Hora de definiciones
Por: HENRIQUE SALAS RÖMER
La aproximación de Estados Unidos hacia Latinoamérica vivió un retroceso emocional la pasada semana.
Luego de hábiles gestos diplomáticos de Obama dirigidos a eliminar los focos de irritación que venían aislando a Estados Unidos en el hemisferio, la Casa Blanca emitió un decreto de emergencia, señalando el peligro que para su país representa la situación venezolana.
No podemos juzgar la contramarcha a la ligera.
Al declarar la emergencia, Obama queda facultado para actuar, ya no solo contra individuos, como lo ha venido haciendo, sino también contra actuaciones de un determinado gobierno, en este caso el venezolano.
Hagamos un brevísimo paréntesis. El mundo atraviesa una etapa de profundos reacomodos. En el enorme vacío que dejó la desaparición de la Unión Soviética, han surgido nuevos factores de poder y escenarios novedosos de confrontación.
Quienes rivalizan con la primera potencia militar, apelan al terrorismo; el blanqueo de dineros; el narcotráfico; el maridaje del crimen organizado y movimientos insurgentes; el esfuerzo por apoderarse de minerales estratégicos; los intentos, concretamente de Irán, por convertirse en una potencia nuclear; la lenta penetración ideológica y religiosa… Todo un arsenal de herramientas bélicas mas no castrenses, se ha puesto en marcha en un esfuerzo no concertado, dirigido a debilitar al enemigo común, Estados Unidos, y a socavar, simultáneamente, las bases culturales y religiosas del mundo occidental.
El decreto de emergencia emitido por la Casa Blanca debe analizarse en ese contexto.
No es poco lo que está en juego en el triángulo Cuba, Colombia y Venezuela. Cuba aspira a una liberalización del comercio, sin que se toquen sus prerrogativas políticas. Colombia persigue la paz tras cincuenta años de guerra contra la insurgencia armada y el narcotráfico. Venezuela, nuestra Venezuela lastimada, es hoy, qué triste, una simple, si bien compleja, carta de negociación.
Al gobierno de Obama también le preocupa la penetración rusa con la venta masiva de armamento a nuestro país; la de China con créditos que comprometen nuestra riqueza mineral; la de Irán con sus aspiraciones nucleares y su brazo armado, el Hezbolah.
El decreto emitido por la Casa Blanca seguramente se nutre de múltiples motivaciones… pero en lo inmediato seguramente tiene que ver con medidas seguramente drásticas que serán tomadas, luego de descubrirse depósitos milmillonarios en la banca de Andorra, presumiblemente pertenecientes a un ente gubernamental venezolano, Pdvsa, fondos que estarían sirviendo de mampara para el blanqueo masivo de dineros de oscura procedencia.
En la melcochosa guerra fría que se libra en el continente y singularmente en Venezuela, su patio preferido, va llegando la hora de las definiciones. Gústenos o no, la Casa Blanca ha trazado la línea.
Cuba protesta al lado de Maduro, pero en privado, los Castro seguramente sonríen. En sus negociaciones con Estados Unidos, las exigencias de apertura política en la isla pasan a un segundo plano. Venezuela tiene ahora prioridad.
Etiquetas: Hezbollah, narcotráfico, terrorismo
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