Ante el colapso, deslinde y ruptura
Por: Jesús Antonio Petit da Costa
Lo que está planteado es deslindarse de los colaboracionistas y romper con Cuba y sus títeres fijando como objetivo el cambio radical y profundo del sistema político-económico cuyo fracaso queda probado por el colapso general
Tenemos un sistema bipartidista. Lo forman el PSUV y la MUD, la cual es para aquél lo mismo que en el pasado era COPEI para AD. A su vez, el PSUV es para la MUD lo que antes era AD para COPEI. Son cara y sello de una moneda falsa, que es el sistema. Se hablan mal, de la boca para afuera, para aparentar que son distintos, pero negocian en secreto para ocultar que son lo mismo. Ambos forman la casta política del sistema, la que se ha hecho vitalicia en el poder por la reelección indefinida.
Así como COPEI nunca puso en peligro la estabilidad de un gobierno de AD, ni tampoco los adecos pusieron en peligro a un gobierno de COPEI, también la MUD se niega a hacer zozobrar al gobierno de Maduro. Antes el que estuviera en la oposición, sea AD o COPEI, decía: esperemos las elecciones. Lo mismo dice ahora la MUD: esperemos las parlamentarias de 2015, luego las regionales y municipales de 2016 y después la presidencial de 2018. Y así vamos rodando hasta el fin del siglo, pero eso sí con los de la MUD en cargos que llaman espacios, que son las tetas del presupuesto que cada uno chupa, asegurando carro con chofer y escolta, sueldo jugoso, casa, comida y etcétera, y presupuesto para politiquear. Lo que nos propone la MUD es que les sigamos dando el voto para que ellos vivan bien, mientras el país se hunde y la gente empobrece, camino a la miseria. Piensan con la mentalidad de la casta: arriba ellos y abajo la plebe obligada a sostenerlos en sus cargos, hasta que mueran, para evitar que vengan otros, cuando los que pueden venir en su lugar son también de la misma casta política que se ha apoderado de Venezuela disfrutándola como su hacienda.
AD y COPEI tenían razón en no promover una salida distinta a la electoral, porque estábamos en democracia. Pero bajo un gobierno títere de Cuba, que avanza en la implantación del comunismo para lo cual ha instaurado una tiranía criminal que viola los derechos humanos matando y apresando estudiantes, que saquea a la Nación, que ha hecho del ventajismo y el fraude su garantía de perpetuación en el poder, no funciona la vía electoral, ni hay porqué sentarse a esperar las elecciones. Y menos cuando el sistema ha colapsado política y económicamente. Hay que recurrir a todas las formas de lucha, trasladando su escenario del voto a la calle. Es lo que se llama oposición de calle. Claro está que para hacerla hay que estar resuelto a cambiar el sistema, a sustituirlo por otro. Es lo que no se propone la MUD, por colaboracionista y cogobierno. Sólo quiere que el PSUV le dé el chancecito de gobernar un rato, alternándose ambos en el poder, sin tocar el sistema. Ni siquiera la sumisión a Cuba. De allí que a los traidores a la patria, vendidos a los Castro, saqueadores del Tesoro, los más grandes ladrones que han sido gobierno en Venezuela, que la han llevado a la ruina y han causado el empobrecimiento general, les están prometiendo impunidad. Les dicen: no se preocupen, no les va a pasar nada si nosotros los de la MUD llegamos al poder, ustedes podrán disfrutar tranquilos de todo lo que robaron y les daremos oportunidad de volver a robar, se trata sólo de unas vacaciones muy merecidas por cierto, quince años robando y traicionando a la patria agotan, tienen que tomarse un descanso.
Pero los venezolanos de a pie, el pueblo llano, no puede esperar más. El colapso del sistema no permite más demora. El techo del país nos aplasta en su caída y para colmo el piso nos arrastra en su hundimiento. Venezuela se deshace, mientras las aves de rapiña comen sus restos. Sólo a la casta política le interesan sus diputaciones, sus gobernaciones y sus alcaldías. Al pueblo llano le interesan su presente y su futuro, y para asegurarlo hay que cambiar el sistema político-económico, lo que implica romper con Cuba, echando del poder a sus títeres y colaboracionistas, la casta política que ha sido su instrumento para explotar a Venezuela hasta llevarla a la ruina empobreciendo a los venezolanos.
El comunismo importado de Cuba ha colapsado. Probado su fracaso, hay que cambiarlo radicalmente. Ante el colapso, ruptura. Una ruptura que comienza por el deslinde frente a los colaboracionistas. Sería el primer paso.
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