Los contenedores de la “revolución”
Fernando Luis Egaña | flegana@gmail.com
Los contenedores podridos son el nuevo símbolo de la “revolución bolivarista”. Y es que la satrapía es un podridero imposible de ocultar.
El que contenedores de alimentos importados por organismos estatales del régimen de Chávez terminen abandonados en puertos y almacenes, y se pudran miles de toneladas de productos básicos, no es un hecho nuevo ni mucho menos, aunque ahora las noticias correspondientes sí alcancen el estatus de escándalo nacional. Ya van, por cierto, más de 70.000 toneladas en esta temporada... que se sepa...
Desde hace bastante tiempo -por lo menos desde el 2008-, se venían planteado las denuncias respectivas, en especial por el gobernador de Carabobo, Henrique Fernando Salas, sin que hasta recién se hubiera producido la más mínima reacción de las “autoridades nacionales”. Es obvio que a nadie en el “alto gobierno” le importaba la materia, comenzando por el señor Chávez, y semejante irresponsabilidad -para decirlo con caridad, podría explicarse, al menos en parte, por lo buchona que andaba la botija presupuestaria, y porque habían logrado ocultar la realidad.
Pero además, las frescas informaciones sobre las decenas de miles de toneladas de alimentos descompuestos en Puerto Cabello (cortesía de Pdval), o de otras tantas en galpones gubernativos de Cojedes y localidades diversas, contradice de manera directa o más bien echa por tierra a la propaganda miraflorina que pretende achacarle el drama de la carestía, la escasez y el desabastecimiento a lo que queda del sector privado agro-industrial.
La ironía es literalmente putrefacta, pues mientras Chávez y Jaua compiten en denunciar a la Polar y otras empresas particulares, por supuestamente “acaparar y hambrear” al pueblo, tanto Pdval, como Mercal, como Casa reiteran la práctica de gastar miles de millones de dólares en importar comida de Brasil o Argentina, que luego ni se molestan en sacar de los contenedores de transporte, y la negligencia criminal se descubre por los efluvios insoportables que de estos emanan.
Algún comentarista de Aporrea se pregunta: ¿quién c... tiene la culpa?, y la respuesta es sencilla. El que ordenó la recentralización de los puertos en una empresa mixta cubano-venezolana llamada “Bolipuertos”, cuya incompetencia es proverbial. Así mismo, el que ordena la importación de cuantiosas cantidades de alimentos ante la caída de la producción nacional que, por lo demás, es consecuencia del acoso a los productores venezolanos. Y también, el que ha dispuesto que entidades tipo Pdval sean regentadas por oficiales militares sin la preparación profesional acorde con esas funciones. ¿Y quién será? Pues el señor Chávez, quién más...
Fiel a la escenificación mediática, el régimen se rasga las vestiduras y ya tiene preso al “chinito de Pdval”, un teniente coronel de nombre Luis Enrique Pulido, quien al parecer cargará con la condena penal, mientras sus jefes se amparan en la impunidad de boinacolorá. Rafael Ramírez, el superior inmediato de Pulido, acaba de recibir otro espaldarazo presidencial. Y es que la llamada “revolución bolivarista” está igual que los referidos contenedores: podrida por dentro y pestilente por fuera.
Etiquetas: corrupción
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