Un Mundo Mejor Es Posible
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Dos visiones de desarrollo se enfrentan en el país, para dirimir las profundas desigualdades sociales que nos permitirán alcanzar niveles de progreso económico, que redunden en el mejoramiento en la calidad de vida de la población. Estas son: La desarrollista y la del desarrollo endógeno sustentable.
Aunque la Constitución privilegia al ser humano y su medio ambiente sobre los capitales nacionales e internacionales, en la practica existen suficientes evidencias como para asegurar, que el modelo desarrollista esta prevaleciendo como paradigma de desarrollo.
Como muestra del predominio del modelo desarrollista citaremos: (I) Las concesiones carboníferas del Guasare; (II) las Concesiones auríferas y forestales en La Reserva Forestal del Imataca; (III) las industrias camaroneras que florecen en la Isla de Coche, Anzoátegui, Falcón y Zulia; (IV) los planes para promover actividades turísticas en el archipiélago de la Tortuga, etc. Estas industrias son depredadoras del ambiente, altamente contaminantes y destruyen los modos de vida de etnias, pescadores y comunidades aledañas.
Debemos sistemáticamente denunciar y ejercer acciones de resistencia contra las prácticas desarrollistas adelantadas en el país.
La unidad conceptual y de acción para la promoción, impulso y consolidación del modelo de desarrollo sustentable y endógeno son las herramientas del poder popular, para lograr vencer los problemas para el crecimiento económico, exclusión y desigualdad social.
El desarrollo sustentable y endógeno nos permitirá la construcción de una sociedad, que centre su actividad económica en la atención a las necesidades del ser humano y en el respeto por la naturaleza, para la preservación del género humano partiendo de la premisa de que un mundo mejor es posible.
Dos visiones de desarrollo se enfrentan en el país, para dirimir las profundas desigualdades sociales que nos permitirán alcanzar niveles de progreso económico, que redunden en el mejoramiento en la calidad de vida de la población. Estas son: La desarrollista y la del desarrollo endógeno sustentable.
Aunque la Constitución privilegia al ser humano y su medio ambiente sobre los capitales nacionales e internacionales, en la practica existen suficientes evidencias como para asegurar, que el modelo desarrollista esta prevaleciendo como paradigma de desarrollo.
Como muestra del predominio del modelo desarrollista citaremos: (I) Las concesiones carboníferas del Guasare; (II) las Concesiones auríferas y forestales en La Reserva Forestal del Imataca; (III) las industrias camaroneras que florecen en la Isla de Coche, Anzoátegui, Falcón y Zulia; (IV) los planes para promover actividades turísticas en el archipiélago de la Tortuga, etc. Estas industrias son depredadoras del ambiente, altamente contaminantes y destruyen los modos de vida de etnias, pescadores y comunidades aledañas.
Debemos sistemáticamente denunciar y ejercer acciones de resistencia contra las prácticas desarrollistas adelantadas en el país.
La unidad conceptual y de acción para la promoción, impulso y consolidación del modelo de desarrollo sustentable y endógeno son las herramientas del poder popular, para lograr vencer los problemas para el crecimiento económico, exclusión y desigualdad social.
El desarrollo sustentable y endógeno nos permitirá la construcción de una sociedad, que centre su actividad económica en la atención a las necesidades del ser humano y en el respeto por la naturaleza, para la preservación del género humano partiendo de la premisa de que un mundo mejor es posible.
Etiquetas: plan Isla la Tortuga
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