Populismos y antipopulismos
POR: RICARDO PLATA CEPEDA
Fuente: El Heraldo
Gloria Alvarez |
En 1915 el ingreso per cápita argentino estaba entre los cinco más altos del mundo. En 1946 el general Perón, quien había sido golpista unos años antes, llegaría al gobierno por votación popular. El justicialismo peronista ha dominado la escena política argentina desde entonces, con algunos interregnos. En los años setenta un grafiti en Buenos Aires resumía su espíritu populista: “Basta de realidades, queremos promesas”. En 2015 la realidad es que el ingreso per cápita argentino ya no aparece entre los cincuenta más altos del mundo.
En 1976 Carlos Rangel, periodista e intelectual venezolano, publicó su libro Del buen salvaje al buen revolucionario, un clásico de los ensayos antipopulistas en Iberoamérica. Rangel se graduó en el Bard College, una respetada institución liberal, estudió en La Sorbona y obtuvo una maestría en la Universidad de Nueva York. En sus escritos y en su libro desmitifica desde la fantasía roussoniana del buen salvaje pacífico y feliz hasta el sueño revolucionario que haría aparecer un “hombre nuevo”. Los intelectuales de izquierda lo tildaron de lacayo de la derecha. Difícil creer que fuese lacayo de nada diferente que sus propias ideas. Rangel se casó en segundas nupcias con la periodista y promotora cultural Sofía Imber. Hija de rumanos, conoció de primera voz los atropellos de la ocupación soviética en la tierra de sus ancestros y las carencias resultantes. La pareja creó el original programa televisivo de debate intelectual y político Buenos días Venezuela. Un esfuerzo de largo aliento contra los populismos fascistas, nacionalistas y socialistas y en favor de la democracia. En sus palabras, la demagogia es peligrosa, la democracia difícil. Rangel se suicidó en 1988. Dicen que el sentimiento que le provocó la crisis fue el de creer que había hecho lo suficiente para exorcizar el fantasma del populismo de su querida Venezuela y que, por ende, su lucha y su vida habían perdido sentido. Once años transcurrieron para que el coronel Chávez, quien había sido golpista unos años antes, llegara al poder por votación popular. No hubo que esperar tanto como en Argentina para presenciar los estragos económicos de su reencarnación del socialismo. En 1996 aparece el Manual del perfecto idiota latinoamericano, escrito a tres manos por el colombiano Plinio A. Mendoza, el cubano Carlos A. Montaner y el peruano Álvaro Vargas Llosa, el cual ataca la mentalidad victimista regional que achaca al mundo occidental y al capitalismo todos los males de los países pobres, lo que abona el terreno a caudillos mesiánicos y autocráticos. Y el año pasado irrumpió con la energía de la juventud y el poder amplificador de las redes sociales la guatemalteca Gloria Álvarez. Tal vez no por casualidad hija de un cubano y de una húngara, testigos ambos del sueño socialista convertido en pesadilla y precariedad en sus países de origen. Gloria, quien estuvo en Colombia la semana pasada, tiene una amplia formación académica, tanto en centros de pensamiento liberal como de izquierda, pero enfrenta un gran reto si ambiciona disminuir la hemorragia de populismo que sigue brotando por nuestras “venas abiertas”, a pesar del arrepentimiento del mismo Eduardo Galeano por haber escrito su famosa biblia del victimismo continental con más corazón que razón
Etiquetas: Carlos Rangel
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