Los apagafuegos
Por: Marienella Salazar
El actual clima político es similar al de abril de 2002. La población asfixiada por las medidas económicas, agobiada por la inseguridad y los cortes en los servicios públicos está indignada por el cierre definitivo de RCTV Internacional. En Venezuela no sólo hay una crisis económica sin precedentes, una incapacidad gubernamental manifiesta, tampoco hay Estado de Derecho y tenemos un Presidente que se comporta como dictador. Es el momento para solicitarle la renuncia antes de que termine de colapsar el país y se produzca un derramamiento de sangre en las protestas estudiantiles. Los estallidos sociales surgen de improviso como pasó con el Caracazo en 1989 y que pudo repetirse el pasado 13 de enero.
Afortunadamente, antes de que se encienda la pradera, la dirigencia opositora asume su papel de apagafuegos. El Gobierno debería agradecerlo. Esos dirigentes que intentan convencernos de que Chávez tiene que llegar a 2012, a pesar de que existen poderosas razones para evitarlo, parece no importarles el país.
Les aterra que se produzca una revuelta popular antes del 26 de septiembre que dé al traste con sus aspiraciones de salir electos para la Asamblea Nacional. Resulta grotesco el argumento de que la única salida a este régimen nefasto, corrupto, incompetente y terrorista de Chávez sea la elección parlamentaria. Ignoran el fraude montado con los nuevos circuitos electorales. La elección de diputados no es ninguna salida, es un objetivo y no significa la salvación, a no ser que aprovechen la Asamblea para reponer el Estado de Derecho, juzgar al Presidente tal como hicieron sin tener una cuarta parte de las razones que hoy nos asisten a los venezolanos con Carlos Andrés Pérez. Pero de eso no hablan. El problema es que no quieren salir de Chávez, no les parecen suficientemente graves las razones para que salga del poder en este momento, no les importa que haya consolidado una estructura parainstitucional que convirtió a Venezuela en una plataforma latinoamericana de la subversión, quieren que termine su período constitucional como si se tratara de todo un demócrata. El domingo en su programa de Globovisión, Ismael García insistió en que al presidente Chávez no hay que sacarlo sino en 2012 su pasado en el Comando Maisanta pesa demasiado, con razón hay opositores que a pesar de sus gritos en la Asamblea no terminan de aceptarlo.
A cierta dirigencia opositora le cuesta llamar las cosas por su nombre y entender que en un totalitarismo, de paso marxista, no existe la relación dialéctica gobierno-oposición propia de la democracia y mientras luchan por preservar sus espacios e intereses electorales las instituciones están vaciadas de su capacidad de ejercer el poder legítimo, como sucede con la Alcaldía Metropolitana. A los desesperados por sus curules, les decimos que hay otras salidas, como la planteada en el artículo 350 de la Constitución Nacional. Pero a los apagafuegos no les interesa activarlo.
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