EL COLAPSO DE LAS CLÍNICAS PRIVADAS
Por: Luis Fuenmayor Toro
La crisis de la atención de la salud en Venezuela, dado su agravamiento en los últimos años, está impactando fuertemente en la prestación de los servicios privados de salud y en el crecimiento del sector de los seguros de hospitalización, cirugía y maternidad. Esta situación existía ya desde la cuarta República, pero se ha profundizado en el gobierno de Chávez, cuyas políticas de salud han estado total y erróneamente sometidas a las relaciones de colaboración con Cuba, a impulsar el crecimiento de un sector financiero afecto al gobierno y a una actitud gubernamental muy prejuiciada contra los médicos y la medicina venezolanos.
La crisis de la atención de la salud en Venezuela, dado su agravamiento en los últimos años, está impactando fuertemente en la prestación de los servicios privados de salud y en el crecimiento del sector de los seguros de hospitalización, cirugía y maternidad. Esta situación existía ya desde la cuarta República, pero se ha profundizado en el gobierno de Chávez, cuyas políticas de salud han estado total y erróneamente sometidas a las relaciones de colaboración con Cuba, a impulsar el crecimiento de un sector financiero afecto al gobierno y a una actitud gubernamental muy prejuiciada contra los médicos y la medicina venezolanos.
Privilegiando los intereses del gobierno cubano, se mantiene una actividad asistencial con una doble dirección: la cubana, para lo que se llamó Barrio Adentro, y la del ministro de Salud, para los otros centros de atención. La iniciativa positiva de extender el primer nivel de atención, a los barrios populares y populosos de las ciudades y a los sitios rurales más lejanos, termina por fracasar al no poderse insertar en un sistema de salud inexistente y no efectuarse una supervisión de sus labores, que detectara sus fallas y limitaciones y sobre todo las distorsiones que ocurrieron y que terminaron por hacer inoperante lo inicialmente exitoso.
Ante la crisis de la atención médica oficial, el gobierno incrementa la utilización de los seguros de HCM, que ya venían creciendo desde el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, lo que significa que fortalece el modelo privado de atención de salud, pese a ser algo contradictorio con el discurso político del régimen. Las grandes clínicas florecen y pequeñas y medianas instituciones aparecen en barrios y urbanizaciones de todas las ciudades venezolanas. Su financiamiento proviene de los seguros de todos los funcionarios públicos, con lo que adicionalmente se favorece al sistema financiero y se promueve la aparición de una nueva burguesía a expensa de los recursos del Estado. Estas acciones producen además un encarecimiento de la prestación del servicio, se acrecienta la corrupción y se agrava la insuficiencia financiera en las instituciones oficiales.
Hoy, la situación pasa a otra fase, en la cual el sector privado hospitalario colapsa ante la gran demanda de servicios y la cada vez menor respuesta de los hospitales del Estado. Las emergencias de las clínicas caraqueñas se encuentran abarrotadas de pacientes esperando cama. En poco tiempo, los venezolanos no podremos ir a un hospital oficial, porque no existen las condiciones para una regular atención, pero tampoco nos podrán asistir en una clínica privada, pues éstas no se darán abasto al ser sobrepasadas sus capacidades. Todo esto sin analizar la pronta carencia de médicos especialistas, como resultado de la reducida formación actual de los mismos.
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