Venezuela: El colaboracionismo
Por: Saul Godoy Gómez
Gráfica: Presidente del CLENE Condecora a Aristóbulo
Cuando las generaciones futuras quieran comprender qué pasó con nuestra sociedad en esta primera década del siglo XXI, cuando el totalitarismo echó raíces profundas, se encontrarán que una de las razones para el "éxito" de la revolución chavista fue el colaboracionismo. Se trata de un factor siempre presente durante las tiranías, cuando no es por miedo o por interés, las personas sucumben a colaborar con el régimen que los oprime, por medio de "razones" que justifican el mantenimiento de un estado de cosas, incluso si está plagada de violencia y absurdos.
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Quienes han estudiado el colaboracionismo como es el caso de Claude Lefort, Hannah Arendt y Giovanni Sartori se han encontrado que buena parte de estas excusas para no actuar en contra del régimen, para que fracase la resistencia y que perduren los dictadores, son elaboradas precisamente por quienes supuestamente pertenecen a la oposición, peor aún, por los intelectuales y líderes de opinión que deberían ser los primeros en luchar por la libertad, por explicar cómo salir de las garras que tiene atrapada a la sociedad. La mayor parte de estos argumentos cómplices, son claramente sofismas, excusas irracionales para darles largas al asunto, para evitar que se den las soluciones adecuadas, muchas de ellas requieren no solo de coraje, sino de sacrificio, al que muchos líderes no están dispuestos.
Se ha impuesto la tesis del pacifismo a ultranza, de un formalismo y una legalidad absurda, del demócrata que juega a la democracia aun cuando ésta no exista, de la protesta sin sentido y sin respuesta, ajustada a las normas que dicta el Gobierno, se esgrimen argumentos que desafían no solo al sentido común sino a nuestra tradición por el juego limpio, irnos una y otra vez a encuentros electorales con las cartas marcadas, con el árbitro vendido y el resultado asegurado de antemano, y distrayéndonos de las verdaderas acciones que pueden acabar con el oprobio, pareciera que nos creímos la acusación del Gobierno de que somos golpistas, y para demostrar que no somos, le rogamos al tirano que respete nuestros derechos y soportamos cualquier humillación y carencia.
Ha pasado una larga década cayéndonos a embustes, buscando la excusa para no actuar, bailando a la música que nos toca el tirano, todo esto es colaboracionismo, dejamos que nos exploten y nos quiten lo nuestro, permitimos que nos arrinconen y hemos llegado al límite de lo soportable, estamos entregándole nuestros hijos a un desgobierno para que nos los maten como animales… y seguimos escuchando, a la misma gente que se dicen nuestros líderes, que tenemos que aguantarlo en nombre de unos principios que nada valen ante la barbarie y la mentira.
Es espeluznante, pero todavía vemos a "hombres buenos" fundando consejos comunales, integrando movimientos populares pro-gobierno, haciéndose parte de las misiones y de los sindicatos rojos, atendiendo al llamado del Gobierno para organizarse para el socialismo y perpetuar a los ineptos en el poder, esos tontos útiles que creen en el avance del igualitarismo, trabajan para que el socialismo triunfe, pero se niegan a hacerse responsables de los crímenes y la estafa a la democracia. Tocqueville hace más de dos siglos se preguntaba de aquellos que colaboraban con el autoritarismo tranquilizando a la gente: "¿Porque no quitarles de una vez la perturbación de pensar y la pena de vivir?" Chávez está encantado con algunos de nuestros líderes, llamándonos a la resignación y a colaborar con éste nefasto régimen.
Etiquetas: Aristobulo Isturiz, colaboracionismo, Hannah Arendt, totalitarismo
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