La economía bajo Giordani y Rodríguez Araque
Por: Orlando Ochoa
¿Qué puede pasar por la mente de los responsables de la situación económica del país luego de la caída de los precios petroleros? Jorge Giordani, ministro de Planificación, recordó recientemente que el “Socialismo es escasez”. Parece una preparación consciente para los esperados fracasos de las empresas estatales, las nuevas y las viejas. No tiene una sola idea para hacerlas mejor, con rendición de cuentas, sin corrupción en las ventas, contratos de proveedores ni aprovechamiento indebido del diferencial cambiario. Sin incentivos a producir con eficiencia, no hay acumulación de conocimiento ni desarrollo de capacidad productiva. Al presentarse el racionamiento de divisas, aparecen los mercados negros y la corrupción. Lo entendieron los rusos y chinos. Sin embargo, los intelectuales detrás del proyecto socialista bolivariano, aún se encuentran a años luz de distancia de lograr comprender esto.
La respuesta dogmatica de Giordani frente a la crisis venezolana es que “no va a pasar nada desde el punto de vista productivo”, incluso habla de un “efecto moralizante” (Ultimas Noticias 29-3-09) al bajar el precio de $60 a $40 como base del Presupuesto Nacional de 2009. La PDVSA de Rafael Ramírez maneja la oferta de divisas en los dos mercados cambiarios, oficial y paralelo, con un diferencial cercano al 200%. Cuando CADIVI restringe la entrega de divisas oficiales al sector privado, estos recurren al mercado cambiario paralelo, con incertidumbre sobre el futuro, pues está operado sin escrúpulos y sin supervisión, lo cual perjudica el aparato productivo y eleva la inflación. Asombrosamente, en otra parte de la misma entrevista Giordani dice “no sé decir mentiras”.
Las acciones y omisiones de Alí Rodríguez Araque, ministro de Economía y Finanzas, revelan mucho también. Rodríguez Araque sabe que desde 2002 sus cuatro predecesores convirtieron al Ministerio en un antro de negociados financieros para favorecer intereses privados, con bonos de deuda pública, notas estructuradas y colocaciones de depósitos gubernamentales en la banca privada. No sólo no ha hecho nada al respecto, sino que mantiene al ministerio postrado, dirigido en la práctica por operadores militares de los recursos financieros que le rinden cuenta directamente a Hugo Chávez. Es lógico pensar que Rodríguez Araque también comparte información de la forma cómo Ramírez conduce a PDVSA, con ineptitud, corrupción generalizada y caos.
¿Cómo esperan siquiera tener la posibilidad de construir una sociedad más equitativa en medio del enriquecimiento de un clan cívico-militar en negocios financieros, petroleros, en la cadena de alimentos y en especulación cambiaria junto con enormes distorsiones económicas? Las consecuencias para Venezuela no parecen sensibilizarlos un ápice, ni tampoco el peso de sus responsabilidades activas o complicidades pasivas.
Quizás la terca convicción de Rodríguez Araque y Gordani en el socialismo estatista sea la forma de expresión de un igualitarismo primitivo, originado en las experiencias y resentimientos de sus historias personales, ajenas a la razón y al daño a la Nación. Estos hombres, como Juan Peña, el personaje de Pedro Emilio Coll que también llega a ser diputado y ministro en el cuento “El Diente Roto”, solo mantienen actitudes de hombres sabios y profundos. En realidad son personajes acomodaticios frente a las circunstancias, sin sueños ni aspiraciones de cambiar nada, cómplices, con grosera indiferencia al estruendoso fracaso socioeconómico en marcha y al sufrimiento de millones de venezolanos que ello conllevará. Es cierto que Gramsci reconoció un papel para las ideas de Nicolás Maquiavelo en el partido comunista, pero al usarlas como la única guía de la acción política, sin principios de ningún tipo, se llega a la inmoralidad política absoluta.
¿Qué puede pasar por la mente de los responsables de la situación económica del país luego de la caída de los precios petroleros? Jorge Giordani, ministro de Planificación, recordó recientemente que el “Socialismo es escasez”. Parece una preparación consciente para los esperados fracasos de las empresas estatales, las nuevas y las viejas. No tiene una sola idea para hacerlas mejor, con rendición de cuentas, sin corrupción en las ventas, contratos de proveedores ni aprovechamiento indebido del diferencial cambiario. Sin incentivos a producir con eficiencia, no hay acumulación de conocimiento ni desarrollo de capacidad productiva. Al presentarse el racionamiento de divisas, aparecen los mercados negros y la corrupción. Lo entendieron los rusos y chinos. Sin embargo, los intelectuales detrás del proyecto socialista bolivariano, aún se encuentran a años luz de distancia de lograr comprender esto.
La respuesta dogmatica de Giordani frente a la crisis venezolana es que “no va a pasar nada desde el punto de vista productivo”, incluso habla de un “efecto moralizante” (Ultimas Noticias 29-3-09) al bajar el precio de $60 a $40 como base del Presupuesto Nacional de 2009. La PDVSA de Rafael Ramírez maneja la oferta de divisas en los dos mercados cambiarios, oficial y paralelo, con un diferencial cercano al 200%. Cuando CADIVI restringe la entrega de divisas oficiales al sector privado, estos recurren al mercado cambiario paralelo, con incertidumbre sobre el futuro, pues está operado sin escrúpulos y sin supervisión, lo cual perjudica el aparato productivo y eleva la inflación. Asombrosamente, en otra parte de la misma entrevista Giordani dice “no sé decir mentiras”.
Las acciones y omisiones de Alí Rodríguez Araque, ministro de Economía y Finanzas, revelan mucho también. Rodríguez Araque sabe que desde 2002 sus cuatro predecesores convirtieron al Ministerio en un antro de negociados financieros para favorecer intereses privados, con bonos de deuda pública, notas estructuradas y colocaciones de depósitos gubernamentales en la banca privada. No sólo no ha hecho nada al respecto, sino que mantiene al ministerio postrado, dirigido en la práctica por operadores militares de los recursos financieros que le rinden cuenta directamente a Hugo Chávez. Es lógico pensar que Rodríguez Araque también comparte información de la forma cómo Ramírez conduce a PDVSA, con ineptitud, corrupción generalizada y caos.
¿Cómo esperan siquiera tener la posibilidad de construir una sociedad más equitativa en medio del enriquecimiento de un clan cívico-militar en negocios financieros, petroleros, en la cadena de alimentos y en especulación cambiaria junto con enormes distorsiones económicas? Las consecuencias para Venezuela no parecen sensibilizarlos un ápice, ni tampoco el peso de sus responsabilidades activas o complicidades pasivas.
Quizás la terca convicción de Rodríguez Araque y Gordani en el socialismo estatista sea la forma de expresión de un igualitarismo primitivo, originado en las experiencias y resentimientos de sus historias personales, ajenas a la razón y al daño a la Nación. Estos hombres, como Juan Peña, el personaje de Pedro Emilio Coll que también llega a ser diputado y ministro en el cuento “El Diente Roto”, solo mantienen actitudes de hombres sabios y profundos. En realidad son personajes acomodaticios frente a las circunstancias, sin sueños ni aspiraciones de cambiar nada, cómplices, con grosera indiferencia al estruendoso fracaso socioeconómico en marcha y al sufrimiento de millones de venezolanos que ello conllevará. Es cierto que Gramsci reconoció un papel para las ideas de Nicolás Maquiavelo en el partido comunista, pero al usarlas como la única guía de la acción política, sin principios de ningún tipo, se llega a la inmoralidad política absoluta.
Etiquetas: Análisis Económico
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