Un tal Julio Borges
Por: Lorenzo García Tamayo
Dice Julio Borges “que María Corina sin fuero, y Leopoldo en la cárcel, terminaron por dejar desinfladas las expectativas que crearon”. Pero no lo dice como lamentación, pérdida sentida o malestar anímico, sino como una velada advertencia. Casi como una amenaza. “Quien rompa la unidad se autoexcluye”. O sea, para Borges, tanto María Corina como Leopoldo, son unos autoexcluidos.
Además de ser el más desabrido y desacreditado emisor de opiniones colaboracionistas, ahora se nos presenta este conocido “traidor” con una imagen siniestra, dictando sentencias que parecen fraguadas en conciliábulos de una secta apocalíptica. No nos olvidemos de las graves denuncias que en su contra hizo Patricia Poleo y que el gandul Borges, por no poder, jamás desmintió.
No puede el sol taparse con un dedo. No es complicado advertir con absoluta certeza, lo que esconde esta canallesca opinión, muy parecida por cierto, a la de Ramón Medina cuando aseveró que Leopoldo se había puesto preso el mismo y ellos los de la “UNIDAD” (colaboracionista) no tenían previsto hacer nada. Son caimanes del mismo pozo. Tunantes desvergonzados buscando abrir de nuevo el diálogo porque allí es donde hay.
Que Aveledo se esconda bajándose de la tarima para ocultarse tras un bastidor es irrelevante. También lo es que este idiota nigromante se piense que puede hacer sombra contra el ya histórico sacrificio sostenido que Leopoldo hace. Lo del FUERO de María Corina, parece más bien un destemplado gesto hormonal del gandul payaso. Ahora es cuando María Corina no solo por derecho constitucional mantiene su representatividad ante el País, sino que demuestra con coraje y gallardía, lo que este tinterillo no ha sabido demostrar cómo político ni como hombre. De mujeres y hombres como María Corina y Leopoldo, es que estamos huérfanos para salir de esta cuerda de rábulas.
Etiquetas: colaboracionismo, Julio Borges Junyent
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