Los vínculos de Chávez y Maduro con el islamismo radical
Por: Cedrom
Fuente: Primer Informe/Venezuela Al Dia
El tema del terrorismo y su cada vez mayor influencia en el territorio latinoamericano y el caso venezolano fueron nuevamente motivo de debate durante la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En su intervención Donald Trump, calificó a Irán como un «régimen sediento de sangre» que está embarcado en una fanática búsqueda por conseguir armas nucleares. Lo llamó el principal país del mundo que auspicia el terrorismo.
Al referirse a América Latina, destacó la necesidad de acabar con la “opresión que se vive en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua”. Luego de detallar casos de violaciones a los derechos humanos en Venezuela, calificó a Nicolás Maduro de «títere» de La Habana y señaló al socialismo y al comunismo, como amenazas a la libertad, afirmando que sólo han servido como medios para darle poder a una clase dominante en esos países. “Estamos monitoreando la cuestión de Venezuela de cerca”, remarcó.
El terrorismo que promueve del gobierno de Maduro, como lo señaló el embajador designado por el gobierno interino de Venezuela, Julio Borges, en la reunión del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), tiene su centro en los vínculos con las organizaciones armadas colombianas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los grupos islámicos que operan en Venezuela, junto a la alianza con países como Cuba e Irán.
El canciller venezolano, Jorge Arreaza, en su intervención en la ONU, señaló que en Venezuela no se albergan grupos terroristas, y enfatizó que “Hezbolláh, no es terrorista por cierto”. La aclaratoria de Arreaza sobre Hezbollah o Hezbolá, intenta justificar una larga lista de hechos reconocidos que vinculan al gobierno de Maduro y al chavismo con esta organización; calificada internacionalmente como un grupo terrorista que opera internacionalmente.
Desde el ascenso de Hugo Chávez al poder en 1999 las relaciones con estos factores del terrorismo se pusieron de manifiesto a través de numerosos hechos asociados a una estrategia geopolítica y económica enfrentada a las democracias occidentales y como mecanismo para sostener el poder.
Si bien la alianza con los grupos armados colombianos fue una estrategia más abierta y ampliamente divulgada desde la jefatura de Chávez; la relación del gobierno venezolano con los grupos musulmanes ha tenido un perfil más oculto pero su influencia en el juego geopolítico internacional ha sido de mayor alcance. Algunas figuras, como la del vicepresidente para el área económica, Tareck El Aissami, acusado por el Tesoro de Estados Unidos como narcotraficante e incluido en la lista de los más buscados, ha tenido un rol fundamental para la consolidación de esos vínculos con los regímenes islámicos, en especial con Irán. Pero otros operadores, e historias de vínculos con el terrorismo islámico registran hechos desde comienzos del régimen; lo que ha sido clave para reconstruir la historia de esa alianza que es señalada de ser utilizada para financiar operaciones de lavado de dinero y apoyo a movimientos armados en América Latina y el Medio Oriente.
Desde las torres gemelas
Investigaciones que fueron adelantadas por el Departamento del Tesoro de EEUU y la Comisión Contra el Lavado de Dinero del senado norteamericano, cuando se produjeron los ataques a las torres gemelas del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001, en New York, determinaron que los responsables del ataque terrorista, vinculados a la organización yihadista Al-Qaeda y cuyo epicentro estaba en Afganistán, recibieron ayuda financiera desde Venezuela.
Las investigaciones iniciadas raíz de los ataques buscaban develar las bases del lavado de dinero que desde varias partes del mundo habían ayudado a financiar las redes de la organización dirigida por Osama Bin Laden y otras células terroristas que operaban internacionalmente. Ya desde esos años se hacía visible la presencia en Venezuela de grupos árabes que apoyaban ese tipo de movimientos terroristas.
Las pesquisas llevaron a varios investigadores que trabajaron en la Red de Investigaciones de Crímenes Financieros del Tesoro de EEUU, a seguir pistas en Venezuela quienes trabajaron en colaboración con la banca privada de Venezuela. En el rastreo de cuentas y movimientos financieros se llegó a grupos de origen árabe que operaban en los estados Nueva Esparta, Zulia, y Táchira.
