PDVSA Rojita y La última guarida de los canallas
Por: Pedro Lastra
Fuente: Noticiero Digital
"No hay otra explicación que la miopía política y la limitación intelectual de quienes aspiran a presidirnos. Por esos andurriales caen dirigentes de partidos de izquierda y derecha, precandidatos juveniles y de los otros, asesores venidos del universo rojo rojito y otras perlas del patrioterismo nacional. Provoca recordar no sólo al Dr. Johnson y su sentencia demoledora. También a Gramsci, quien afirmaba con absoluta razón: "Sólo tú, estupidez, eres eterna”.
“El nacionalismo es la última guarida de los canallas.” Samuel Johnson
Obvio y natural que los canallas que han asaltado a PDVSA, la gallina de los huevos de oro, poniéndola al servicio de sus intentos de control totalitario del país y de la expansión del castro comunismo a nivel regional, pongan el grito en el cielo ante una sanción verbal y sin efectos prácticos del Departamento de Estado, a PDVSA entre otras siete empresas petroleras, por desacatar la prohibición de la Comunidad Europea y los Estados Unidos de proveer de petróleo o productos derivados al Irán de los ayatolas. El mismo que reprime a su pueblo con una feroz dictadura clerical y trabaja afiebrada y aceleradamente para hacerse con poderío nuclear y arrasar a Israel de la faz del planeta. Mientras cuelga de grúas y otras parafernalias del terror a quienes ahorca para entretenimiento de sus seguidores.
Es lo menos que podía esperarse de un gobierno que se reclama del ejemplo de la tiranía castrista, se abraza enfervorecido con los dictadores del Medio Oriente, llama hermano a quien ha asesinado en poco tiempo a 1000 inermes manifestantes sirios que protestan contra el régimen imperante y que se aferra al respaldo de Muammar Gadaffi, perla negra de un desgraciado país que gobierna a sangre y fuego desde hace 42 años. ¿Cómo habría de aceptar una sanción de los Estados Unidos quien tiene el no oculto sueño de verlo volar por los aires, terminando por apretar el botón que Nikita Jrushchov le arrancara de las manos a Fidel Castro, su padre putativo, hace cincuenta años?
Lo que es bizarro, por decir lo menos, es que en esa tesitura reaccionen asimismo las víctimas propiciatorias de esa faena de sistemática destrucción y asalto a la que fuera sometida una de las empresas modelos del mundo y la más grande, capacitada y eficiente de las grandes empresas de América Latina. PDVSA, nuestro orgullo nacional, la de la meritocracia, fundada por Carlos Andrés Pérez en perdidos años de paz y prosperidad y puesta a valer en el mundo entero por ese venezolano ejemplar que fuera el general Rafael Alfonzo Ravard. Pues PDVSA, esa sofisticada industria que nos permitiera gran parte del financiamiento que diera lugar a la modernización del país, como nadie lo ignora, fue arrasada, devastada y convertida en la cueva de Alí Babá y sus cuarenta ladrones por el régimen más devastador que haya conocido la historia republicana del país. Al extremo que muchos expertos petroleros que la conocen como a la palma de su mano consideran ya muerta e irrecuperable. Con un saldo de desgracias desolador: más de veinte mil profesionales expulsados de manera ignominiosa de sus puestos de trabajo, arrastrando la destrucción de la base de nuestro desarrollo material y tecnológico. Provocando de paso la grave crisis de excepcionalidad que aún hoy vivimos. Llevando a la dramática reducción de su capacidad productiva y convirtiéndola en mercado persa de la improvisación nacional.
En un caso de barbarie sin precedentes, sus fondos fueron saqueados para servir a los aviesos propósitos expansivos de un régimen corrupto. De allí salieron miles de millones de dólares saqueados a la Nación para alimentar la voracidad expansionista del teniente coronel. Sin control de ninguna naturaleza, en un acto de malversación y saqueo nunca antes visto en la historia de América Latina y probablemente del mundo. Esta PDVSA ha sido el trampolín, la plataforma, la razón última que ha permitido la sobrevivencia de un régimen dictatorial, fraudulento, corruptor y desalmado. De sus arcas han salido los 55 mil millones de dólares extraviados en el tenebroso laberinto del "internacionalismo proletario". Una suma de desafueros y ruindades que explican la irrevocable decisión de los sectores democráticos por sacar del Poder a quienes destruyen nuestra Patria usándolo de garrote financiero y hacernos de inmediato a la reconstrucción cabal de la única industria petrolera que hoy por hoy verdaderamente nos importa, la del futuro. La del presente es una ruina.
¿Qué hacen entonces políticos opositores, precandidatos y prospectos liberales desgarrándose las vestiduras y jalándose las greñas en helénica desesperación, alineados junto a Hugo Chávez, Rafael Ramírez, Soto Rojas, Nicolás Maduro y otras perlas castro chavistas - sus y nuestros verdugos - dizque “defendiendo a PDVSA del atropello extranjero”?
No hay otra explicación que la cobardía para hablarle con claridad al país, la sumisión al chantaje patriotero de quienes violan a diario nuestra soberanía, la miopía política y la limitación intelectual de quienes aspiran a presidirnos.
Por esos andurriales caen dirigentes de partidos de izquierda y derecha, precandidatos juveniles y de los otros, asesores venidos del universo rojo rojito y otras perlas del patrioterismo nacional. Provoca recordar no sólo al Dr. Johnson y su sentencia demoledora. También a Gramsci, quien aherrojado en las mazmorras del fascismo afirmaba con absoluta razón: "Sólo tú, estupidez, eres eterna”.
