Los Restos del Libertador y de la Patria en la Picota
Por: Freddy Siso - Cineasta
“Mi corazón ve con tristeza el horrible futuro de una patria que sucumbe ante la mezquindad de los intereses personales”… Simón Bolívar.
Carta a Manuela Saénz, 24 de octubre de 1824
Hoy, a más de ciento setenta y siete años de la muerte del Libertador, ¿tiene sentido que el presidente Chávez presuma que fue asesinado? ¿Tiene alguna importancia negarlo o sospecharlo, de acuerdo a la opinión de algunos “eruditos”?
Hace algún tiempo escribí un cuento titulado: Sebastiana (aún sin publicar), en donde afirmo, que fue en Cúcuta, donde le inocularon a Simón Bolívar, la tisis, a través de un escupitajo que cargaba una copa de vino. Demás está decir, que Bolívar tuvo muchos enemigos, incluso más allá de las fronteras de la Gran Colombia. De manera que si lo infectaron con la intención de asesinarlo, no tiene nada de extraño que haya sucedido en esos tiempos. Si asesinaron al Abel de América ¿por qué no al Libertador si tenía tantos enemigos? Lo que no tiene sentido en todo lo planteado, es tratar de probar el por qué de esa muerte, ciento setenta y siete años después.
Pero más grave aún, es la angustia del presidente Chávez, respecto a los restos que reposan en el sarcófago del Panteón Nacional; si son o no los de Bolívar.
¿Qué significaran estas dos propuestas, en boca de un militar como Chávez, después del 2D? Presumo que la intención -en el primer caso- es el de acusar a la oligarquía colombiana, de un “asesinato” perpetrado, hace más de ciento setenta y siete años. Cosa que traería como consecuencia, nuevos roces diplomáticos y una profundización del malestar entre las dos naciones; amen de lo que acaba de significar el fulano “rescate humanitario.”
Pero, ¿qué pasará en la psiquis del venezolano, si se llegara a probar que los restos que descansan en el Panteón Nacional, no pertenecen al Libertador?
Desde 1842, veneramos esos restos, y arribaron a Venezuela, venidos desde Colombia, después de diversos rechazos, tanto de autoridades venezolanas, como colombianas; las mismas se oponían a que los restos del Padre de la Patria, descansaran en su tierra natal.
Pero volvamos a la psiquis: ¿qué pasaría en cada uno de nosotros, si los restos venerados, no son los de Bolívar? ¿Valdría la pena decirle a toda una Nación, que ha vivido engañada por más de ciento cincuenta años? ¿Qué será preferible: dejar las cosas tal cual como están o descifrar una posible “mentira”? Podría ser que el Panteón Nacional, quedara sin sarcófago y sin restos venerables.
La megalomanía, es una idea delirante de grandeza. ¿Hacia donde apunta Chávez… hacia la verdad?.. La manía de la megalomanía.
Siento que hay cosas tan delicadas para una Nación o para la identidad cultural de cada individuo, que jamás se deben tocar, independientemente de que nos guste o no. Por ejemplo: ¿tiene algún sentido cambiarle el nombre a Caracas, a Cumana, a Coro? ¿Al cerro del Ávila? O esa necedad de creer que los merideños vamos a llamar al Pico del Águila, Collado del Cóndor.
Así como existen identidades geográficas para los pueblos, también existen identidades visuales y de lugar: la plaza Bolívar de Caracas, la Mérida o Bogotá. También existen identidades psíquicas, como es el sarcófago con los restos del Padre de la Patria en el Panteón Nacional o el monumento a la Batalla de Carabobo.
Una supuesta revolución, no tiene el derecho de poner en duda la Identidad de una Nación, revisando y cambiándole valores intrínsicos que sólo responden a caprichos particulares de grandeza.
Ese tipo de cosas, lo que nos va a traer es más desarraigo, menos querencias para con Venezuela y un preocupante no me importa. En todo caso, la megalomanía es una enfermedad que nos puede llevar exactamente a eso, al desarraigo nacional.
