Capitalismo de Estado antiobrero y hambreador
Por: José Rafael López Padrino
El nombramiento de la nueva junta directiva de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), fue el escenario escogido por el tte coronel para lanzar una vez más su perversa y manoseada oferta de "control obrero" en las empresas de la región. Emporio industrial que ha sido criminalmente partidizado, convertido en un reducto de activistas políticos afectos al régimen, y que hoy se encuentra al borde del colapso y de la quiebra. Bajo el engañoso título de "control obrero", se han impuestos políticas fascistoides, desplazando a los sindicatos electos, corporativizando al movimiento obrero, para aplastar a los trabajadores en su lucha por reivindicaciones justas.
Pero esta política en contra de los trabajadores por parte del tte coronel no es nada nuevo. En nombre de esta falsa revolución, el régimen ha eliminado, modificado e ignorado leyes consagradas a la defensa de los derechos de los trabajadores. Gracias a una mayoría abyecta en la Asamblea Nacional (AN), los fachos bolivarianos han aprobado normativas que desmejoran las conquistas de los trabajadores (Ley sobre el Estatuto de la Función Pública), penalizando el derecho a la protesta y a la huelga (Art. 283 y 506 del Código Penal). Igualmente, los fascistas de nuevo cuño derogaron en el año 2002 la “Ley Orgánica de Seguridad Social”, la “Ley del Subsistema de Pensiones” y de Salud Publica y la “Ley del Subsistema de Paro Forzoso y Capacitación Laboral” y hasta la fecha han sido incapaces de aprobar nuevas Leyes que restituyan tales derechos a los trabajadores.
Sorprendentemente, este régimen “obrerista”, ha reprimido sin cuartel a los trabajadores, en especial a los de Guayana. Muchos de ellos han sido sometidos a juicios penales, acusados de violar el artículo 56 de la Ley Orgánica de Seguridad Nacional, que castiga hasta con diez años de prisión a cualquiera que realice manifestaciones públicas en sedes de empresas estatales o gubernamentales, en empresas básicas, en guarniciones militares o terrenos adyacentes a servicios públicos. Un buen ejemplo de ello es el caso de Rubén González Secretario General del sindicato de Ferrominera Orinoco, detenido desde el 24-9-09 en represalia por haberse rebelado ante el engaño y la mentira del tte coronel y su falso discurso revolucionario.
Pero además, este régimen que se autocalifica de “socialista y antineoliberal” ha hecho suya la perversa precarización laboral. Paradigma laboral propuesto por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial como modelo explotador en tiempos de globalización. Mediante esta miserable figura los trabajadores son sujetos al pago de salarios viles, a la eliminación de sus derechos a la sindicalización, así como a la pérdida de importantes conquistas logradas a través de sus convenios colectivos (bonos vacacionales, cajas de ahorro, prestaciones sociales, seguros de hospitalización, cirugía y maternidad, etc.). En concordancia con el Capitalismo de Estado Bolivariano, la tercerización ha sido impuesta o preservada en la mayoría de las empresas estatizadas recientemente a fin de reducir los costos de producción a expensas de una mayor explotación de los asalariados.
La piel antiobrera del tte coronel quedó al descubierto una vez más, cuando afirmó en su reciente visita a la CVG que el “Estado venezolano no tenía dinero para absorber a los trabajadores tercerizados”, incumpliendo su propia promesa formulada durante la campaña electoral del 2008. En esa oportunidad afirmó que la flexibilización laboral había que erradicarla de Venezuela y que TODOS los trabajadores tercerizados de Sidor serían incorporados a la plantilla regular de la empresa. Han transcurrido más de dos años desde la nacionalización de Sidor (30-4-2008) y miles de trabajadores de esa planta siderúrgica siguen bajo la nefasta figura de tercerizados. Obviamente, fue una oferta demagógica para capitalizar el apoyo de los trabajadores de la región con fines electorales. Promesa imposible de cumplir dentro del esquema del capitalismo de Estado salvaje que promueve su socialfascismo militarizado.
Estamos ante un Estado obrerista sui-géneris: donde no hay dinero para cumplir con los compromisos laborales contemplados en los contratos colectivos; en el cual no hay recursos para ajustar los ya deprimidos salarios carcomidos por los altos niveles inflacionarios (la más alta de América latina y la segunda a nivel mundial), pero si hay presupuesto para incrementarle el sueldo a todo el personal de la FAN en un 40% -con retroactivo desde Enero 2010-, donde si hay recursos para proseguir con la voracidad estatizadora, que en muchos casos ha generado jugosas indemnizaciones a los dueños de las empresas estatizadas (Sidor, Electricidad de Caracas, CANTV), y si hay disponibilidad financiera para seguir realizando las compras faraónicas de equipos militares a países como Rusia y China. Gobierno “obrerista” que igualmente si tiene fondos para subsidiarles el pago de los bonos salariales a 100.000 empleados públicos en Nicaragua (Fondos de Cooperación Venezolana), así como para financiar la construcción de carreteras, hospitales, refinerías y viviendas en Nicaragua, Bolivia, y Cuba. El tal “socialismo del siglo XXI” humilla, intimida, y reprime a los trabajadores venezolanos.
En Venezuela no se está implantando ningún modelo socialista, ni existe ninguna soberanía petrolera y muchos menos control obrero de las empresas del Estado como publicita el autócrata de Miraflores y repiten muchos ignorantes de la oposición. En nuestro país se consolida un modelo fascista de Capitalismo de Estado salvaje, maquillado con una retórica “anti-imperialista" y "anticapitalista” para seguir despertando esperanzas entre los explotados. Lamentablemente, esta barbarie antiobrera se desarrolla con la complicidad de traidores y sumisos, disfrazados de revolucionarios, que convalidan esta siniestra política fascista. Marx no tiene la culpa de que su nombre y su propuesta socialista hayan sido secuestrados por la revolución facho-bolivariana.
Etiquetas: Ferrominera
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