Pero la sospecha de grupos activos desde Venezuela se conocían desde 1993, cuando se determinó que el primer ataque al World Trade Center en ese año, con una camioneta que contenía más de una tonelada de explosivos, fue financiado a través de un operador de cuentas desde Venezuela, según un informe que presentara el consultor de la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN), Alvin James, ante el senado de EEUU, el 26 de septiembre de 2001. Los responsables de ese atentado, que afectó a más de 40 pisos de una de las torres, fueron capturados en 1995 en Pakistán. Este grupo tenía vínculos con la red de Osama Bin Laden y los terroristas del 11 de septiembre.
Los vínculos de El Aissami
Una persona clave en la alianza ha sido El Aissami, mencionado en varias investigaciones en cuerpos de inteligencia de Colombia y Estados Unidos desde 2003. Desde que se hizo parte del proyecto de Hugo Chávez, sus actividades han sido seguidas por cuerpos de inteligencia de esos dos países como sospechoso de organizar redes de apoyo al narcotráfico y a grupos terroristas. Asimismo en el levado de dinero a través de una compleja estructura de negocios y financiera, compartimentada, a través de cual dirige tales operaciones.
Tareck El Aissami es uno de los cinco hijos que nacieron del matrimonio entre Zaidan Amin El Aissami El Musfi y May Maddah de El Aissami; una pareja de musulmanes drusos quienes provenientes del Líbano arribaron de jóvenes a la República de Venezuela asentándose en el Barrio El Carmen de El Vigía, en el estado Mérida, lugar en el que Tareck creció. La influencia paterna se ha hecho manifiesta desde temprana edad por medio de la inculcación de los valores musulmanes. La descripción corresponde a parte de un extenso informe de la inteligencia colombiana que data de 2013 en el que se registran todas las operaciones financieras que ha construido el alto funcionario.
El informe refiere que la formación ideológico-política de El Aissami ha estado ampliamente influenciada por su padre, Zaidan Amin, alias “Carlos Zaidan” autor de innumerables artículos sobre la defensa de Irak y de Saddam Hussein; así como de la Yihad islámica o guerra santa de Al Qaeda y los talibanes; y su tío Shibli El Aissami fue asistente del Secretario General del partido en Bagdad durante el régimen de Saddam Hussein y vicepresidente de Siria desde 1965 a 1966.
Zaidan Amin ha sido y es una persona que estuvo muy activa dentro del partido Baath Árabe Socialista cuya cosmovisión de un nacionalismo de corte socialista y árabe ha consolidado su poder en Damasco, Siria, en las figuras de Bashar Al-Assad –padre primero e hijo luego- y en Bagdad, Irak; en primer lugar con su extinto y más célebre representante, el ex dictador de Irak, Saddam Hussein, y el actual líder de la denominada “Resistencia Iraquí”, Izzat Ibrahim Al-Douri; facciones de poder con las que los hermanos El Aissami mantienen un estrecho vínculo fortalecido desde que el actual vicepresidente para el área económica consolidara su poder político primero desde las filas universitarias y luego desde el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al punto de considerárselo hoy día uno de los elementos de “peso” de la política árabe en Latinoamérica logrando tener contactos y agenda propia con los primeros mandatarios de Siria, Líbano, Jordania, Irán e Irak y los brazos militares de alguno de estos países por medio de los representantes de organizaciones tales como Hamas y Hezbollah.
Un dato que revela la cercanía con el chavismo es que su padre fue detenido después de los sucesos del 4 de febrero de 1992 por sus relaciones con el movimiento golpista que encabezó Chávez. Su residencia fue allanada. El Aissami tenía 17 años y cursaba quinto año de bachillerato.
Negocios financieros
Según detalla el informe, El Aissami ha operado desde una compleja estructura de negocios y financiera, compartimentada en dos sectores y un subgrupo, que le permite no participar directamente en ninguna actividad bursátil, financiera o empresarial que puede comprometerle como funcionario publico.