Por: Freddy Siso - Cineasta
“Mi corazón ve con tristeza el horrible futuro de una patria que sucumbe ante la mezquindad de los intereses personales”… Simón Bolívar.
Carta a Manuela Saénz, 24 de octubre de 1824
Hoy, a más de ciento setenta y siete años de la muerte del Libertador, ¿tiene sentido que el presidente Chávez presuma que fue asesinado? ¿Tiene alguna importancia negarlo o sospecharlo, de acuerdo a la opinión de algunos “eruditos”?
Hace algún tiempo escribí un cuento titulado: Sebastiana (aún sin publicar), en donde afirmo, que fue en Cúcuta, donde le inocularon a Simón Bolívar, la tisis, a través de un escupitajo que cargaba una copa de vino. Demás está decir, que Bolívar tuvo muchos enemigos, incluso más allá de las fronteras de la Gran Colombia. De manera que si lo infectaron con la intención de asesinarlo, no tiene nada de extraño que haya sucedido en esos tiempos. Si asesinaron al Abel de América ¿por qué no al Libertador si tenía tantos enemigos? Lo que no tiene sentido en todo lo planteado, es tratar de probar el por qué de esa muerte, ciento setenta y siete años después.
Pero más grave aún, es la angustia del presidente Chávez, respecto a los restos que reposan en el sarcófago del Panteón Nacional; si son o no los de Bolívar.
¿Qué significaran estas dos propuestas, en boca de un militar como Chávez, después del 2D? Presumo que la intención -en el primer caso- es el de acusar a la oligarquía colombiana, de un “asesinato” perpetrado, hace más de ciento setenta y siete años. Cosa que traería como consecuencia, nuevos roces diplomáticos y una profundización del malestar entre las dos naciones; amen de lo que acaba de significar el fulano “rescate humanitario.”
Pero, ¿qué pasará en la psiquis del venezolano, si se llegara a probar que los restos que descansan en el Panteón Nacional, no pertenecen al Libertador?
Desde 1842, veneramos esos restos, y arribaron a Venezuela, venidos desde Colombia, después de diversos rechazos, tanto de autoridades venezolanas, como colombianas; las mismas se oponían a que los restos del Padre de la Patria, descansaran en su tierra natal.
Pero volvamos a la psiquis: ¿qué pasaría en cada uno de nosotros, si los restos venerados, no son los de Bolívar? ¿Valdría la pena decirle a toda una Nación, que ha vivido engañada por más de ciento cincuenta años? ¿Qué será preferible: dejar las cosas tal cual como están o descifrar una posible “mentira”? Podría ser que el Panteón Nacional, quedara sin sarcófago y sin restos venerables.
La megalomanía, es una idea delirante de grandeza. ¿Hacia donde apunta Chávez… hacia la verdad?.. La manía de la megalomanía.
Siento que hay cosas tan delicadas para una Nación o para la identidad cultural de cada individuo, que jamás se deben tocar, independientemente de que nos guste o no. Por ejemplo: ¿tiene algún sentido cambiarle el nombre a Caracas, a Cumana, a Coro? ¿Al cerro del Ávila? O esa necedad de creer que los merideños vamos a llamar al Pico del Águila, Collado del Cóndor.
Así como existen identidades geográficas para los pueblos, también existen identidades visuales y de lugar: la plaza Bolívar de Caracas, la Mérida o Bogotá. También existen identidades psíquicas, como es el sarcófago con los restos del Padre de la Patria en el Panteón Nacional o el monumento a la Batalla de Carabobo.
Una supuesta revolución, no tiene el derecho de poner en duda la Identidad de una Nación, revisando y cambiándole valores intrínsicos que sólo responden a caprichos particulares de grandeza.
Ese tipo de cosas, lo que nos va a traer es más desarraigo, menos querencias para con Venezuela y un preocupante no me importa. En todo caso, la megalomanía es una enfermedad que nos puede llevar exactamente a eso, al desarraigo nacional.
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