Encargados de negocios
Por: Walter Castro Salerno
Fuente: RC
Una de las últimas manifestaciones del presidente Maduro ante el gobierno de los Estados Unidos de América, al retirar el Encargado de Negocios de Venezuela en Washington, como gesto de protesta por la prórroga del llamado “Decreto Obama”, mediante el cual aquel gobierno sanciona con incautación de fondos y congelamiento de cuentas bancarias a siete (7) altos funcionarios militares y civiles del gobierno bolivariano, puede ser jugoso tema para múltiples y acaso contradictorias interpretaciones.
Para algunos aparecerá quizá como otro rasgo más de intrepidez política, afirmación de la soberanía nacional y altiva exhibición de dignidad. Enmarcado, por lo demás para no variar, dentro del congénito estilo de explosiva, y a veces cómica espectacularidad en el manejo de las relaciones internacionales característico del régimen.
Quedará inscrito así como un mero episodio afirmativo en la línea de pugna y confrontación con el denostado imperio. Otros verán gesto altisonante y vacio, que en nada o poco altera el estado actual de las relaciones políticas entre ambos países. Para otros muchos habrá que resignarse. Será para estos señal patente que, lejos de buscar ámbitos de reflexiva flexibilidad, mecanismos de diálogo y entendimiento (dentro y fuera del país), para superar dificultades y problemas, el gobierno es decididamente incorregible. Habrá por ultimo otros pocos, poquísimos, entre los que quisiera contarme, quienes asumirán el nuevo incidente con cierta filosófica perspectiva. Y con la curiosidad analítica sin duda no exenta de humor.
Nos preguntaremos entonces retóricamente: ¿Para qué hacen falta encargados de negocios en los Estados Unidos? ¿O en cualquier parte del mundo? Los hemos tenido de sobra. Hasta para tirar al techo como suele decirse. En los entramados de las multi- millonarias operaciones en el sector eléctrico. En los contenedores de comida perdida en Pedeval. En los 3 ferris (para Margarita), 12 aviones y 8 patrulleras comprados en España que nunca aparecieron. Hombres de negocios duchos y sagaces tuvimos en el manejo de fondos de pensiones y contratación de pólizas de seguros de Pedevesa que nunca llegaron a cubrir el desastre de la refinería de Amuay. Los ministros de finanzas y tesoreros que crearon las llamadas “notas estructuradas”. De negocios jugosos se encargaron los empresarios de maletín que defraudaron a la Nación en Cadivi y Cencoex miles de millones de dólares. Y así sucesivamente ¿Para qué pues requiere la República encargados de negocios en el imperio norteamericano, ruso o chino, Panamá, Andorra, China España, Suiza e Italia? Creemos en consecuencia que este nuestro pobre país ha tenido demasiados, en exceso, encargados de negocios. Más bien deberíamos eliminarlos.
Etiquetas: Banca Privada Andorra, Cadivismo, Maximilien Sánchez Arveláiz
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