Reacomodo del bloque en el poder
Por: José Rafael López Padrino
Las políticas de ajuste neoliberal se llevaron a cabo en América Latina a partir de los años 80, en las cuales se conjugaron variantes ortodoxas de shock económico, y ensayos heterodoxos, más graduales, medidas que tuvieron profundas implicaciones en la vida económica y social de los países de la América Latina y del Caribe. Esta política de manufactura norteamericana se inspiró entonces en documentos como los Informes de Santa Fe I y II, y en reportes similares de instituciones conservadoras, como la "Heritage Foundation" o el "American Enterprise Institute ", con recomendaciones acerca de cómo manejar la situación económica, política y de seguridad en el subcontinente americano.
En el plano político, nuestros países fueron escenarios de grandes conmociones y Venezuela no fue la excepción. Caracas fue sacudida por fuertes disturbios en contra de las medidas neoliberales que había decretado Carlos Andrés Pérez. Estas protestas culminaron en una terrible masacre cometida por los militares y cuerpos de seguridad en contra de los residentes de la gran Caracas (Caracazo 27-F 1989). El proyecto hegemónico había entrado en crisis lo cual se reflejó en el descrédito de las instituciones ejecutivas, y legislativas; aumento de las contradicciones dentro de los partidos AD y Copei que condujeron a su atomización; desconfianza creciente en el sistema electoral con un incremento del abstencionismo; proliferación de escándalos por una corrupción desenfrenada; marginación de amplios sectores sociales; generalización de la demagogia como recurso para capitalizar la desesperación y la frustración de la población. Todos estos fenómenos condujeron a las llamadas "crisis de credibilidad" y "crisis de gobernabilidad". Las asonadas del 4F y 27N fueron muestras de este colapso de la gobernabilidad en el país.
Para el proyecto de dominación democrático-burgués venezolano le era vital restituir la gobernabilidad, dado que comprometía la estabilidad y permanencia en el tiempo del mismo. Le era imperativo apelar a una figura política carismática con un discurso redentor y esperanzador que reoxigenara al ya agotado discurso del bipartidismo. Un líder que fuera capaz de entusiasmar a las grandes mayorías desilusionadas por los fracasos de las administraciones adeco-copeyanas y restituir, de esta manera, la tan anhelada gobernabilidad. Esa tarea histórica recayó en el tte coronel de la boina roja, el que sin tener un discurso ideológico coherente, había despertado grandes simpatías entre la población con su mediático “por ahora”. A pesar de un comienzo errático e incierto, rápidamente, con el apoyo del capital nacional e internacional se transformó en el candidato ideal, que con una falsa retórica de esperanza e inclusión podía neutralizar a un movimiento popular que venía en franco ascenso y que podía potencialmente agravar aún más la crisis de gobernabilidad ya existente.
Los hechos hablan por si mismos, el tte coronel y su socialfascismo han restaurado la gobernabilidad democrático-burguesa, y apuntalado un proyecto capitalista Estado salvaje y explotador, pero con ropaje socialista. En estos 11 años no se ha dado ninguna "ruptura " con el bloque en el poder del pasado, todo lo contrario, se ha consolidado un capitalismo de Estado corrupto que ha permitido el surgimiento de una nueva aristocracia, la boliburguesía.
Este estafador de oficio a fin de oxigenar al ya moribundo proyecto hegemónico, reestructuró al Estado venezolano a través de una constituyente que le permitió modificar la Constitución Nacional, conculcó el poder popular al transformarlo en un apéndice del poder central, desnaturalizó el valor del voto popular al crear los Consejos Comunales, deslegitimó a los sindicatos convirtiéndolos en entelequias sin capacidad para luchar por los derechos de los trabajadores, entregó las riquezas energéticas al capital transnacional mediante la creación de las empresas mixtas, criminalizó la protesta social, profundizó estructuralmente nuestra dependencia económica, corporativizo a los trabajadores del Estado, aniquiló el descontento popular y profundizó un capitalismo de Estado salvaje en Venezuela. Este es el verdadero fraude del siglo XXI, una neoderecha militarizada que practica un capitalismo de Estado y que ha fortalecido con un falaz discurso incluyente y populista un bloque en el poder que lucía desgastado, y agonizante.
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