El Aissami fue jefe de la Misión Identidad en 2003; diputado por el estado Mérida de 2006 a 2007; ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz de 2012 a 2017; gobernador del estado Aragua de 2012 a 2016 y vicepresidente ejecutivo de la República de 2017 a 2018. Actualmente desde junio de 2018 es ministro para Industrias y Producción; además de vicepresidente para el área económica.
Uno de sus aliados más importantes ha sido su hermano Feras El Aissami, quien fue coordinador de eventos y movilización del PSUV en el estado Mérida, y pieza clave en el entramado de negocios. Según el informe ha sido la cabeza oculta de la estructura de negocios de su hermano Tareck y en el ingreso de residentes de origen árabe. Entre los funcionarios del gobierno destaca su vínculo con Hugo Cabezas Bracamonte quien fue clave en el engranaje desde la Oficina Nacional de Identificación (ONIDEX) ahora Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) para el suministro de identificaciones ilegales. Feras actualmente reside en Uruguay junto a su familia desde mediados de 2018.
Como resultado del análisis de inteligencia se detectó que los hermanos Tareck y Feras se encargaron de cedular, otorgar visas y nacionalizar a ciudadanos naturales de distintos países con particular interés en sirios, libaneses, jordanos, iraníes e iraquíes. La mayoría a los que se les asignó nueva identidad fueron ex integrantes de las fuerzas armadas de sus respectivos países con grados militares tales como capitanes del Ejército Sirio del presidente Bashar Al-Asad. Asimismo, se encontraron personalidades conocidas internacionalmente como Abdul Ghani Suleiman Waked, mano derecha de Hassan Nasrallah, líder de la organización terrorista islámica chiita Hezbollah, quien fue nacionalizado venezolano a instancias del propio El Aissami.
El actual vicepresidente para el área económica se encuentra vinculado por medio de su hermano Feras y de su socio Omar Salha con la Importadora Silvania, C.A., con base en Valencia, estado Carabobo, perteneciente a Alí Houssein Harb, la cual el Departamento del Tesoro de los EEUU incluyó en la lista de la denominada “Red de Joumaa”; organización sofisticada de blanqueo y desvío de capitales hacia el Líbano para el financiamiento de actividades terroristas y de narcotráfico a la organización terrorista Hezbollah.
Otros sancionados
A mediados de 2008 el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos incluyó en su lista de terrorismo al libanés Ghazi Nasr Al Din. Según los investigadores, utilizó su posición como diplomático venezolano y presidente del Centro Islámico Shi’a con sede en Caracas para brindar apoyo financiero a Hezbollah. Nasr Al Din sirvió como encargado de Negocios en la Embajada de Venezuela en Damasco, en Siria, y posteriormente fue nombrado director de Aspectos Políticos en la Embajada de Venezuela en el Líbano. Las autoridades federales informaron en ese momento que Nasr al Din, quien habla árabe y español con fluidez, es sospechoso de actuar como recaudador de fondos para Hezbollah. “Es extremadamente inquietante ver al gobierno de Venezuela emplear y proporcionar amparo a un facilitador y donante de Hezbollah”, señaló en aquel entonces Adam J. Szubin, director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro (OFAC).
Según el informe, Nasr al Din se reunió con altos funcionarios de Hizballah en el Líbano para discutir asuntos operativos, y también facilitó el viaje de los miembros de Hezbollah hacia y desde Venezuela. A fines de enero de 2006, facilitó el viaje de dos representantes de Hezbollah del Parlamento libanés a Caracas para solicitar donaciones y anunciar la apertura de un centro comunitario y una oficina patrocinados por dicha organización en Venezuela.
