¡MUERA LA INTELIGENCIA¡

Por Richard Casanova

Uno de los episodios emblemáticos del talante autoritario del militarismo fascista es el altercado protagonizado por el General Millán-Astray en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, para entonces bajo la rectoría de Don Miguel de Unamuno. El 12 de Octubre de 1936 al celebrarse el Día de la Raza, se escucharon las voces del Obispo de Salamanca y algunos intelectuales, que con suma elocuencia alertaban sobre el cariz que estaba tomando la guerra civil y se cuestionaba la idea de calificar a Cataluña y al País Vasco como “cánceres en el cuerpo de la nación”, los cuales por supuesto “El fascismo, que es el sanador de España, sabrá exterminarlas cortando en carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismo”. Frente a esas expresiones de disidencia, la respuesta de Millán-Astray fue “Muera la inteligencia”…. “Viva la muerte”…”Mueran los intelectuales”… Consignas que fueron coreadas por los grupos fanáticos que acompañaban al –para el momento- asesor del dictador Francisco Franco.

Uno comprende entonces que el secuestro del Teresa Carreño, del Poliedro y del Teatro Municipal, el arrebato del Ateneo, la satanización de la iglesia, el insulto permanente a la intelectualidad y toda esa larguísima cadena de hechos que evidencian la decadencia de la cultura en Venezuela, no son eventos aislados, sino que expresan la naturaleza de un régimen de marcado signo militarista e inocultable inclinación fascista. El corolario de esta tragedia es la constante amenaza a la Libertad de Expresión, cuya más reciente manifestación es la amenaza de cierre de Globovisión.

Que el fascismo español quisiera borrar del mapa a Cataluña y al País Vasco, no es muy distinto a lo que el Teniente Coronel Chávez Frías quisiera hacer con el Zulia, Táchira, Carabobo o la Gran Caracas. En la Cuba de Fidel, la España franquista y la Venezuela Chavista, encontramos como triste coincidencia el uso de consignas que evocan la muerte y promueven la violencia. Los facciosos que acompañaban a Millán-Astray no son muy distintos a los CDR cubanos o grupos violentos chavistas como ¨La Piedrita” o la narco-guerrillera “Fuerza Bolivariana de Liberación”, entre otros. ¿Será una simple coincidencia que el Teniente Coronel desprecie al movimiento estudiantil y estimule la violencia contra las universidades?

En Salamanca, un escolta del General Millán-Astray trató de intimidar al Rector Miguel de Unamuno con una ametralladora. La respuesta de Unamuno, sin amedrentarse, fue defender a la universidad: "éste es el templo de la inteligencia…. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España". Exaltado, Millán-Astray exclamaba: ¡Muera la inteligencia! Este legado de Unamuno es lo que queremos rescatar hoy, cuando también luce inútil pedirle al Teniente Coronel que piense en Venezuela.