Chávez no es socialista, ni comunista

Por: Robin Rodríguez
Miembro del Comité Central de Vanguardia Popular
Así como en nombre de Dios y el cristianismo, la inquisición cometió atrocidades, atropellos y asesinatos contra seres humanos. Durante el siglo pasado y lo que va del actual; han existido individuos que utilizando el nombre del pueblo y del socialismo, han instaurado dictaduras de ciertos partidos políticos, mientras que las estructuras de la sociedad que dicen transformar, siguen intactas. Hay que remitirse a las bases y raíces del cristianismo o del marxismo para juzgar dichas actuaciones, porque de otra manera se cometería el error de condenar los principios, junto a sus falsos practicantes.

Para desarrollar transformaciones de carácter socialista, debemos ubicar la dependencia económica, los niveles de desarrollo de nuestras fuerzas productivas y las contradicciones presentes entre los productores nacionales, con la voracidad en un mercado cada vez mas monopolizado a escala mundial; propio de la evolución del capitalismo como sociedad imperante, a niveles imperialistas que se manifiesta a través de los grandes monopolios y el capital financiero internacional.

Cuando el gobierno de Chávez aumenta la importación de las cosas que consumimos y utilizamos; al concentrarse la inversión internacional en la extracción y explotación del petróleo y el gas (ahora disfrazadas en empresas mixtas); cuando el 53% del presupuesto nacional se sustenta en impuestos de todo tipo y no en la elevación de la productividad nacional; al concentrar la política social en medidas o programas compensatorios (el caso de Las Misiones) para los sectores mas pobres y no se incorporan a un proceso de industrialización del país y de desarrollo agropecuario en gran escala; sencillamente se esta manteniendo intacto, el carácter dependiente de nuestra economía y por ende, se contribuye con el neoliberalismo, encarnado en el control total de lo que se produce o consume en el mercado mundial por parte de las transnacionales asociadas al capital financiero mundial, quienes representan cual la verdadera oligarquía y no los productores nacionales, a los que esta falsa revolución ataca constantemente.

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Desde la óptica marxista, los cambios en la superestructura (la constitución, las leyes, etc.) dice muy poco, sino existe un cambio en el terreno socio-económico de dicha sociedad, o sea, cambios estructurales. Lamentablemente en Venezuela hay sectores sin respaldo popular, pero con mucha presencia mediática a escala nacional, que utilizan la embestida del gobierno hacia los productores nacionales o el autoritarismo de Chávez, para esgrimir sus posicione reaccionarias contra el deseo del pueblo, de conquistar un gobierno de corte progresista, democrático, nacionalista y verdaderamente revolucionario (lo que implica que este desligado de la cúpulas del pasado). Explicando porque la oposición existente hasta ahora, no logra calar en el deseo de cambio de las mayorías, cuestión que ayuda al régimen, dado a la falta de una propuesta que logre encausar al pueblo.

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Al comienzo del 1970 muchos marxistas y revolucionarios de Venezuela deslindaron con el modelo Soviético, al punto de colocar a Fidel Castro como un títere en el continente de esos falsos socialistas; pero con una larga campaña de guerra sucia, los sectores reaccionarios han querido vender al proceso soviético o el cubano como un modelo avalado por todos los revolucionarios o marxistas. Para Vanguardia Popular, Cuba es la ultima dictadura disfrazada de socialista que dejó la degeneración del bloque soviético; por esta razón nos sumamos a la iniciativa tomada por el Movimiento Al Socialismo (MAS), de invitar a los militantes del Partido Comunista de Venezuela, PODEMOS, PPT y todos los revolucionarios del país, para debatir sobre el socialismo que requiere la nación, además de deslindar con el fascismo practicado por el gobierno de Hugo Chávez.

Para Vanguardia Popular, Hugo Chávez es un falso socialista que se aprovecha del discurso reaccionario y derechista de esa oposición mediática, mientras sigue al igual que las cúpulas podridas del pasado, entregando al país a los intereses transnacionales; con el agravante de asumir prácticas dictatoriales y autoritarias.