Indigencia épica
Por: José Rafael López Padrino
Todas las revoluciones de
trascendencia histórica suelen tener en sus orígenes una fase heroica, una
suerte de epopeya, donde sus protagonistas o los acontecimientos vividos se
colocan en el plano del mito histórico.
Por ejemplo, la Revolución
independentista venezolana tuvo entre numerosas hazañas épicas el Paso de los
Andes (1819), en el cual las fuerzas patriotas al mando de Simón Bolívar,
remontaron la cordillera de los Andes para liberar a la Nueva Granada del
dominio español. La revolución china tuvo la Larga Marcha en el cual el
Ejercito Rojo Chino liderado por Mao Zedong recorrió aproximadamente 12.500
kilómetros en 370 días (19341935) a fin de superar el acecho del opositor
Chiang Kaishek. La revolución cubana entre otras proezas podemos citar el
desembarco del Granma (1956), cuando un grupo de guerrilleros comandado por
Fidel Castro llegó a suelo cubano dándole inicio a la lucha contra la dictadura
de Batista.
Sin embargo, los protagonistas de
esta falsa "revolución bolivariana", carecen de todo sentido heroico,
a pesar de la reconstrucción fraudulenta y oportunista de la historia por
intelectuales genuflexos a fin de forjar su propio discurso mitológico. No hay
forma o manera de convertir el 4F del 92 en una gesta épica. Se trató de una
asonada militar donde la gran mayoría de los participantes (personal de tropa)
fueron llevados engañados al combate (maniobra militar, no golpe de Estado) y
que culminó con una rendición humillante del ahora inquilino del Palacio de
Misia Jacinta. Fecha que paradójicamente ha sido bautizada como "el día de
la dignidad". Igualmente es inconcebible calificar de hazaña heroica el
retorno del comandante-iletrado el 13 de Abril, después de haber agotado su
parque de lágrimas arrodillado implorando clemencia ante sotanas religiosas.
De las filas de los usurpadores del
socialismo del siglo XXI no han surgidos héroes revolucionarios de la talla de
un Fabricio Ojeda, de un "Chema" Saher, de un Nicolás Hurtado,
quienes ofrendaron sus vidas en forma épica luchando por sus ideales. De esta
logia militar destructiva que desgobierna al país han germinado crápulas como
los pistoleros de Puente Llaguno, vándalos tarifados del régimen que asesinaron
a mansalva a un grupo de manifestantes el 11-04-02, y que el propio tte coronel
con su vacía fanfarronería los calificó de "héroes de la revolución".
De igual manera su inagotable
verborrea la ha utilizado para calificar de jornadas heroicas las acciones
represivas de la Guardia Nacional y de los cuerpos represivos del Estado
("gas del bueno") en contra de estudiantes, trabajadores, y
damnificados.
En medio de su orfandad épica el
fachochavismo ha recurrido a una dramaturgia demagógica y victimista, de clara
impronta fascista, al darle un carácter epopéyico a la batalla contra el cáncer
que libra el tte coronel. Pretenden utilizar la enfermedad del
comandante-presidente para ennoblecer la maltrecha y desprestigiada
"robolución bonita".
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