Las conexiones del espionaje venezolano en USA
Fuente: La Patilla.com
Gráfica: Sede de SEBIN - Policía Política Chavistas
(Especial.- Un creciente cúmulo de evidencias y casos reportados y denunciados, están poniendo al descubierto una red operativa que involucra a funcionarios de inteligencia venezolanos dentro de Estados Unidos.
La red involucra activistas, académicos, empresas de satélites espías, científicos nucleares, periodistas, funcionarios del Sebin, blogueros, consulados y agentes cubanos y rusos que cooperan con Venezuela en la búsqueda de información clasificada que pueda servir a los propósitos del regimen chavista, incluyendo información confidencial sobre el exilio venezolano en Miami.
El más notable caso hasta ahora de participación de la inteligencia venezolana salió a la luz pública en diciembre de 2007, cuando fueron apresados cuatro personas investigadas por el FBI gracias a la ayuda de venezolano-americano Guido Alejandro Antonini Wilson, por actuar en favor del gobierno venezolano sin reportarlo al Departamento de Justicia.
En el caso judicial salió a relucir la participación directa de los jefes de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), Hugo Carvajal, y de la Disip, Miguel Rodríguez Torres, en un plan para encubrir la vinculación del gobierno venezolano en el escándalo del maletín con $800,000 decomisado en Argentina a Antonini Wilson, presuntamente producto de la corrupción.
Organigrama publicado por la OFAC en septiembre de 2008
Carvajal ha sido señalado en actividades irregulares en varias ocasiones por el gobierno norteamericano.
En 2008, fue incluido en la lista de capos de la droga por el Departamento del Tesoro. En 2009, fue acusado de penetrar a un oficial de la embajada norteamericana en Caracas, a través del cual obtuvo más de 300 visas de forma irregular, lo cual le permitió enviar agentes a Estados Unidos. EL funcionario fue despedido y la investigación sobre las personas beneficiadas, supuestos agentes de la DIM, todavía está en marcha.
Autoridades federales de Estados Unidos investigan evidencias y denuncias sobre las operaciones de una articulada red, que vincula los organismos de inteligencia de Venezuela, Cuba y Rusia, en operaciones en varios estados de la unión norteamericana.
Las relaciones de cooperación en actividades de espionaje entre el Servicio de Inteligencia Extranjera, el sucesor de la soviética KGB; la Dirección de Inteligencia de Cuba, antes conocida como la Dirección General de Inteligencia, y el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), la antigua Disip, se han intensificado en los últimos años, afirmaron expertos.
Los tres servicios de inteligencia “comparten agentes e información”, asegura Arturo Cobos, un ex preso político en Cuba que integró la famosa Brigada 2506, que protagonizó la invasion de Bahía de Cochinos, en 1961.
Cobos dijo que las actividades en Estados Unidos de la inteligencia venezolana son controladas prácticamente en todos sus detalles por los cubanos, quienes tienen una amplia experiencia en enviar espías encubiertos a territorio norteamericano.
“Figuras prominentes en el sur de la Florida están bajo investigación (por espionaje) y ya están siendo cercados”, detalló el ex combatiente anticastrista, indicando que entre los implicados se encentra una persona estrechamente cercana a la campaña en la Florida para las elecciones presidenciales de 2008, en las que ganó Barack Obama, derrotando al republicano John McCain.
Cobos también reveló que existen importantes conexiones entre la inteligencia venezolana y la reciente red de espías rusos que fue desarticulada por el FBI.
El anticastrista aseguró que “el país suramericano donde Vicky Peláez (una de las acusadas de espionaje a favor de los rusos) recibió los pagos del SVR ruso era Venezuela”.
Cobos también dijo que la periodista peruana era una “viajera frecuente a Cuba”, donde sostenía encuentros con autoridades de la inteligencia cubana. “Existen fotografías de esos encuentros”, aseguró, citando sus fuentes de inteligencia.
Cobos advirtió que la detención de los 10 espías, recientemente canjeados por Estados Unidos a cambio de cuatro prisioneros políticos rusos que cooperaron con la inteligencia norteamericana, es apenas “la punta del iceberg”, y que “se esperan muchos otros arrestos, muchos en el sur de la Florida”.
El testimonio de Cobos es particularmente significativo. En 1980, Cobos trabajó con la CIA y al FBI en una operación secreta para desarticular una red de entre 20 y 30 espías enviados por Fidel Castro a Miami, a través del llamado éxodo del puerto de Mariel.
