La Burbuja Bursátil y el "Socialismo Petrolero
Por: Elie Habalián Dumat
Ex-Gobernador por Venezuela ante la OPEP
El lunes 21 de enero del año en curso las bolsas del mundo experimentaron un día de pánico. La crisis de la cual se ha venido hablando durante los últimos meses parece haber tenido su primer “pequeño” estallido. En cuanto a nuestro país, no obstante el fenómeno parece haberse sentido muy poco, los efectos de esta crisis global en gestación prometen para el momento del parto realidades dramáticas que pueden producir sobresaltos en los promotores del “socialismo petrolero”.
Con la renta petrolera, fueron posibles las misiones (Robinson, Barrio Adentro, Identidad, etcétera), las cuales se constituyeron en un factor clave en el resultado del Referéndum Revocatorio Presidencial del 15 de agosto del 2004. Dichas misiones junto con varios negocios petroleros con Cuba, han hecho posible transferir una parte de la renta hacia el rescate del socialismo del país hermano. Con la renta petrolera, Chávez importa todo tipo de productos y servicios que “los oligarcas” se niegan a suministrarle. La renta petrolera y el petróleo, tan costoso para los pueblos de América Latina y el Caribe, pueden comprometer lealtades en la realización de la “gran revolución regional”.
De manera que, ante el fracaso de los partidos comunistas y obreros en la implementación del socialismo en la URSS, Europa Oriental, China e indochina, Hugo Chávez y sus teóricos en economía y desarrollo socialistas (Jorge Giordani, Alí Rodríguez y Muller Rojas, pasando por Heinz Dieterich, Rodrigo Cabezas y Haiman el Troudi, hasta llegar a Mari Pili que también ejerce un esfuerzo, entre otros) hacen un “extraordinario aporte” a la formulación de este socialismo, agregándole una categoría mágica. Esto es: la renta petrolera. Pero con una condición; los precios del crudo no pueden bajar hasta el 2021.
Cabe recordarles a estos protagonistas del denominado socialismo petrolero (para otros, socialismo “bolivariano”) que la renta se forma en el mercado petrolero global, el cual, no sólo es capitalista, sino de una dimensión “imperialista”. Esto es: con la participación de potencias como EE UU, China y Rusia. De manera que, en adición a otros factores menos categóricos como la especulación, la demanda del crudo y su conflictividad constituyen las dos categorías fundamentales que inciden en su cotización. Por lo tanto, cualquier acción destinada a la restricción de la oferta del petróleo y/o al incremento de su conflictividad contribuye al aumento de su precio.
Ahora bien, el discurso mundial de la prioridad de la guerra sobre la diplomacia parece agotarse. Su principal promotor y protagonista George W Bush está de salida sin dejar un sucesor. Durante las campañas actualmente en desarrollo para la escogencia de los candidatos presidenciales de los partidos demócrata y republicano no se habla de guerra ni de conflictos, sino de cómo resolverlos. En el Medio Oriente, la situación de alto riesgo que alcanzó su máximo nivel durante el 2006 y parte del 2007, presenta hoy un panorama menos crítico. En Irán la propia oposición islámica encabezada por líderes como los ex-presidentes Khatami y Rafsanjani se ha venido constituyendo en un factor adverso al conflictivo presidente Mahmoud Ahmadi Nejad. En cuanto al presidente Hugo Chávez, los fracasos a escala nacional en materia política, social y económica, aunados a los reveses políticos y geopolíticos en la región, han contribuido al debilitamiento de su poder como factor catalizador de la conflictividad. Hoy, Hugo Chávez es percibido como un factor político y geopolítico vulnerable y bastante disminuido.
Si a esta realidad se agrega la posibilidad de un estallido de cierta dimensión en la economía mundial, algo así como una recesión, entonces los precios del petróleo se verían comprometidos. Frente a semejante posibilidad Hugo Chávez y sus principales colaboradores del “socialismo petrolero” tendrían poco margen de maniobra para lidiar con una renta petrolera sensiblemente disminuida. Habría problemas, con las misiones, con las importaciones subsidiadas de rubros básicos como los alimentos, con el “banco central paralelo” del presidente hacia donde fluyen las reservas “excedentarias”, con los negocios petroleros y no petroleros con Cuba y en general, con la geopolítica petrolera regional del presidente Chávez.
No es justo ni ético de parte de quienes se autodenominan socialistas generar expectativas e ilusiones en importantes sectores de los pueblos de Venezuela y el resto de América Latina & el Caribe, acerca del “socialismo petrolero”, cuando éste depende de una categoría en nada socialista, como la renta de los hidrocarburos. La historia reciente nos habla del trágico fracaso de ese “socialismo” después del colapso de la renta en 1986. Un ejemplo dramático es el nefasto final del Irak baathista de Saddam Houssein. En este mismo sentido, pocos han advertido que la merma vertical ocurrida ese año en los precios del petróleo, fue un importante catalizador en la disolución de la URSS, para entonces primer país productor de crudo en el mundo.
Los venezolanos debemos plantearnos la siguiente interrogante: si para los actuales niveles de ingresos petroleros el número uno del “socialismo petrolero” se pregunta “asombrado” sobre el por qué del desastre de las cárceles, el desabastecimiento y la inflación, la inseguridad personal, la ineficiencia administrativa del Estado y la corrupción, entre otros problemas, entonces ¿cómo sería su “asombro” si la renta petrolera llagara a colapsar?
