Amor Roto de Tanto Abusarlo

Por: Carlos R. Alvarado Grimán

En las últimas semanas hemos sido cuestionados por los grupos de intereses de los partidos del “cambio”, debido a las francas y abiertas luchas que estamos librando contra la corrupción y los alertas que lanzamos ante la profundización de la vocación totalitaria del gobierno, en la conducción de los asuntos del país.

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Debemos enfrentar a la corrupción hasta lograr su completa erradicación. Este fenómeno ha alcanzado límites alarmantes y ocurre como consecuencia de la desaparición de las instituciones del Estado, que en condiciones normales de funcionamiento hubieran permitido su extirpación a través de los mecanismos de interacción y controles entre los poderes.

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El gobierno ha fusionado todas las instituciones en una sola. Se han prácticamente desvanecido en el polvo: la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General de la República, la Asamblea Nacional, los sindicatos y las organizaciones sociales independientes, permitiendo al gobierno-Estado manejarse como en una hacienda privada.

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La ausencia de instituciones independientes, ha consentido el envilecimiento de la población; el crecimiento de todos los índices de criminalidad y el florecimiento de la corrupción. El erario público nacional esta siendo empleado para la compra de voluntades, abonando el surgimiento de una nueva casta política con su correspondiente proliferación de testaferros y de empresas sin empresarios.

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Los medios de comunicación social, las herramientas tecnológicas como la Internet y la comunidad internacional con sus modernos mecanismos de movilización y diseminación de la información, han sido elementos determinantes para que el gobierno no cierre el círculo y pueda instaurar un sistema de plena supresión de todas las libertades democráticas y de total impunidad que sólo perseguiría el beneficio de las elites corruptas.

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Los venezolanos avasallados por el poder absoluto del gobierno, intuyen que la libertad y las esperanzas cifradas en la construcción de una sociedad decente, se les diluye entre los dedos de las manos y que el amor que hoy le prometen esta roto de tanto abusarlo.