Soberanía o patraña goebbeliana
Por: José Rafael López Padrino
El tte coronel, una vez más, apela al perverso juego de la guerra, como una herramienta para la continuación de su proyecto político. Su fabulación goebbeliana lo lleva a denunciar un inminente ataque colombo-norteamericano.
.La infundada amenaza bélica surge a raíz de la cuestionada decisión del gobierno de Álvaro Uribe, de permitir el uso de instalaciones militares colombianas para la operatividad de unidades gringas, que estaban estacionados en la base de Manta (Ecuador).
El establecimiento de bases militares gringas en Colombia merece la más enérgica condena, al igual que lo fue la presencia de naves y personal militar ruso en territorio venezolano (cooperación militar ruso-venezolana). Estas nuevas bases militares, aunadas a la IV flota, y a las ya existentes en El Salvador, Aruba, Curazao y Cuba, constituyen el esqueleto militar intervencionista del Tío Sam en la región. Estas nuevas instalaciones no alteran la capacidad ofensiva norteamericana, pues la base de Palanquero reemplazaría a la de Manta, y las de Apiay, Malambo, Tolemaida y Larandia cuentan con presencia estadounidense desde hace tiempo como parte del Plan Colombia. De allí que resulta un contrasentido la fantasmagórica amenaza militar expresada por el huidizo de Miraflores.
Una hipotética invasión militar gringa, la cual no requeriría de las bases colombianas, resulta más que improbable por la política antisoberana del gobierno en materia energética (entrega de la Plataforma Deltana a la Chevron-Texaco, la transformación de las asociaciones de la Faja del Orinoco en empresas mixtas), y la demostración de ser un seguro suplidor de petróleo al imperio. Además, las empantanadas guerras en Irak y Afganistán y la renuencia del electorado americano a arriesgar la vida de sus militares en conflictos distantes, hacen aún más inviable una posible invasión.
El tte coronel, con esta nueva amenaza de guerra, desea distraer la atención del país en torno a problemas fundamentales como la salud, la educación, la vivienda, la inseguridad personal, la libertad de expresión, etc. Pretende desmovilizar a los trabajadores en sus justos reclamos laborales, desviar al movimiento popular en sus valerosas luchas en contra de la militarización de sus ambulatorios, escuelas y espacios culturales, apartar a los estudiantes y docentes de su titánico batallar a favor de una educación plural, no militarizada. Igualmente, redoblar sus controles internos, bajo la excusa de la defensa de la Patria. El felón de Misia Jacinta juega a la aventura belicista del dictador Leopoldo Galtieri, quien se embarcó en el ataque a las islas Malvinas (1982) para apaciguar el descontento popular que en ese momento lo abrumaba.
Hoy, el tte coronel, presionado por una severa crisis económica (inflación y recesión), y por la pérdida de su popularidad, recurre al mismo patrioterismo de quincalla de su camarada Galtieri, a fin de oxigenar su decadente liderazgo, y su fallida y errática gestión de gobierno.
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