Fuente: Noticiero Digital
"No hay otra explicación que la miopía política y la limitación intelectual de quienes aspiran a presidirnos. Por esos andurriales caen dirigentes de partidos de izquierda y derecha, precandidatos juveniles y de los otros, asesores venidos del universo rojo rojito y otras perlas del patrioterismo nacional. Provoca recordar no sólo al Dr. Johnson y su sentencia demoledora. También a Gramsci, quien afirmaba con absoluta razón: "Sólo tú, estupidez, eres eterna”.
“El nacionalismo es la última guarida de los canallas.” Samuel Johnson
Obvio y natural que los canallas que han asaltado a PDVSA, la gallina de los huevos de oro, poniéndola al servicio de sus intentos de control totalitario del país y de la expansión del castro comunismo a nivel regional, pongan el grito en el cielo ante una sanción verbal y sin efectos prácticos del Departamento de Estado, a PDVSA entre otras siete empresas petroleras, por desacatar la prohibición de la Comunidad Europea y los Estados Unidos de proveer de petróleo o productos derivados al Irán de los ayatolas. El mismo que reprime a su pueblo con una feroz dictadura clerical y trabaja afiebrada y aceleradamente para hacerse con poderío nuclear y arrasar a Israel de la faz del planeta. Mientras cuelga de grúas y otras parafernalias del terror a quienes ahorca para entretenimiento de sus seguidores.
Es lo menos que podía esperarse de un gobierno que se reclama del ejemplo de la tiranía castrista, se abraza enfervorecido con los dictadores del Medio Oriente, llama hermano a quien ha asesinado en poco tiempo a 1000 inermes manifestantes sirios que protestan contra el régimen imperante y que se aferra al respaldo de Muammar Gadaffi, perla negra de un desgraciado país que gobierna a sangre y fuego desde hace 42 años. ¿Cómo habría de aceptar una sanción de los Estados Unidos quien tiene el no oculto sueño de verlo volar por los aires, terminando por apretar el botón que Nikita Jrushchov le arrancara de las manos a Fidel Castro, su padre putativo, hace cincuenta años?
Lo que es bizarro, por decir lo menos, es que en esa tesitura reaccionen asimismo las víctimas propiciatorias de esa faena de sistemática destrucción y asalto a la que fuera sometida una de las empresas modelos del mundo y la más grande, capacitada y eficiente de las grandes empresas de América Latina. PDVSA, nuestro orgullo nacional, la de la meritocracia, fundada por Carlos Andrés Pérez en perdidos años de paz y prosperidad y puesta a valer en el mundo entero por ese venezolano ejemplar que fuera el general Rafael Alfonzo Ravard. Pues PDVSA, esa sofisticada industria que nos permitiera gran parte del financiamiento que diera lugar a la modernización del país, como nadie lo ignora, fue arrasada, devastada y convertida en la cueva de Alí Babá y sus cuarenta ladrones por el régimen más devastador que haya conocido la historia republicana del país. Al extremo que muchos expertos petroleros que la conocen como a la palma de su mano consideran ya muerta e irrecuperable. Con un saldo de desgracias desolador: más de veinte mil profesionales expulsados de manera ignominiosa de sus puestos de trabajo, arrastrando la destrucción de la base de nuestro desarrollo material y tecnológico. Provocando de paso la grave crisis de excepcionalidad que aún hoy vivimos. Llevando a la dramática reducción de su capacidad productiva y convirtiéndola en mercado persa de la improvisación nacional.
En un caso de barbarie sin precedentes, sus fondos fueron saqueados para servir a los aviesos propósitos expansivos de un régimen corrupto. De allí salieron miles de millones de dólares saqueados a la Nación para alimentar la voracidad expansionista del teniente coronel. Sin control de ninguna naturaleza, en un acto de malversación y saqueo nunca antes visto en la historia de América Latina y probablemente del mundo. Esta PDVSA ha sido el trampolín, la plataforma, la razón última que ha permitido la sobrevivencia de un régimen dictatorial, fraudulento, corruptor y desalmado. De sus arcas han salido los 55 mil millones de dólares extraviados en el tenebroso laberinto del "internacionalismo proletario". Una suma de desafueros y ruindades que explican la irrevocable decisión de los sectores democráticos por sacar del Poder a quienes destruyen nuestra Patria usándolo de garrote financiero y hacernos de inmediato a la reconstrucción cabal de la única industria petrolera que hoy por hoy verdaderamente nos importa, la del futuro. La del presente es una ruina.
¿Qué hacen entonces políticos opositores, precandidatos y prospectos liberales desgarrándose las vestiduras y jalándose las greñas en helénica desesperación, alineados junto a Hugo Chávez, Rafael Ramírez, Soto Rojas, Nicolás Maduro y otras perlas castro chavistas - sus y nuestros verdugos - dizque “defendiendo a PDVSA del atropello extranjero”?
No hay otra explicación que la cobardía para hablarle con claridad al país, la sumisión al chantaje patriotero de quienes violan a diario nuestra soberanía, la miopía política y la limitación intelectual de quienes aspiran a presidirnos.
Por esos andurriales caen dirigentes de partidos de izquierda y derecha, precandidatos juveniles y de los otros, asesores venidos del universo rojo rojito y otras perlas del patrioterismo nacional. Provoca recordar no sólo al Dr. Johnson y su sentencia demoledora. También a Gramsci, quien aherrojado en las mazmorras del fascismo afirmaba con absoluta razón: "Sólo tú, estupidez, eres eterna”.
Etiquetas: sanciones PDVSA
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home