¡Que vergüenza!
Por: Lorenzo Gacía Tamayo
En primer lugar hay que decir con absoluta certeza, que recientes muestreos realizados por profesionales especializados en la materia, demuestran que la popularidad de los partidos políticos, incluido el PSUV (12%, el más alto), ha caído sin excepciones en niveles por debajo del 3%. En cambio, la sociedad civil alcanza una aceptación cercana al 70 % en todo el País. La MUD no representa a la Sociedad Civil que adversa al Régimen. Así que considerar que la oposición venezolana está representada en estas conversaciones de Dialogo, acordadas entre Gobierno, MUD y UNASUR, no solo es una utopía, sino una falacia revestida de hipocresía. Y lo que es más grave aún, una componenda con ribetes de traición.
La realidad venezolana de estos dos últimos meses, sabe que las guarimbas formadas en Maracaibo, Puerto Ordaz, Barquisimeto, Porlamar; Caracas, Valencia, Mérida, San Cristóbal y otras poblaciones no menos importantes, han sido todas del mismo tenor, es decir, en LEGÍTIMA DFENSA, principio constitucional consagrado en la Carta Magna de Venezuela. Todas han sido convocadas por los estudiantes y los jóvenes en esas ciudades, y en todos los casos, han recibido apoyo logístico espontaneo, por parte de las comunidades aledañas. Nada que ver con MARCHAS, con protestas pacíficas convocadas o diálogos de paz de pacotilla.
Las Marchas y las protestas pacíficas, fueron reprimidas desde abril del 2001 hasta inicios de este año 2014, y fueron dejando una enseñanza que ha desembocado en las Guarimbas de hoy. En todos los escenarios anteriores al día de hoy, bien sea de calle o políticos de otra naturaleza, que pretendían adversar al régimen chavista, fracasaron estrepitosamente ante la magnitud totalitaria y represiva del Gobierno. Después de la Primavera Árabe, los jóvenes venezolanos se percataron del enorme poder que a primera mano tenían con el uso de la telefonía celular y las aplicaciones tecnológicas casi ilimitadas para difundir noticias documentadas con gráficas y videos. En 2001, no existía nada de eso. Esa ha sido la gran diferencia entre el ayer y hoy. Ese es el momento crucial que estamos viviendo.
De manera que esa percepción de protesta pacífica, de que la guerra es división y muerte porque la confrontación entre los colectivos armados con palos y piedras no es viable. O esa otra de que solo la unidad podrá salvarnos, invocando el diálogo para alcanzar la paz, es el mismo argumento que siempre ha utilizado el enemigo durante estos quince largos años, para reprimir imponiendo “a juro”, su inconstitucional Plan de la Patria. Y de paso les ha servido a “ciertos” grupos políticos para mantener sus cuotas y privilegios.
La guarimba de hoy resiste a la componenda que los políticos de la MUD tratan de hacer con UNASUR y el Gobierno para acallar la protesta de los estudiantes. Pretenden aplacarla. Llevarla a los mismos escenarios de ayer. Para convertirlas de nuevo en lo que siempre fueron. Marchas y protestas pacificas, convocadas con rutas señalizadas por el gobierno y custodiadas por sus policías, para llenarse “LA JETA” diciendo que en Venezuela siempre ha habido plenas libertades mientras ellos hacen sus arreglos bajo mesa para seguir llenándose los bolsillos. Hipócritas vendidos. Hay rumores muy fuertes de que ya han acordado (Primero Justicia y AD, Capriles, Ramos Allup y Julio Borges) recibir a cambio de favores entreguistas, dos (2) directores en el CNE, y una media docena de Magistrados. Qué vergüenza. Ah, pero no han contado con que la guarimba de hoy son barricadas con alambre de púas, troncos de árboles, “miguelitos”, cabillas enterradas en el asfalto, escombros, y pertrechos, como respuesta al enorme y desproporcionado genocidio que Maduro ha hecho contra el pueblo. Los jóvenes claman “Estamos en guerra”. Y todo parece indicar que no van a dar su brazo a torcer. Por eso siguen sosteniendo que mientras no se respete la Constitución y no liberen hasta el último preso político, el diálogo para la paz, es una trampa y una traición.
Etiquetas: Guarimba, Julio Borges Junyent, Lorenzo García Tamayo
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