Vientos de Cambio
Por: José Rafael López Padrino
El deterioro de la base social del proyecto del tte coronel es evidente. El engaño, el desencanto, la incompetencia, el autoritarismo y la corrupción, entre muchos otros factores, han contribuido a la erosión de su apoyo popular. En estos once años de desgobierno, problemas como el hambre, el desempleo, la inflación, la marginalidad, la delincuencia y la exclusión social han crecido en forma exponencial. Su proyecto socialfascista encarna la omnipotencia del Estado, personificado en un "caudillo providencial", que en nombre del pueblo pretende controlar todos los aspectos de la vida ciudadana.
Este monumental fracaso ocurre a pesar de los extraordinarios ingresos del Estado venezolano por concepto de la renta petrolera (900.000 millones de dólares), de un endeudamiento irresponsable (94 millardos de dólares, que equivalen a un 22,5% del PIB), y de los ingresos generados por concepto de una devaluación neoliberal de la moneda (60% valor promedio). Así, el tan cacareado Bolívar Fuerte terminó siendo un Bolívar famélico.
En el país se ha operado un reacomodo en la correlación de las fuerzas políticas. Los sectores que apoyan al tte coronel, que en un momento dado contaron con 85% de apoyo popular, hoy día son una minoría. Así lo demuestran todos los estudios de opinión realizados en los últimos meses. La retórica presidencial ya no despierta las pasiones o genera las esperanzas de otras épocas. De allí el carácter cada vez más represivo del régimen frente a las justificadas protestas sociales.
Sin embargo es muy importante señalar que el deterioro del proyecto oficialista no se ha traducido en un crecimiento de los sectores políticos que lo adversan. Una buena parte de ellos ha optado por mantenerse al margen (Ni-Ni), ante la falta de un proyecto que le dé respuesta a sus necesidades políticas, sociales y económicas. El gran reto del presente es hacerle una oferta al país de un proyecto alternativo, democrático, incluyente, que sea atractivo no tan sólo para quienes desde diferentes aristas ideológicas se enfrentan a las fórmulas totalitarias del tte coronel, sino además para los Ni-Ni, así como para los sectores que se han desprendido del oficialismo en estos últimos años. Hay que entender que la disidencia política no podrá obtener la mayoría necesaria en la Asamblea Nacional, si no logra el apoyo mayoritario de estos importantes sectores de la vida nacional. El triunfalismo siempre ha sido muy mala compañía.
Soplan vientos de cambio, en el país existen condiciones para la emergencia de una nueva mayoría, que no está conforme con el presente, pero que también rechaza el pasado. Es imperativo capturar la mayoría del Parlamento para frenar los desmanes autoritarios del histrión tropical.
Más allá de los nombres y del método de elección lo fundamental es diseñar una estrategia unitaria basada en un proyecto de país con un profundo contenido social, que rompa con el divorcio existente entre el ideal de justicia y de libertad.
El deterioro de la base social del proyecto del tte coronel es evidente. El engaño, el desencanto, la incompetencia, el autoritarismo y la corrupción, entre muchos otros factores, han contribuido a la erosión de su apoyo popular. En estos once años de desgobierno, problemas como el hambre, el desempleo, la inflación, la marginalidad, la delincuencia y la exclusión social han crecido en forma exponencial. Su proyecto socialfascista encarna la omnipotencia del Estado, personificado en un "caudillo providencial", que en nombre del pueblo pretende controlar todos los aspectos de la vida ciudadana.
Este monumental fracaso ocurre a pesar de los extraordinarios ingresos del Estado venezolano por concepto de la renta petrolera (900.000 millones de dólares), de un endeudamiento irresponsable (94 millardos de dólares, que equivalen a un 22,5% del PIB), y de los ingresos generados por concepto de una devaluación neoliberal de la moneda (60% valor promedio). Así, el tan cacareado Bolívar Fuerte terminó siendo un Bolívar famélico.
En el país se ha operado un reacomodo en la correlación de las fuerzas políticas. Los sectores que apoyan al tte coronel, que en un momento dado contaron con 85% de apoyo popular, hoy día son una minoría. Así lo demuestran todos los estudios de opinión realizados en los últimos meses. La retórica presidencial ya no despierta las pasiones o genera las esperanzas de otras épocas. De allí el carácter cada vez más represivo del régimen frente a las justificadas protestas sociales.
Sin embargo es muy importante señalar que el deterioro del proyecto oficialista no se ha traducido en un crecimiento de los sectores políticos que lo adversan. Una buena parte de ellos ha optado por mantenerse al margen (Ni-Ni), ante la falta de un proyecto que le dé respuesta a sus necesidades políticas, sociales y económicas. El gran reto del presente es hacerle una oferta al país de un proyecto alternativo, democrático, incluyente, que sea atractivo no tan sólo para quienes desde diferentes aristas ideológicas se enfrentan a las fórmulas totalitarias del tte coronel, sino además para los Ni-Ni, así como para los sectores que se han desprendido del oficialismo en estos últimos años. Hay que entender que la disidencia política no podrá obtener la mayoría necesaria en la Asamblea Nacional, si no logra el apoyo mayoritario de estos importantes sectores de la vida nacional. El triunfalismo siempre ha sido muy mala compañía.
Soplan vientos de cambio, en el país existen condiciones para la emergencia de una nueva mayoría, que no está conforme con el presente, pero que también rechaza el pasado. Es imperativo capturar la mayoría del Parlamento para frenar los desmanes autoritarios del histrión tropical.
Más allá de los nombres y del método de elección lo fundamental es diseñar una estrategia unitaria basada en un proyecto de país con un profundo contenido social, que rompa con el divorcio existente entre el ideal de justicia y de libertad.
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