Entre los espías descubiertos estaba uno que posaba como hombre de negocios, que había sido enviado a vigilar la base naval de Boca Chica, en Cayo Hueso, que monitorea la frontera marítima de Estados Unidos con Cuba y jugó un papel crucial en la famosa crisis de los misiles.
La estrecha cercanía ideológica de la periodista peruana con el régimen venezolano, y particularmente con el presidente Hugo Chávez no es casual, y podría indicar que existía una cooperación de inteligencia con agentes de venezolanos en Estados Unidos.
“En este mundo del espionaje no hay nada al azar, todo tiene un fin, y en el caso de Peláez, era evidente su estrecha relación con Chávez que se lee en sus artículos, dirigidos precisamente a enzalsarlo”, afirma José López, agente retirado del US Marshall, que realizó operativos de inteligencia en América Latina.
Los artículos de Peláez, difundidos en el diario La Prensa de Nueva York y en portales del gobierno cubano y otros de tendencia abiertamente izquierdista y prochavista, como rebelion.org y aporrea.org.
“La voz de Venezuela retumba en el mundo”, tituló uno de sus artículos comentando el documental del cineasta norteamericano Oliver Stone sobre Chávez, “Al Sur de la Frontera”.
“Lo que no ven los detractores de Venezuela es que este país es uno de los pocos menos afectados por la depresión mundial, su sueldo mínimo es el mejor en América Latina, y sus avances en educación, salud, cultura, participación popular constituyen la envidia para la mayoría de sus vecinos. Su pueblo lo sabe y apoya a Hugo Chávez, pese a quien le pese”, dijo Peláez en uno de sus artículos, publicado en febrero pasado.
Peláez también mantenía relaciones cercanas con los grupos bolivarianos financiados por la embajada venezolana en Estados Unidos.
En junio de 2009, la reportera peruana participó en un rally organizado por el Círculo Bolivariano Alberto Lovera, de Nueva York, conocido por organizar las manifestaciones de apoyo a Chávez en las oportunidades en que ha estado en la sede de las Naciones Unidas.
Las afirmaciones de Cobo coinciden con numerosos casos y denuncias que evidencian una activa presencia de espías venezolanos en Estados Unidos.
“Sabemos que la Disip (actual Sebin) envía agentes en forma rotativa cada tres meses a Miami, para espiar a la comunidad exilada aquí”, le dijo a La Patilla un agente que trabaja en labores de contrainteligencia en el Departamanto de Seguridad Nacional (Homeland Security), que coordina todas las agencias federales de inteligencia.
Los agentes entran de forma encubierta con una visa de turista, y dejan el país para evitar el riesgo de ser identificados y detenidos, dijo el agente de contrainteligencia, que pidió el anonimato porque no está autorizado a hablar.
Abogados y agrupaciones en Miami, como la Organización de Venezolanos en el Exilio (Orvex), han denunciado desde el año pasado que diplomáticos venezolanos en Miami tienen información exacta sobre los venezolanos que están solicitando asilo político, una información que es considerada confidencial dentro del gobierno norteamericano.
Orvex presentó a fines del año pasado una petición al FBI luego que el cónsul en Miami, Antonio Hernández, afirmara que iban a impedir el acceso al consulado a todos los venezolanos que estuvieran en proceso de petición de asilo, ya que “sabemos quiénes están aplicando para ese proceso”.
Gloria Tamayo, asistente legal que atiende casos de asilo para venezolanos en Miami, denunció para este reportaje que en Venezuela familiares de personas que están pidiendo el asilo en Estados Unidos con frecuencia son acosados y se les bloquea el acceso a documentación, para obstaculizar el proceso de asilo.
“No sabemos cómo obtienen esa información que es confindencial”, dijo Tamayo.
Pastores de la Iglesia Católica Apostólica Romana Reformada, ubicada en el bulevar Biscayne de Miami, que ofrece servicios de bajo presupuesto para venezolanos que piden el asilo desde el 2003, han denunciado públicamente que agentes de la Disip acuden regularmente a la iglesia para intimidar o conocer quienes están solicitando el asilo.
Otra de las conexiones de la inteligencia venezolana en los Estados Unidos está vinculada a la labor de los consulados venezolanos, que están ya bajo la mira del FBI y han sido denunciadas por legisladores norteamericanos.
