Venezuela: El gasoducto Número Uno
Por: Harry Blackmouth
¿Será posible llevar adelante esta obra y concretar así un sueño de magnitud bolivariana, en un continente que nunca pudo concluir la Carretera Panamericana, o construir una línea de ferrocarril que vincule sus principales capitales? Entre los faraónicos proyectos del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hay uno que lo coloca en el rango de emperador: la construcción del Gran Gasoducto del Sur, cuya extensión en el espacio y en el tiempo recuerda la edificación de la gran muralla china.
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El gasoducto, según los últimos estimados, tendrá una extensión de 8.000 kilómetros, más del doble de la frontera entre México y Estados Unidos. No sólo será el más largo del mundo, y posiblemente el más costoso los cálculos iniciales son de entre 20.000 y 45.000 millones de dólares. Los finales, desafían la imaginación, sino el más laberíntico en el ámbito político, y el que presenta más desafíos al medio ambiente.
OBSTÁCULOS
En ocasiones, Petróleos de Venezuela luce como esos millonarios venidos a menos. Uno los mira de frente, y el frac luce impecable. Pero, apenas se dan vuelta, puede descubrirse a través de las raídas costuras la ropa interior de color carne. Y estará a cargo de Pdvsa la tarea de introducir el gas en el terminal de Güiria, y lograr que aflore en San Pablo o en Buenos Aires.
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Chevron, de Estados Unidos, ya ha encontrado suficiente gas en la Plataforma Deltana para comenzar a procesar gas licuado. El periodista del New YorkTimes Jens Erik Gould dijo que Chevron espera comenzar a exportar gas a Estados Unidos y a mercados europeos “a través de un complejo que Pdvsa proyecta construir en las afueras de Güiria”, a un costo de 5.600 millones de dólares.
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Pero, como Pdvsa tiene no sólo miras económicas sino metas políticas, “la compañía estatal también desea que el complejo alimente el gasoducto transcontinental”, señaló el periodista.
Y esos planes, indicó Gould, “tienen una primacía superior a la exportación de gas licuado”. Como lo puntualizó Angel González, director general de Exploración y Producción del Ministerio de Energía, “si bien la parte económica interesa... no es la parte más importante del proyecto”.
Pero la voluntad política no parece suficiente. Todavía se ignora, dice el periodista de The New York Times, cómo logrará Venezuela producir gas suficiente para la planta de procesamiento de Güiria y el gasoducto, “cuando la actual producción ni siquiera satisface la demanda doméstica de gas natural”.
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Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON
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Tanto brasileños como argentinos podrían ser los más agradecidos por el Gran Gasoducto del
Sur, pues serán sus principales usuarios. Y es casi seguro que el gobiernode Buenos Aires aceptará con beneplácito que el gobierno de Caracas le preste el dinero para que financie su tramo de la construcción del gasoducto. Pero hay factores políticos que conllevan riesgos. Pues Argentina y Brasil deberán “depender para sus abastecimientos de gas de Venezuela y Bolivia, países que han demostrado su volatilidad política”, dijo Gould.
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Anne Korin, codirectora del Instituto para el Análisis de la Seguridad Global, en Washington, D.C., recordó que Brasil podría mostrarse renuente a participar en la construcción del gasoducto, “luego que el señor Chávez aplaudió la nacionalización de las industrias de energía en Bolivia, en el 2006”. La acción, dijo Korin, “puso en riesgo las inversiones de gas natural” hechas en Bolivia por la empresa estatal brasileña Petrobrás.
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Ricardo Savini, gerente de Desarrollo Empresarial de Petrobrás, mostró una notable frialdad sobre el proyecto. Tras advertir que en toda la historia de América del Sur “no ha existido proyecto que conlleve más desafíos”, dijo que su compañía sólo participará en la construcción del oleoducto en caso de que los estudios de factibilidad resulten “favorables”.
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Los brasileños pueden obtener grandes beneficios del gasoducto. Y también enormes dolores de cabeza. El gasoducto atravesará vastas regiones del Amazonas, y cruzará numerosos ríos. El avance del hombre blanco por esa región puede traer indeseables consecuencias. El grupo ambientalista Greenpeace advirtió que podría devastar algunas de las zonas menos desarrolladas de sus densos bosques tropicales y diezmar comunidades indígenas, que no están preparadas para las enfermedades que portarán obreros y técnicos. "Será terrible”, dijo al New York Times Paulo Adario, coordinador de Greenpeace en el Amazonas. “El impacto en el medio ambiente puede resultar muy grande”.
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Si Chávez logra superar todos los retos, ese gasoducto lo hará pasar definitivamente a la historia. En un continente que nunca pudo concluir la Carretera Panamericana, o construir una línea de ferrocarril que vincule sus principales capitales, o crear una organización multinacional donde Estados Unidos no sea juez y parte, el gasoducto permitirá concretar un sueño de magnitud bolivariana.
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De todas maneras, el principal propulsor del gasoducto es un hombre conocido por sus grandiosos planes y sus deplorables logros. “Muchos dicen que el gasoducto será el último en una larga cola de planes energéticos venezolanos que nunca despegaron del suelo, o han sido demorados de manera significativa”, dijo Gould. “Por ejemplo, el Mariscal Sucre, un prometedor proyecto de gas natural costa afuera, ha quedado estancado durante más de una década”.
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La incógnita sigue en pie: el gasoducto, ¿es factible, o se trata apenas de otra balandronada histriónica de Chávez?
Etiquetas: Energía y Petróleo
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