Los turbios negocios de los bolichicos de Derwick Associates y Pacific Rubiales
Por: FANNY KERTZMAN
Desde hace algún tiempo se rumoraba que Pacific Rubiales pasaba por problemas. Se sabía que estaba en venta. Dos semanas antes del anuncio de compra por parte de Alfa (México), un fondo llamado O’Hara, dirigido por un tal Orlando Alvarado, había comprado casi 20% de Pacific Rubiales.
Otras compañías compraron simultáneamente acciones con O’Hara, hasta alcanzar una participación que les daría el manejo de Pacific. El conjunto de compradores incluye a Agency Partners Corp. IPC Investments y Volvor Trading, entre otras. Todas tienen sede en paraísos fiscales como Nevis. Estos fondos son fachada de ejecutivos de Derwick, así como Orlando Alvarado es su testaferro. Pero, ¿qué es Derwick?
En Venezuela, Derwick es sinónimo de corrupción. Los socios fundadores, Alejandro Betancurt y Pedro Trebau, entre otros, eran unos escuálidos, pero bien enchufados con el viceministro de Energía de ese entonces, Nervis Villalobos y, más importante, con Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa y Ministro de Energía en la época.
Sabiendo que habría grandes inversiones en energía eléctrica a partir de 2010, y aprovechando también información confidencial, en 2009 los bolichicos constituyeron una compañía llamada Derwick, que al año siguiente se hizo a doce contratos de construcción de plantas de generación, con cero experiencia y sin concurso.
Derwick subcontrató entonces a ProEnergy Services, una compañía americana que sí estaba en el negocio eléctrico. Los bolichicos consiguieron los contratos con enormes sobreprecios sobre lo que cobró ProEnergy. Parte iba para engrasar al gobierno venezolano –se rumora que le dieron US$50 millones a Diosdado Cabello–, y parte para construir un imperio mafioso.
Hoy los proyectos eléctricos están a medio hacer. De diez turbinas de segunda, solo tres están en operación. Cinco años después del primer apagón, el sistema eléctrico venezolano está peor que nunca: jornadas de trabajo de cinco horas porque no hay energía, pero sí apagones y racionamientos.
De los fondos que acompañaron a O’Hara en la compra de Pacific, por lo menos IPC Investments y Agency Partners son fachada del mandamás de Derwick, Alejandro Betancurt. Entre sus propiedades figuran el apartamento de Aristóteles Onassis en Nueva York, una estancia de 1.400 hectáreas en Toledo y un apartamento en Madrid.
No es casualidad que los chicos Derwick cayeran en las listas de lavadores de activos en el Banco de Andorra, y también en el HSBC. Aprovecharon al JP Morgan para lavar también. Enfrentan varias demandas en Estados Unidos, una de ellas interpuesta por el exembajador en Venezuela Otto Reich, y otra del presidente de Human Rights Foundation, Thor Halvorssen.
Pero las más preocupantes son las investigaciones que llevan el Departamento de Justicia y la Fiscalía de Nueva York por violar las leyes bancarias –léase lavado– y por prácticas corruptas –sobornos– en terceros países, es decir Venezuela. Esta investigación incluye a ProEnergy, la operadora.
Con esos antecedentes no es de extrañar que Orlando Alvarado, que en 2012 era Vicepresidente Financiero de Derwick, no quiera revelar el nombre de sus representados. Evidentemente usaron información privilegiada para comprar acciones de Pacific antes que Alfa. El mismo Alvarado, ingenua o descaradamente, ha dicho que la compra no es para manejar la empresa sino para especular.
Derwick no solo gana y gasta como mafioso, también amedrenta como tal. A Alek Boyd, el periodista investigador que les sacó los trapitos al sol, le hackearon el blog e hicieron una campaña en redes para mostrarlo como narcotraficante, homosexual y pedófilo. Pero lo más preocupante es que tres matones entraron a su apartamento en Londres y le robaron los computadores. Le dejaron además, retratos de sus hijos. Esas son las tácticas de Derwick.
Etiquetas: Derwick Associates Corp, Nervis Villalobos, ProEnergy
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