Dios nos libre de otro enero negro como el de 1986.
Ex-Gobernador por Venezuela ante la OPEP
El lunes 21 de enero del año en curso las bolsas del mundo experimentaron un día de pánico. La crisis de la cual se ha venido hablando durante los últimos meses parece haber tenido su primer “pequeño” estallido. En cuanto a nuestro país, no obstante el fenómeno parece haberse sentido muy poco, los efectos de esta crisis global en gestación prometen para el momento del parto realidades dramáticas que pueden producir sobresaltos en los promotores del “socialismo petrolero”.
Con la renta petrolera, fueron posibles las misiones (Robinson, Barrio Adentro, Identidad, etcétera), las cuales se constituyeron en un factor clave en el resultado del Referéndum Revocatorio Presidencial del 15 de agosto del 2004. Dichas misiones junto con varios negocios petroleros con Cuba, han hecho posible transferir una parte de la renta hacia el rescate del socialismo del país hermano. Con la renta petrolera, Chávez importa todo tipo de productos y servicios que “los oligarcas” se niegan a suministrarle. La renta petrolera y el petróleo, tan costoso para los pueblos de América Latina y el Caribe, pueden comprometer lealtades en la realización de la “gran revolución regional”.
De manera que, ante el fracaso de los partidos comunistas y obreros en la implementación del socialismo en la URSS, Europa Oriental, China e indochina, Hugo Chávez y sus teóricos en economía y desarrollo socialistas (Jorge Giordani, Alí Rodríguez y Muller Rojas, pasando por Heinz Dieterich, Rodrigo Cabezas y Haiman el Troudi, hasta llegar a Mari Pili que también ejerce un esfuerzo, entre otros) hacen un “extraordinario aporte” a la formulación de este socialismo, agregándole una categoría mágica. Esto es: la renta petrolera. Pero con una condición; los precios del crudo no pueden bajar hasta el 2021.
Cabe recordarles a estos protagonistas del denominado socialismo petrolero (para otros, socialismo “bolivariano”) que la renta se forma en el mercado petrolero global, el cual, no sólo es capitalista, sino de una dimensión “imperialista”. Esto es: con la participación de potencias como EE UU, China y Rusia. De manera que, en adición a otros factores menos categóricos como la especulación, la demanda del crudo y su conflictividad constituyen las dos categorías fundamentales que inciden en su cotización. Por lo tanto, cualquier acción destinada a la restricción de la oferta del petróleo y/o al incremento de su conflictividad contribuye al aumento de su precio.
Ahora bien, el discurso mundial de la prioridad de la guerra sobre la diplomacia parece agotarse. Su principal promotor y protagonista George W Bush está de salida sin dejar un sucesor. Durante las campañas actualmente en desarrollo para la escogencia de los candidatos presidenciales de los partidos demócrata y republicano no se habla de guerra ni de conflictos, sino de cómo resolverlos. En el Medio Oriente, la situación de alto riesgo que alcanzó su máximo nivel durante el 2006 y parte del 2007, presenta hoy un panorama menos crítico. En Irán la propia oposición islámica encabezada por líderes como los ex-presidentes Khatami y Rafsanjani se ha venido constituyendo en un factor adverso al conflictivo presidente Mahmoud Ahmadi Nejad. En cuanto al presidente Hugo Chávez, los fracasos a escala nacional en materia política, social y económica, aunados a los reveses políticos y geopolíticos en la región, han contribuido al debilitamiento de su poder como factor catalizador de la conflictividad. Hoy, Hugo Chávez es percibido como un factor político y geopolítico vulnerable y bastante disminuido.
Si a esta realidad se agrega la posibilidad de un estallido de cierta dimensión en la economía mundial, algo así como una recesión, entonces los precios del petróleo se verían comprometidos. Frente a semejante posibilidad Hugo Chávez y sus principales colaboradores del “socialismo petrolero” tendrían poco margen de maniobra para lidiar con una renta petrolera sensiblemente disminuida. Habría problemas, con las misiones, con las importaciones subsidiadas de rubros básicos como los alimentos, con el “banco central paralelo” del presidente hacia donde fluyen las reservas “excedentarias”, con los negocios petroleros y no petroleros con Cuba y en general, con la geopolítica petrolera regional del presidente Chávez.
No es justo ni ético de parte de quienes se autodenominan socialistas generar expectativas e ilusiones en importantes sectores de los pueblos de Venezuela y el resto de América Latina & el Caribe, acerca del “socialismo petrolero”, cuando éste depende de una categoría en nada socialista, como la renta de los hidrocarburos. La historia reciente nos habla del trágico fracaso de ese “socialismo” después del colapso de la renta en 1986. Un ejemplo dramático es el nefasto final del Irak baathista de Saddam Houssein. En este mismo sentido, pocos han advertido que la merma vertical ocurrida ese año en los precios del petróleo, fue un importante catalizador en la disolución de la URSS, para entonces primer país productor de crudo en el mundo.
Los venezolanos debemos plantearnos la siguiente interrogante: si para los actuales niveles de ingresos petroleros el número uno del “socialismo petrolero” se pregunta “asombrado” sobre el por qué del desastre de las cárceles, el desabastecimiento y la inflación, la inseguridad personal, la ineficiencia administrativa del Estado y la corrupción, entre otros problemas, entonces ¿cómo sería su “asombro” si la renta petrolera llagara a colapsar?
Dios nos libre de otro enero negro como el de 1986.
Etiquetas: Energía y Petróleo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home