Venezuela: Contra La Historia
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
En un proceso electoral viciado, el país escogió entre dos propuestas igualmente inviables y plagadas de populismo. De antemano se sabía que los electores se inclinarían por el candidato Chávez, no porque su propuesta estuviese pletórica de elementos inteligentes, sino porque garantizaba la continuación de los programas sociales, que aunque inefectivos dan la sensación al pueblo que el gobierno, se está ocupando de sus problemas inmediatos. En consecuencia, privó en la población de escasos recursos el miedo a perder las migajas y dádivas que los ingentes recursos petroleros le permiten repartir al gobierno.
Por otra parte, muchos sectores de la clase media cayeron en la trampa chavista, obnubilados ante la aparente prosperidad que experimenta la economía nacional. De hecho pocos sectores de la población perciben que sobre Venezuela se cierne un peligroso tsunami que pudiera terminar de arrastrar la economía nacional por el abismo; que la propuesta chavista es una reedición de la Venezuela saudita de CAP, que permitió en su momento que muchos venezolanos la pasaran de lo lindo con niveles de vida para lo cual no habían realizado ningún esfuerzo y que a la postre degeneró en los niveles de pobreza y atraso conocidos. El eterno retorno auge, florecimiento y caída. Nada nuevo y nada sostenible en el tiempo.
Los sectores profesionales e intelectuales irresponsablemente no advirtieron suficientemente sobre los peligros que envolvían las principales propuestas y muchos se plegaran a la fiesta y a la borrachera rentista “revolucionaria”. Quienes sufragaron por Chávez quizá no cayeron en cuenta que optaron por un proyecto totalitario que incluye la construcción de nuestro propio sepulcro económico. Apostaron mal y la historia lo facturará. El gobierno tarde o temprano tendrá que aterrizar en la realidad y dejar de vender sueños.
Es necesario comprender que los ideales de igualdad, justicia y libertad no se alcanzarán jugando dentro del esquema hegemónico y totalitario de Chávez. El proyecto chavista es inviable y avanza en curso de colisión contra la historia. Conocidos los resultados electorales sólo resta organizarnos y prepararnos para la colisión.
En un proceso electoral viciado, el país escogió entre dos propuestas igualmente inviables y plagadas de populismo. De antemano se sabía que los electores se inclinarían por el candidato Chávez, no porque su propuesta estuviese pletórica de elementos inteligentes, sino porque garantizaba la continuación de los programas sociales, que aunque inefectivos dan la sensación al pueblo que el gobierno, se está ocupando de sus problemas inmediatos. En consecuencia, privó en la población de escasos recursos el miedo a perder las migajas y dádivas que los ingentes recursos petroleros le permiten repartir al gobierno.
Por otra parte, muchos sectores de la clase media cayeron en la trampa chavista, obnubilados ante la aparente prosperidad que experimenta la economía nacional. De hecho pocos sectores de la población perciben que sobre Venezuela se cierne un peligroso tsunami que pudiera terminar de arrastrar la economía nacional por el abismo; que la propuesta chavista es una reedición de la Venezuela saudita de CAP, que permitió en su momento que muchos venezolanos la pasaran de lo lindo con niveles de vida para lo cual no habían realizado ningún esfuerzo y que a la postre degeneró en los niveles de pobreza y atraso conocidos. El eterno retorno auge, florecimiento y caída. Nada nuevo y nada sostenible en el tiempo.
Los sectores profesionales e intelectuales irresponsablemente no advirtieron suficientemente sobre los peligros que envolvían las principales propuestas y muchos se plegaran a la fiesta y a la borrachera rentista “revolucionaria”. Quienes sufragaron por Chávez quizá no cayeron en cuenta que optaron por un proyecto totalitario que incluye la construcción de nuestro propio sepulcro económico. Apostaron mal y la historia lo facturará. El gobierno tarde o temprano tendrá que aterrizar en la realidad y dejar de vender sueños.
Es necesario comprender que los ideales de igualdad, justicia y libertad no se alcanzarán jugando dentro del esquema hegemónico y totalitario de Chávez. El proyecto chavista es inviable y avanza en curso de colisión contra la historia. Conocidos los resultados electorales sólo resta organizarnos y prepararnos para la colisión.
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