Exprópiese, extradítese
Por: Leandro Area
Fuente: Venezuela Analítica
Cuando el tiempo pase y se traduzca en memoria tendremos la oportunidad de preguntarnos y responder por las razones que llevaron al Presidente Santos a torcer el rumbo de la que había sido la más exitosa de las políticas colombianas frente al narcoterrorismo interno y de cara también a la relación de éste con factores externos, como el chavismo y sus adláteres, que se reúnen bajo el epigrama petrolero de “Socialismo del Siglo XXI”. Sorprende más todavía cuando se registra que Santos fue la mano ejecutora de esa “Política de Seguridad Democrática” ejerciendo a placer el cargo de Ministro de Defensa durante el Gobierno del Presidente Uribe. Pero de la noche a la mañana, sin más, rompía con su pasado reciente al convertirse ahora en el mejor nuevo amigo de Chávez con el fin de recomponer unas relaciones intoxicadas entre dos países que viven llamándose hermanos pero que no pierden oportunidad para hacerse alguna trastada o rearmarse para un posible escenario bélico.
Y no creo definitivamente que haya sido por humildad o sapiencia, sino puro realismo cómplice lo que lo llevó, en un arrebato de engreimiento, a querer demostrar que él era capaz de relacionarse “hasta” con Chávez, como si eso lo hiciera más valiente o lo bautizara de héroe o de nuevo paladín de América Latina al estilo impropio de Lula, olvidando sin más que lo que está en juego aquí adentro, en Venezuela, es dictadura o democracia. No percibo en ese cambio pues sino un acto de pedantería, de vanidad biográfica, colonialismo de supuesto servidor virtuoso de algún imperio. “Fíjese que en los Estados Unidos están muy contentos de mis relaciones con Chávez”.
Llega a España y hace propaganda pública y bíblica a favor del Comandante Presidente afirmando que éste ha cumplido con su palabra, patatín patatán, se enreda él solo, que si la guerrilla ya no está dónde estaba, que está pero que no está y que a lo mejor se mudaron de piso pues el conserje les cambió la cerradura. Hasta su jefe de antes tuvo que salir a twittearlo para criticarlo “mal Presidente, mal”.
Por cierto que lo de ridiculizar a Chávez zumbándole encima al guerrillero Joaquín Pérez Becerra de nacionalidad sueca, de dónde por cierto eran las armas vendidas a Venezuela y encontradas en manos de las FARC y aún sin saberse por qué o cómo, que atravesó en su periplo no sé cuántos aeropuertos sin que se prendiera la lucecita roja de “se busca”, no ha caído bien aquí ni en los radicales que quemaron monigotes de altos funcionarios chavistas, ni en los moderados, ahora neutrales y leguleyos, que han tiroteado a sus ex aliados del Partido Comunista de Venezuela endilgándoles que eran los responsables de montar o querer hacerlo, campamentos de la guerrilla colombiana en el “sacrosanto territorio de la Patria” y que él no tenía más nada qué hacer sino “exprópiese, extradítese”. Si así se destapan tantas ollas podridas, cuyo fondo es infinito, que nadie los descarrile. Bienvenido al suelo patrio Sr. Mackled.
Etiquetas: narcoestado
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