El banquero procesado
La Corte del Distrito Sur de Nueva York fijó para el 2 de marzo de 2020 el juicio con jurado en contra del banquero iraní, Alí Sadr Hashemi Nejad, acusado por el gobierno estadounidense de lavado de dinero, fraude bancario y de haber ejecutado un plan financiero que violó las sanciones impuestas por los Estados Unidos a la República Islámica de Irán, según detalla un reporte de la periodista de investigación, Maibort Petit, quien ha seguido el caso de este banquero
Hashemi Nejad, de 39 años, nacido en Irán estableció fuertes vínculos con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en negocios que operaron para el lavado de dinero.
El banquero fue arrestado el 19 de marzo de 2018 en el aeropuerto de Dulles, en Washington, DC. Según los documentos presentados ante el tribunal, Hashemi Nejad y su madre se dirigían a Londres para celebrar el año nuevo persa con su familia. El empresario propietario de Pilatus Bank fue acusado de seis cargos de fraude bancario e intrigas para evadir las sanciones de Estados Unidos contra Irán, indica el reporte.
Específicamente, se alegó que el banquero había conspirado en un complot para canalizar 115 millones de dólares a través del sistema financiero estadounidense bajo un contrato de construcción de 7 mil casas para sectores populares en Venezuela, por lo cual se declaró no culpable.
El caso de Hashemi Nejad está siendo manejado por la unidad de Terrorismo y Narcóticos Internacionales del Fiscal Federal para el Distrito Sur de Nueva York; una oficina conocida por procesar casos de terrorismo de alto perfil.
El acusado se mudó a Estados Unidos en el año 2000 cuando tenía 23 años para reunirse con su madre y hermana, y fue peticionario de asilo político en 2003, de acuerdo a los documentos de la corte. En la petición de asilo, el acusado aseguró que su vida corría peligro si regresaba a Irán porque su familia tenía problemas con el régimen iraní del ex presidente Sayid Mohamed Jatami. No obstante, existen registros que señalan que el presidente iraní de la época dijo que el padre de Sadr “era uno de los exportadores ejemplares de Irán”.
Hashemi Nejad tiene el estatus de residente permanente de los Estados Unidos y ha dicho que no tiene conexión con los negocios de su padre en Irán.
El banquero se hizo residente legal de Estados Unidos en 2004 basado en su asilo, pero en 2010 su asilo fue revocado por el gobierno federal alegando que su proceso había sido fraudulento. El acusado logró obtener otra carta de residencia en 2012. Los documentos señalan que el acusado viajó varias veces a Irán entre 2010 y 2015 y que dichas movilizaciones se habrían hecho de bajo perfil para evitar una supuesta persecución en su contra.
Los fiscales señalan que el empresario registró múltiples compañías en Malta, Suiza, Hong Kong, Chipre, Reino Unido y EEUU, y que en ninguno de los registros corporativos el acusado reveló su trasfondo iraní, a pesar de que mantiene un vínculo con los sectores de la banca, petróleo y construcción en Irán a través de su padre, Mohammad Sadr Hashemi Nejad, fundador del primer banco privado de la República Islámica de Irán, EN Bank, también conocido como Eghtesad Novin Bank, en 2001. Actualmente, Mohammad Sadr Hashemi Nejad es presidente de Stratus Holding Group, uno de los mayores conglomerados de la construcción de viviendas y carreteras de Irán, con más de 60 filiales y, más de 10 mil empleados, indica el reporte de la periodista venezolana.
Stratus Holding tiene una subsidiaria, la Corporación de Vivienda Internacional Iraní (IIHC), que estaría a cargo en 2005 de la construcción de la urbanización Ciudad Socialista Fabricio Ojeda, con más de 7 mil viviendas, en el estado Zulia, del convenio binacional Irán-Venezuela por un monto inicial de 574,1 millones de dólares de los que se habrían pagado 308,5 millones de dólares. “Según los fiscales estadounidenses se utilizó para canalizar 115 millones de dólares a Irán”. El complejo habitacional ha sido inaugurado varias veces, con entregas parciales de unidades; pero a la fecha no se ha completado.
