Pa´ Miraflores: Más Promesas Falaces
Otra vez soluciones de emergencia, refugios, penurias, incertidumbre, indignación
Un millón de millones de dólares. Esa bicoca (inimaginable, inaccesible e inusual para muchísimos, aun para los profesionales de la economía) la manoseó y gran parte de ella la despilfarró este régimen farsante, manipulador y botarata durante sus once penosos años reinando, que no gobernando. Dilapidó esos recursos en viajes a cumbres y giras para regodearse y suscribir convenios con amigotes (muchos autócratas) mal catalogados por el mundo democrático. En la compra de armas de guerra, la adquisición de bienes que deberían producirse en Venezuela y regalándolo a Cuba, Nicaragua, Bolivia y otras chulocracias de la revolución ver- nácula. Un dispendio sin remordimientos y de dudosa rentabilidad (desatendiendo necesidades internas). ¿Y el país? ¡Pobre país! Sometido a la égida cubana por designios del Hiperlíder Sideral, está más damnificado, lúgubre, contaminado, decadente, endeudado e inseguro que nunca.
No, Miraflores no es un barrio aunque allí fueran alojados algunos damnificados. Tampoco el país merece ser un rancho. Pero lo es. La ineficiencia, desidia, indolencia y corruptelas de tantos funcionarios lo convirtió en una gigantesca comuna marginal. Sin agua, sin luz, con montañas de basura, parques destartalados invadidos por decenas de menesterosos, escuelas y hospitales deteriorados y pésimas (intransitables por la huecamentazón) carreteras que resultan guillotinas. Con una economía contraída, alto desempleo y subempleo, escasa producción y una desquiciada inflación. Ese es el país que el régimen, con la complicidad cubana, "construyó" en estos once años de desgobierno.
Tampoco somos una potencia como se alardea. Ni la seremos por este camino revolucionario, malbaratando los ingresos petroleros. Tampoco dependiendo de planes y más asesorías chimbas (bielorrusas, libias, sirias o iraníes). No existe, de momento, ningún proyecto de envergadura terminado en el país por estos "aliados". Por el contrario, el asombro e indignación se levantan sobre las columnas de obras millonarias (cobradas) sin concluir como el Central Azucarero Ezequiel Zamora (CAEZ) en Barinas.
La negligencia e improvisación le pasan factura otra vez. Como ocurrió con la tragedia de Vargas, el desabastecimiento de alimentos y la crisis eléctrica. El nuevo desastre climatológico golpea con furia y no hay cómo atender a las víctimas ni reparar los daños. La gente sufre. Se pierden vidas y bienes. También sueños y esperanzas. Otra vez soluciones súbitas, inapropiadas. Refugios denigrantes. Penurias. Incertidumbre. Rabia contenida. El redentor, militarizado, ofrece construir nueve mil viviendas para 100 mil afectados. Más pañitos calientes. Más promesas falaces.
msanmartin@eluniversal.com
Etiquetas: corrupción
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