Grandes mentiras, falsas verdades
Por: José Rafael López Padrino
La mentira, la manipulación y la falsificación de la historia constituyen herramientas imprescindibles de todos los procesos fascistas. El gran maestro de la propaganda nazi Joseph Paul Goebbels teorizó sobre este tema y llegó hasta afirmar que "las grandes mentiras son más fáciles de creer que las pequeñas, debido a su efecto de shock y a su audacia". A sesenta y tres años de la aniquilación teórica del fascismo, los venezolanos contemplamos cómo una casta militar/cívica ha reeditado viejas prácticas goebbelianas. Se han dado a la tarea de construir frases artificiales, carentes de contenido ideológico, pero de un profundo carácter alienante a fin de establecer las bases socio-político-culturales de la sumisión y la obediencia de la población.
Los actuales gobernantes han hecho suya una de las formas más utilizadas por los fascistas para la distorsión de la verdad, la "mentira afirmativa", es decir la proclamación de intenciones, hechos y relaciones que revisten el cariz de una verdadera convicción. La propaganda del régimen sigue religiosamente las pautas goebbelianas, la falacia permanente, aprovechándose de la fácil credibilidad y pronto olvido de las masas populares. Ha sido la repetición incesante de slogans vacíos, unida a una simplificación exagerada de los hechos. No se trata de argumentar diferencias, de expresar posturas ideológicas, sino de establecer dicotomías claras: positivo o negativo, el bien o el mal, amigo o enemigo, verdad o mentira, patriota o antipatriota, etc. Es decir afirmaciones categóricas en vez de demostraciones, persuasión forzosa, en lugar de conocimiento. Pero además, fundamentando el contenido de las mismas en el establecimiento de nexos emocionales entre el sujeto y la figura mesiánica del tte coronel.
Las mentiras afirmativas del tte coronel han sido incontables. Unas más estrafalarias que otras: "Hemos salvado a Venezuela del desastre", "Nosotros queremos la verdadera paz", "Nuestro gobierno es obrerista", "En el país existe la mayor libertad de expresión", "En Venezuela existe una total independencia de los poderes", "El caso del maletín de Antonini es una conspiración de la CIA y del FBI", "Hemos desarticulado un nuevo magnicidio", "La invasión de los gringos es inminente", etc.
Pero este andamiaje fraudulento ha contado con el apoyo de comunicadores sociales gobierneros, castrados y vasallos que actúan permanentemente en defensa de los poderes establecidos. Que reptan tras las botas del comandante aprisionados en una maraña de "certezas y verdades oficiales" que nunca son comprobadas o verificadas (conspiraciones, magnicidios, planes desestabilizadores, invasión de los marines, etc.) pero sí repetidas hasta el cansancio.
Este perverso plan persigue la implantación de un férreo control social, acompañado de un ambiente de intimidación y de terror policíaco-militar, que pretende convertir a los venezolanos en un verdadero rebaño de ciudadanos dóciles y eunucos, dispuestos a complacer al inquilino del Palacio de Misia Jacinta en todos sus dislates.
Los actuales gobernantes han hecho suya una de las formas más utilizadas por los fascistas para la distorsión de la verdad, la "mentira afirmativa", es decir la proclamación de intenciones, hechos y relaciones que revisten el cariz de una verdadera convicción. La propaganda del régimen sigue religiosamente las pautas goebbelianas, la falacia permanente, aprovechándose de la fácil credibilidad y pronto olvido de las masas populares. Ha sido la repetición incesante de slogans vacíos, unida a una simplificación exagerada de los hechos. No se trata de argumentar diferencias, de expresar posturas ideológicas, sino de establecer dicotomías claras: positivo o negativo, el bien o el mal, amigo o enemigo, verdad o mentira, patriota o antipatriota, etc. Es decir afirmaciones categóricas en vez de demostraciones, persuasión forzosa, en lugar de conocimiento. Pero además, fundamentando el contenido de las mismas en el establecimiento de nexos emocionales entre el sujeto y la figura mesiánica del tte coronel.
Las mentiras afirmativas del tte coronel han sido incontables. Unas más estrafalarias que otras: "Hemos salvado a Venezuela del desastre", "Nosotros queremos la verdadera paz", "Nuestro gobierno es obrerista", "En el país existe la mayor libertad de expresión", "En Venezuela existe una total independencia de los poderes", "El caso del maletín de Antonini es una conspiración de la CIA y del FBI", "Hemos desarticulado un nuevo magnicidio", "La invasión de los gringos es inminente", etc.
Pero este andamiaje fraudulento ha contado con el apoyo de comunicadores sociales gobierneros, castrados y vasallos que actúan permanentemente en defensa de los poderes establecidos. Que reptan tras las botas del comandante aprisionados en una maraña de "certezas y verdades oficiales" que nunca son comprobadas o verificadas (conspiraciones, magnicidios, planes desestabilizadores, invasión de los marines, etc.) pero sí repetidas hasta el cansancio.
Este perverso plan persigue la implantación de un férreo control social, acompañado de un ambiente de intimidación y de terror policíaco-militar, que pretende convertir a los venezolanos en un verdadero rebaño de ciudadanos dóciles y eunucos, dispuestos a complacer al inquilino del Palacio de Misia Jacinta en todos sus dislates.
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