Libertad y Dignidad Revolucionaria
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
La "Revolución Bolivariana" ha traído consigo situaciones muy curiosas que envuelven posturas de viejos camaradas y compañeros de lucha que sabiéndose parte del poder, han transmutado en dignos candidatos para integrar las antiguamente temidas bandas de las camisas: negras, pardas o rojas de los regimenes fascistas de Europa.
Como poder explicar que otrora paladines de la lucha por: la libertad; los derechos humanos; la soberanía nacional; la separación de poderes y los modelos de desarrollo sustentables, han devenido en censores de las opiniones independientes y en elementos incondicionales incapaces de increpar a las autoridades por sus: inconsecuencias, fiascos, desaciertos y atisbos de autoritarismo. Al parecer la primera baja sensible de la revolución es la "dignidad".
El poder, las prebendas, limosnas y canonjías han hecho doblar la cerviz y enterrar principios a muchos camaradas, quienes por medrar a expensas del poder han acabado como perros de presa: asechando, persiguiendo y mordiendo a quienes osen manifestar disconformidad por los fracasos y chapucerías de los funcionarios públicos afectos al proceso. ¿Qué revolucionario es sumiso, servil, o dúctil? Si, La dignidad del revolucionario envuelve justamente no condescender ante circunstancias externas, que como las crematísticas moderen su voluntad.
Cuando propugnamos la consigna de "hacer la revolución dentro de la revolución" significamos justamente el rescate por las bases populares del principio de la "dignidad" que incluye la proscripción de: la compra-venta de conciencias; la adulación; el culto a la personalidad, el autoritarismo y la ineficiencia. Promoviendo en contraste: el trabajo, el esfuerzo y el estudio como única vía para el mejoramiento de la calidad de vida del pueblo; y el combate a la corrupción para detener el envilecimiento social, origen de toda clase de delitos incluyendo los atroces.
Debemos deslastrarnos de los intolerantes y censores que pretenden dictarnos normas sobre que escribir y que decir, atentando así contra nuestra libertad y dignidad revolucionaria.
La "Revolución Bolivariana" ha traído consigo situaciones muy curiosas que envuelven posturas de viejos camaradas y compañeros de lucha que sabiéndose parte del poder, han transmutado en dignos candidatos para integrar las antiguamente temidas bandas de las camisas: negras, pardas o rojas de los regimenes fascistas de Europa.
Como poder explicar que otrora paladines de la lucha por: la libertad; los derechos humanos; la soberanía nacional; la separación de poderes y los modelos de desarrollo sustentables, han devenido en censores de las opiniones independientes y en elementos incondicionales incapaces de increpar a las autoridades por sus: inconsecuencias, fiascos, desaciertos y atisbos de autoritarismo. Al parecer la primera baja sensible de la revolución es la "dignidad".
El poder, las prebendas, limosnas y canonjías han hecho doblar la cerviz y enterrar principios a muchos camaradas, quienes por medrar a expensas del poder han acabado como perros de presa: asechando, persiguiendo y mordiendo a quienes osen manifestar disconformidad por los fracasos y chapucerías de los funcionarios públicos afectos al proceso. ¿Qué revolucionario es sumiso, servil, o dúctil? Si, La dignidad del revolucionario envuelve justamente no condescender ante circunstancias externas, que como las crematísticas moderen su voluntad.
Cuando propugnamos la consigna de "hacer la revolución dentro de la revolución" significamos justamente el rescate por las bases populares del principio de la "dignidad" que incluye la proscripción de: la compra-venta de conciencias; la adulación; el culto a la personalidad, el autoritarismo y la ineficiencia. Promoviendo en contraste: el trabajo, el esfuerzo y el estudio como única vía para el mejoramiento de la calidad de vida del pueblo; y el combate a la corrupción para detener el envilecimiento social, origen de toda clase de delitos incluyendo los atroces.
Debemos deslastrarnos de los intolerantes y censores que pretenden dictarnos normas sobre que escribir y que decir, atentando así contra nuestra libertad y dignidad revolucionaria.
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