Entre los consulados investigados se encuentran Miami, San Juan, Puerto Rico, y Nueva Orleans.
En el consulado de Nueva Orleans, el cónsul habría emitido amenazas contra exilados políticos venezolanos que residen en el estado de Louissiana, utilizando información que no es pública y que podría haber sido adquirida de forma ilegal.
Según denuncias de grupos de activistas, funcionarios del consulado han emitido amenazas de reportar a exilados como ilegales en Estados Unidos, para lograr su deportación a Venezuela, utilizando información considerada confidencial.
A fines de mayo pasado, el senador del Nuevo Partido Progresista, Roberto Arango, acusó al consulado de San Juan, Puerto Rico, de financiar a grupos izquierdistas en la isla, especialmente al Comité de la Coordinadora Bolivariana en el Caribe, que mantiene lazos con sectores radicales en Puerto Rico que promueven la corriente independentista, entre ellos los conocidos Macheteros.
Arango dijo que denunció el caso en el Departamento de Estado y el FBI, y que solicitó una amplia pesquisa.
“Usan la inmunidad diplomática y los recursos del país para financiar grupos izquierdistas”, denunció Arango según una declaración oficial.
Otros casos han revelado una presencia activa de la inteligencia venezolana en temas confidenciales como la energía atómica y los satélites espías de fabricación israelí.
En octubre del año pasado, el FBI reveló que estaba investigando al científico Americano-argentino Pedro Leonardo Mascheroni, por espionaje nuclear a favor del gobierno venezolano.
El 19 de octubre de 2009, un grupo de agentes del FBI llegó hasta la casa de Mascheroni en Los Alamos, Nuevo México, secuestró seis computadoras, dos cámaras, dos celulares y cientos de archivos.
Los investigadores buscaban datos que lo vincularan a un representante del gobierno venezolano que habría intentado comprar un sofisticado sistema para probar bombas atómicas sin necesidad de hacerlas estallar.
Mascheroni se declaró inocente y asegura que su proyecto debe ser utilizado para generar energía.
Mascheroni trabajó en el Laboratorio Nacional de Los Álamos (fundado en 1943 donde se desarrolló la primera bomba atómica en el mundo) hasta 1988, año en el que fue despedido. Desde entonces, apoyó un innovador tipo de fusión láser (Hydrogen fluoride laser) que puede generar grandes cantidades de energía contínua en el rango de megavatios.
La sospecha del FBI nació cuando se estimó que los secretos de la bomba de hidrógeno y la fusión láser pueden ser similares, y Mascheroni habría presentado su propuesta con la intención de presionar al gobierno norteamericano- a un hombre que se identificó como representante del gobierno venezolano.
El supuesto “representante del gobierno de Chávez” le habría ofrecido a Mascheroni 800.000 dólares por sus estudios. Mascheroni, sin embargo, le dio al venezolano sin costo alguno una compilación de sus investigaciones. El personaje enviado por Chávez fue detenido por el FBI para interrogatorios y para confiscar los estudios sobre el láser que había recibido de Mascheroni.
En abril de 2008, Chávez trató de adquirir a través de una firma en Nueva York un satélite israelí de espionaje. Según documentos de una demanda civil en una corte federal de Nueva York, el mandatario venezolano ofreció entre $100 y $150 millones en una negociación para adquirir parcialmente una compañía que opera un poderoso satélite de observación capaz de detectar objetos de 70 centímetros en cualquier lugar de la Tierra, con fines militares.
Chávez ofreció adquirir una participación del 20 al 30 por ciento en ImageSat International, propietaria de los satélites Eros A y Eros B, este último lanzado hace dos años por Israel para espiar el programa nuclear de Irán.
Pero el negocio fue saboteado por el gobierno de Israel en noviembre del 2006, cuando un directivo de la empresa notificó al representante en Venezuela, Stephen E Wilson, que suspendiera todas las actividades en ese país, alega la demanda.
Según los alegatos, detrás de la decisión estaba uno de los socios mayoritarios de la firma, el poderoso conglomerado de defensa del gobierno israelí, Israel Aircraft Industries (IAI).
En los documentos judiciales se menciona también que la negativa a proceder con la negociación con Caracas fue influida por el embargo militar impuesto por el Departamento de Estado estadounidense al gobierno venezolano.
Etiquetas: Cartel de los Soles, Lista Clinton, lista negra DEA, Mascheroni
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