¿Energía atómica en Venezuela?
Por: José Toro Hardy (El Universal Vzla)
No cabe la menor duda de que Venezuela tendrá que enfrentar las consecuencias de la irresponsabilidad de un Gobierno que durante más de una década no cumplió con sus obligaciones. Quienes nos dirigen son expertos en mentir. Sin embargo, en el caso de la crisis eléctrica no podrán ocultar su incapacidad, pues la luz eléctrica llega hasta los bombillos de todos los hogares.
Frente a la crisis planteada, el Gobierno le echa la culpa al Niño (que según ellos hay que cambiarle el nombre porque es un término capitalista), a la cuarta república, a las naciones desarrolladas, a la oligarquía, al imperio, etc. Todavía no les he escuchado reconocer ni siquiera un ápice de responsabilidad en lo que está ocurriendo que, más que al Niño, se debe a que bajo la administración revolucionaria no se han realizado las inversiones requeridas en plantas termoeléctricas, en transmisión, ni en mantenimiento del sistema.
Pretenden ahora resolver la crisis designando una comisión que integran dos personajes bien particulares: Ramiro Valdés y Julio De Vido.
Con respecto al primero no hay mucho que agregar. Sabemos quién es y cuáles han sido sus "experticias" en Cuba, entre las cuales no figura por ninguna parte la electricidad.
Por cierto, en relación con Cuba, el diputado Ismael García presentó una denuncia que debería estremecer a los venezolanos. Resulta que mientras en Venezuela los racionamientos eléctricos ensombrecen no sólo los hogares sino también las perspectivas del país, ahora se descubre que nos hemos comprometido a costearle una planta termoeléctrica a Cuba de 175 megavatios a un costo de 153 millones de dólares y que el Gobierno de ese país está reclamando el pago inicial de la misma, es decir, cerca de 14 millones de dólares. Quizás también a eso vino Ramiro Valdés.
Pero en realidad a quien hoy quiero referirme es al otro miembro de la comisión que viene a resolvernos la crisis: Julio De Vido. ¿Quién es ese señor? En primer lugar hay que decir que es uno de los personajes sobre quien recaen mayores acusaciones de corrupción en Argentina, incluyendo su vinculación con el sonado caso del maletín. Invito a los lectores a que, a través de Google, busquen: "Julio De Vido corrupción". ¡Se van a quedar asombrados! Además, Julio De Vido es el ministro de Planificación, Inversión Pública y Servicios de Argentina.
El 3 de febrero del 2010 encontramos al señor De Vido suscribiendo un acuerdo de cooperación en materia de energía atómica con Rusia. Tres días después llega a Venezuela y declara que viene a "ponerse a disposición" para resolver la crisis eléctrica.
Como ministro de Planificación, Julio De Vido es el responsable de las centrales atómicas de Argentina: Atucha I, Atucha II, Embalse y una cuarta central cuyo proyecto se está adelantando.
Por cierto, la central Atucha II es el proyecto estatal más importante que se desarrolla en Argentina. Se trata de una central nuclear con capacidad para generar 700 Mw de energía eléctrica. Su construcción fue iniciada hace tres décadas y reflotada por la administración Kirchner. El presupuesto de la planta ya se ha duplicado y supera los $3.000 millones de dólares debido a los continuos retrasos y los problemas de corrupción. Adicionalmente abundan las acusaciones de que esta planta tiene dificultades de diseño en materia de seguridad, ya que no asume la experiencia dejada por el accidente de Chernobyl en 1986.
Algunos piensan que Julio De Vido vino a Venezuela a "ponerse a la disposición" para vendernos una central atómica. Ya lo ha intentado con otros países.
Eso, por cierto, sería un crimen. Contamos con todo tipo de agentes energéticos para generar la electricidad que requerimos. Pensar en una central atómica -aunque sea con fines pacíficos- sería renunciar a todas las ventajas con las cuales nos ha dotado la naturaleza. Para colmo, sin que para nada nos haga falta, estaríamos aceptando una dependencia en materia energética con respecto a otras naciones.
Encarecidamente le recomendaría al gobernante que, antes de embarcarnos en una aventura atómica -como él mismo lo ha mencionado en algunas ocasiones- es preferible que retomemos la producción de Orimulsión, que es más venezolana que el pan de hallaquita y más barata que el diesel que estamos dejando de exportar.
Adicionalmente, desde el punto de visto geopolítico y dada la vinculación del actual Gobierno con Irán, Venezuela entraría en un juego sumamente peligroso. Eso es otro cuento.
Etiquetas: nuclear, orimulsión
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