el repudio popular de aquellos patriotas que no estamos dispuestos a tolerar una vez más sus deleznables trapisondas.
No señor. Ya es de por sí un absurdo, el tolerar siquiera la pretensión de mediar por parte de un organismo internacional certificadamente pro-socialista como la Unasur, para que además vengan estos fanáticos locales de la paz de los esclavos a auto-nombrarse representantes demócratas con miras a sofocar un proceso de protestas dirigido a la liberación nacional, proceso político en el que ellos carecen de ascendente alguno, por el contrario, le adversan. ¿Entonces?
Llegó la hora de plantar cara al discurso del colaboracionismo socialista, pacifista en su forma, esclavista de fondo.
Ningún pueblo en la historia de la humanidad alcanzó jamás su libertad y prosperidad sin antes ofrendar el trabajo, el dolor y el sacrificio de todos aquellos que demostraron con su fe y obras ser sus verdaderos hijos ¿Por qué Venezuela sería la excepción? "El que se cansa, pierde". ORA y LABORA.
Etiquetas: colaboracionismo
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