El Triunfo de Capriles
POR GUSTAVO PALACIO
Fuente: IASW
Los acontecimientos de Venezuela dejan varias importantes lecciones e interrogantes para los pueblos y demócratas de Latinoamérica.
Lo primero que cabe destacar es la lucha tenaz, valiente y desigual librada por la oposición venezolana, liderada por Enrique Capriles, para rescatar a su país del yugo de la dictadura chavista y del gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro. Su pelea constituye un ejemplo de unidad a seguir de parte de todos los pueblos, movimientos sociales y líderes de oposición que sufren la opresión de regímenes de la misma ralea.
Igualmente se infiere de los resultados obtenidos, la decisión de la mayoría del pueblo venezolano de poner término al proyecto de la “revolución bolivariana” de control totalitario del poder iniciado por Hugo Chávez dentro y fuera de su país, financiado en gran medida con petrodólares venezolanos, y que ha contado con la complicidad de otros obedientes caudillos latinoamericanos sedientos de poder, así como con el apoyo de potencias manejadas por gobiernos totalitarios.
Desde un punto de vista sociológico, lo sucedido parecería confirmar la hipótesis de que la adhesión ideológica del pueblo venezolano al tan mentado “proceso revolucionario bolivariano” es una simple invención de la maquinaria propagandística del chavismo, detrás de la cual se oculta la tradicional relación del “líder carismático autoritario” con las “masas”; que surge de manera irracional en un terreno abonado por la serie de reivindicaciones sociales postergadas en una sociedad excluyente.
Relación en la que el “líder” representa un imaginario en el que se reflejan de manera instintiva uno o varios sectores de la población; un proceso social que deviene en “narcisismo político colectivo” y que bajo el impulso de los instrumentos de la “modernidad” crea para sí toda una narrativa épica “revolucionaria” que exalta y propicia el ejercicio totalitario del poder, la impunidad y la violación de los derechos del resto de la sociedad y los individuos que la conforman. Un fenómeno de embelesamiento social que puede ser de corta o larga duración, dependiendo de varios factores, tanto de orden económico como político, pero que irremediablemente termina extinguiéndose en el momento que falta el líder.
Esta interpretación explicaría por qué, a las pocas semanas de desaparecido Chávez, se produce el traspaso de más de un millón de votos de parte del electorado venezolano a favor de Enrique Capriles. Nos permitiría entender también por qué dichos electores hicieron caso omiso del pedido expreso formulado antes de morir por el propio líder a su pueblo para que voten a favor de Maduro y de esa forma la “revolución” continúe. Pedido que fue repetido y recordado hasta la saciedad por el aparato propagandístico del régimen durante un largo período de duelo colectivo, de exacerbado fervor político religioso, y durante la intensa campaña electoral. Sin duda, la hipótesis genera una serie de interrogantes, cuyas respuestas merecen un estudio y análisis más amplio y profundo.
En el nuevo escenario de la política post Chávez, el mal olor de un posible fraude perpetrado por el gobierno ilegítimo de Maduro, para ocultar lo que habría sido un contundente triunfo de Enrique Capriles con cerca de 700.000 votos de ventaja, está generando un creciente rechazo de parte de la mayoría de venezolanos y de la comunidad mundial, que empieza a reaccionar ante un hecho social de enorme magnitud internacional que no se puede dejar pasar por alto. La situación de crisis se ahonda por la grave situación económica de Venezuela, que podría colapsar de producirse una mayor disminución del precio del petróleo, y por las propias divisiones dentro del chavismo y las fuerzas armadas.
En la visión de muchos analistas, los inusitados acontecimientos y protestas que se registran en Venezuela podrían ser el inicio de una ola de descontento social que traspasaría las fronteras nacionales y afectaría al resto de gobiernos aliados, y que podría significar el fin de la era de impunidad de los regímenes despóticos de comienzos del Siglo XXI en Latinoamérica.
Etiquetas: Fraude Electoral
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