Usando pasaportes de St Kitss y Nevis y de los Emiratos Arabes Unidos, el banquero iraní bajo juicio constituyó en 2010 dos empresas, una en Suiza (Clarity Trade and Finance) y otra en Turquía (Stratus International Contracting) para canalizar los pagos del gobierno de Venezuela por 115 millones de dólares entre 2011 y 2013.
El Banco Central Europeo retiró en noviembre de 2018 la licencia al banco maltés Pilatus Bank, que operaba en ese país desde 2014, salpicado por acusaciones de corrupción y blanqueo de capitales.
Hashemi Nejad, accionista mayoritario de Pilatus Bank, había demandado a la periodista de investigación Daphne Caruana Galizia, por haber acusado a esa entidad financiera de estar inmersa en casos de corrupción y lavado de dinero por el escándalo de los Papeles de Panamá que mencionaba a las familias presidenciales de Malta, de Azerbaiyán y de Angola. Caruana fue asesinada con un coche bomba en octubre de 2017, en Malta.
Maduro y el Hezbollah
El ex gobernador de Aragua y ex directivo del PSUV, Rafael Isea, narró al ex corresponsal de ABC en Washington, Emili Blasco, el episodio de un encuentro al que tuvo que asistir en Damasco, en 2007, en donde fue convocado por Nicolás Maduro, quien para el momento era canciller de Venezuela, con el jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista libanés.
Según la narración de Isea, lo acordado en esa reunión no fue develado en el momento, pero todo indicaba que allí se acordó dar espacio a Hezbollah en Venezuela. También se prometió establecer mecanismos en el trasporte de armas al Líbano y acceso a pasaportes venezolanos para facilitar el desplazamiento de sus militantes. Isea ofreció los detalles de esa conversación a las autoridades de EEUU.
El periodista Blasco cita en su libro “Bumerán Chávez” documentos examinados en su investigación en los que confirmó la celebración de una reunión el 22 de agosto de 2010 de una pequeña cumbre de dirigentes del extremismo islámico en la sede de inteligencia militar venezolana a la que asistieron mandos del Hezbollah, Hamás y otros agentes del yihad. Según cita el periodista, estaban implicados embajadores en Damasco de Venezuela, Imán Saab Saab y de Irán, Ahmad Mousavi y el número dos de la diplomacia chavista Ghazi Nasr Al-Din; citado en este reporte como uno de los principales interlocutores con Hezbollah y muy vinculado a El Aissami.
En septiembre de 2013 Isea desertó de la revolución bolivariana y emigró a EEUU en donde se convirtió en testigo protegido de la agencia estadounidense Administración para el Control de Drogas (DEA), tras ofrecer información clasificada sobre el tráfico de drogas y lavado de dinero hacia Estados Unidos, por parte de altos funcionario de Venezuela. Es de recordar que su familia (madre y hermana) el 19 de junio de 2015, fueron detenidas por los agentes del Servicio de Inteligencia Bolivariano (SEBIN) por órdenes de El Aissami para obligar a Isea volver a Venezuela.
Las actividades desarrolladas por estos grupos islámicos como Hezbolláh en Venezuela y otros países de la región, no se han manifestado en atentados terroristas. Sus operaciones se vinculan a lavado de dinero y apoyo a las causas de estos grupos en dinero y armas, negocios ilegales hacia el Medio Oriente y Europa, fundamentalmente.
Un caso de excepción fue el atentado en Argentina en julio de 1994 con un coche bomba contra la embajada de la Asociación Mundial Isrraelita (AMIA). Se trató de uno de los mayores ataques terroristas ocurridos en el continente con un saldo de 85 personas asesinadas y 300 heridas; el mayor ataque contra judíos desde la Segunda Guerra Mundial.
Luego de varios años de procesos contra los autores, la Oficina del Tesoro de EEUU anunció que una persona llamada Salman Raouf Salman, bajo la identidad del pasaporte colombiano falso Salman el Reda, perteneciente a la organización Hezbollah, fue el autor intelectual del atentado a la AMIA en 1994 y ofreció una recompensa de 7 millones de dólares por información que permita detenerlo.
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