Energía: ¿A un cacho del cambio?
Por: Mauricio Botero Caicedo
Fuente: El Espectador (COL)
Más que las airadas reacciones de solidaridad de los mamertos de turno (los hermanos Castro, Evo, Ortega), lo que la papaya de los gringos desencadenó fue un entendible rechazo de todas las vertientes políticas venezolanas, incluyendo a los más vocales opositores. En vez de sanciones de mal recibo, los norteamericanos lo que le deben dejar saber a Chávez es que si sigue apoyando a Irán, en un término corto de tiempo le van a dejar de comprar petróleo.
En el tema del petróleo existe hoy una enorme dependencia entre Estados Unidos y Venezuela: el primero requiere petróleo para su economía; y Venezuela necesita un mercado seguro para vender alrededor del 55% de su crudo. Estados Unidos consume 19,1 millones de barriles diarios, de los cuales importa 11,3 millones y produce internamente 7,5 millones de barriles. Las exportaciones de Venezuela al país del norte son aproximadamente 950.000 barriles diarios. Sin embargo —siendo importante—, esta cifra no llega al 5% del total de las necesidades de petróleo norteamericanas. El enorme inconveniente que tienen los dos países en partir cobijas, es que los Estados Unidos tendrían que cerrar parcialmente las refinerías en el Golfo de México que procesan los crudos venezolanos, y a su vez los venezolanos afanosamente tendrían que buscar otros mercados para estos 950.000 barriles diarios. En opinión de este columnista, para Venezuela puede ser más difícil colocar su petróleo pesado, que para Estados Unidos reemplazar menos del 5% de sus necesidades de petróleo. Para Obama el dilema es ¿qué hacer con los miles de empleos que desaparecen en la costa del Golfo?
Haciendo abstracción de incidentes coyunturales, y mirando el futuro del petróleo a mediano plazo, la talanquera para que el sector transporte se convierta en un sistema híbrido o totalmente eléctrico (sector que representa entre el 70 y el 75% del uso del petróleo) son el exagerado peso, la poca capacidad de almacenamiento de electrones y el tiempo de recarga de las actuales baterías. Científicos en la Universidad de Illinois están desarrollando baterías que se pueden recargar en dos minutos, menos tiempo del que se tarda en llenar un tanque de gasolina. El costo de estas nuevas baterías, una vez masificados los procesos industriales, puede llegar a ser sólo 20 a 30% superior al de las baterías actuales. De llegar a confirmarse la viabilidad comercial de estos experimentos, la era del transporte eléctrico e híbrido, como recientemente lo señalaba la revista The Economist, puede estar a un cacho.
Una batería recargable en menos de dos minutos, de menor peso y costo razonable, marcará el inicio del fin de la era de los hidrocarburos. Es casi una certeza que llegado ese día el precio del petróleo se derrumbará y los países que dependen en casi la totalidad de sus ingresos de este hidrocarburo, como Venezuela, tendrán que enfrentar problemas bastante más serios que inicuas sanciones del Departamento de Estado.
Etiquetas: Energía y Petróleo
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