Represión y cinismo socialfascista
Por: José Rafael López Padrino
La brutal represión de que hemos sido víctimas los venezolanos a manos de los cuerpos armados del Estado y las bandas de malandros del régimen, confirma el carácter fascista del proyecto que encarna el felón de Miraflores y los lacayos que lo acompañan.
En las principales ciudades del país, efectivos de la Guardia Nacional (GN), de las Policías Estatales, y los grupos paramilitares del oficialismo, han reprimido con odio a todos aquellos que protestan por la falta de libertad de expresión, y por los racionamientos de electricidad y agua en el país. Además del uso de los gases lacrimógenos, de los perdigones, y de armas no convencionales como el “garrampiño” nombre que dio el coronel de la Guardia Nacional Antonio Benavides (ver El Nacional 28-01-10), han empleado armas de fuego a fin de aplastar de manera sangrienta las protestas sociales.
Sin embargo, lo vivido en la ciudad de Mérida, merece especial consideración. Los vecinos de los sectores Cardenal Quintero, Río Arriba, Los Apamates, Las Flores, Santo Domingo, el barrio Sucre y El Campito, de esa ciudad fueron victimas de la crueldad y la barbarie al mejor estilo de los Fasci italiani di combattimento o las Sturmabteilungen (SA), más conocidas popularmente por los "camisas pardas". Las jaurías del régimen (Tupamaros y militantes del PSUV) dispararon en contra de los estudiantes y residentes de la zona, bajo la protección de los efectivos de Polimérida y de la GN. Lamentablemente dos estudiantes fueron asesinados: Yosinio Carrillo Torres militante del PSUV y Marcos Rosales dirigente de UNT. Pero además de estos dos homicidios, cincuenta y cinco personas resultaron heridas por disparos de balas, perdigones y piedras que les fueron arrojadas a los estudiantes. Nuevas víctimas de un fascismo que se disfraza de revolución para disimular su gusto por la represión sangrienta.
Pero además, fueron incendiados catorce automóviles, así como el apartamento del dirigente estudiantil Omar Lares. La barbarie no termino allí, las sedes de la FCU, del centro de estudiantes de Derecho, de Administración, y del Decanato de FACES de la Universidad de Los Andes fueron incendiadas y saqueadas por las hordas roja-rojitas. ¿El motivo? El odio a la diversidad, el fanatismo socialfascista, la animadversión por la Universidad como instancia plural, y el desprecio a la cultura y al saber.
Estas nuevas razzias represivas forman parte de una agenda de terror que esta banda siniestra que gobierna “en nombre del pueblo” ha venido aplicando desde su llegada al poder. Por mucho que se vistan de rojo, para disimular el color negro, el Socialfascismo bolivariano conserva los mismos rasgos que tuvieron la Alemania de Hítler, la Italia de Mussolini, o la Argentina de Videla: los adversarios son encarcelados o exterminados; los líderes se mantienen eternamente en el poder, el pueblo es engañado, y manipulado; la policía y el ejército dejan de servir a la nación para servir al partido único; la economía fracasa; la libertad desaparece y la verdad es expulsada de la sociedad y de la vida cotidiana. Vivimos tiempos de fascismo, tiempos en que policías asesinos, militares cobardes y malandros con franelas rojas siembran el miedo y el terror en las filas de quienes nos oponemos a este nefasto gobierno. Esto es fascismo en estado puro, aunque, para engañar, le llamen "Socialismo del siglo XXI" o "Revolución Bolivariana".
Como en otras ocasiones el insolente inquilino de Miraflores ha expresado sus felicitaciones a los represores de la GN, y de la Policía Metropolitana "porque están cumpliendo cabalmente sus funciones” y Advirtió al gobernador de Lara de intervenir la policía regional si no reprimía las manifestaciones en su región. En su larga perorata justificó la actitud delincuencial de las hordas uniformadas acusando a los agredidos de haber provocado deliberadamente el ataque del cual fueron víctimas, de incitar al odio, a la desobediencia de las leyes, y a desestabilizar la tranquilidad de los ciudadanos venezolanos. Igualmente, manipuló la verdad al ocultar la identidad de quienes dispararon en contra de los funcionarios de la GN en la proximidad de las Residencias Domingo Salazar, durante los disturbios promovidos por las manadas socialfascistas en esa entidad. Solo le faltó felicitarlos por las acciones piromaniacas ejercidas en contra de las instalaciones de la ULA, y de modestas viviendas en esa ciudad.
Indignación genera ver a militantes que en el pasado se jugaron la vida en nombre de valores ideológicos (Alí Rodríguez, Alberto Valderrama, etc.), convertidos hoy en verdaderos bastardos postrados ante la pestilente bota militar del tte coronel y su proyecto de Estado de Seguridad Nacional -cuyos desmanes y atrocidades fueron conocidos por los hermanos del Cono Sur-. Aquí nada ha cambiado desde los tiempos de la IV República, solo los represores y su cinismo.Etiquetas: Tupamaro
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