Decálogo del Periodista
Por: Palavicini/La Habana
Congreso Prensa Latina/1.928
En estos tiempos difíciles de periodistas: oficialistas, opositores y tarifados, creemos oportuno rescatar éste “Decálogo del Periodista”, con la esperanza de que sirva para despertar la conciencia de los apáticos y de aquellos que han torcido el camino, laborando con la pluma. Reza así:
Congreso Prensa Latina/1.928
En estos tiempos difíciles de periodistas: oficialistas, opositores y tarifados, creemos oportuno rescatar éste “Decálogo del Periodista”, con la esperanza de que sirva para despertar la conciencia de los apáticos y de aquellos que han torcido el camino, laborando con la pluma. Reza así:
- Sed orgulloso del prestigio de vuestro periódico, y ostentad vuestro penacho sin fanfarronería, pero con donaire.
- En el diarismo la monotonía es un estado agónico y la uniformidad un caso mortal.
- Sed oportunos; transformaos incesantemente; un periodista tiene que ser cada día más original que el anterior.
- Colocad a la sociedad antes que al individuo y a la Patria antes que a los gobiernos, considerando que el hombre es pasajero y sólo las instituciones y los ideales perduran.
- Sabed tener amigos y enemigos, siempre que los unos sean dignos de vuestra estimación y los otros de vuestro desprecio.
- Repeled agresión con agresión: lo mismo económica que literaria; la forma en que viváis en paz, es que estéis siempre preparado para la defensa.
- Vivís en una sociedad que fluctúa entre el periodo bélico y el fenicio; la espada y el oro son los adversarios de la pluma; sacrificad cuando sea preciso, vida y fortuna antes que dignidad.
- Sed firmes, pero no testarudos; dúctiles, pero no débiles; generosos, pero no cándidos.
- Sed francos, altivos y enérgicos si queréis ser respetados; la humildad es buena solamente cuando conduce al calvario y la crucifixión, porque conquista la divina inmortalidad; en los otros casos es una cobardía vulgar.
- Un periodista digno de ese nombre toma la responsabilidad de todos sus escritos, aun cuando sean anónimos; considera la calumnia, la difamación y las acusaciones sin pruebas, como las más graves faltas profesionales; no acepta sino misiones compatibles con la dignidad profesional; así, no recibe dinero de los servicios públicos o de las empresas privadas, cuando su condición de periodista, por relaciones o influencias, sea susceptible de ser explotada; no protege con su firma artículos de simples reclamos comerciales o financieros; no comete ningún plagio; no solicita el empleo de ningún compañero ni provoca su destitución ofreciendo trabajar en condiciones inferiores; guarda el secreto profesional; no abusa jamás de la libertad de prensa o de sus fuerzas con fines interesados.
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