3D UN RESULTADO CANTADO
Por: Rafael Iribarren Soublette
Resultó lo que estaba cantado; y casi pre-convenido, sin ánimo descalificatorio. Se legitimó al CNE, Rosales se mantuvo hasta el final, el CNE dio ganador a Chávez, por una ventaja holgada; y aquel inmediatamente reconoció ese resultado. ¿Esos fueron los números y la diferencia reales?; ¿sin fraude, o, con cuanto fraude?; imposible afirmar nada responsablemente, aunque, cierto, también negar nada consistentemente; ante la caja negra y bajo control hermético que es el sistema electoral venezolano; sin ninguna trasparencia ni confiabilidad.
Sostuve y sostengo que si Chávez jugaba limpio y la gente se convencía de que lo iba a hacer, perdía; o ganaba por un muy estrecho margen. No jugó limpio; como estaba previsto y todo el mundo lo supo. Y el CNE le respondió; que para eso estaba.
Por: Rafael Iribarren Soublette
Resultó lo que estaba cantado; y casi pre-convenido, sin ánimo descalificatorio. Se legitimó al CNE, Rosales se mantuvo hasta el final, el CNE dio ganador a Chávez, por una ventaja holgada; y aquel inmediatamente reconoció ese resultado. ¿Esos fueron los números y la diferencia reales?; ¿sin fraude, o, con cuanto fraude?; imposible afirmar nada responsablemente, aunque, cierto, también negar nada consistentemente; ante la caja negra y bajo control hermético que es el sistema electoral venezolano; sin ninguna trasparencia ni confiabilidad.
Sostuve y sostengo que si Chávez jugaba limpio y la gente se convencía de que lo iba a hacer, perdía; o ganaba por un muy estrecho margen. No jugó limpio; como estaba previsto y todo el mundo lo supo. Y el CNE le respondió; que para eso estaba.
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¿Fraude?. ¿Cuánto?. Claramente que ni tanto como en el RR ni tan poco como el 4D. La consensual aceptación de los resultados supone la admisión de que no lo hubo o que no fue determinante; pero el contraste dramático con la realidad que se percibe no permite avalarlos simplemente. Y no solo ante el contraste entre la sorprendentes movilización y motivación masivas antichavistas y la lenta y mecanizada y apagada respuesta chavista en la campaña; sino que, y por hoy un solo señalamiento, de acuerdo a la comparación entre resultados en el tiempo; no son concordantes con la realidad que cotidianamente se percibe.
¿Fraude?. ¿Cuánto?. Claramente que ni tanto como en el RR ni tan poco como el 4D. La consensual aceptación de los resultados supone la admisión de que no lo hubo o que no fue determinante; pero el contraste dramático con la realidad que se percibe no permite avalarlos simplemente. Y no solo ante el contraste entre la sorprendentes movilización y motivación masivas antichavistas y la lenta y mecanizada y apagada respuesta chavista en la campaña; sino que, y por hoy un solo señalamiento, de acuerdo a la comparación entre resultados en el tiempo; no son concordantes con la realidad que cotidianamente se percibe.
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Según el mismo CNE en el RR del 2004 el “si”, o la oposición, tuvo el 40% de los “votos”; y el “no” el 60%; ahora el 3D ésta tuvo el 37,7% y aquel 62 % y algo. De ser cierto eso, quiere decir que:
1.- el chavismo hoy tiene mas apoyo que hace dos años y medio; hasta haber incrementado relativa y absolutamente su votación, con tres millones de ventaja;
2.- el rechazo a él se ha reducido y hay menos antichavismo hasta haberse estancado absolutamente y reducido relativamente; y
3.- se redujo la abstención.
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Lo que, aparte el punto 3º, el 1º y el 2º no son ciertos; son falsos; independientemente de lo que digan encuestas, exit poll o lo que sean; y del consenso y de lo justificable del realismo político, de admitir los resultados del CNE, y de haberlos avalado la comunidad internacional; hoy el apoyo a Chávez se ha encogido notoriamente y el rechazo se le ha dimensionado; en todos los sectores de la población e igualmente señalo solo de paso, contradiciendo el mediático discurso politólogo petulante, que el significativo descenso de la abstención es indicativo, de que ella realmente es una actitud política; escepticismo y rechazo de la gente; nada que ver con el desinterés la antipolítica y menos con el miedo con que se ha pretendido identificar.; además de que afectaba era fundamentalmente a Chávez."
¿Fraude?. ¿Cuánto?. Claramente que ni tanto como en el RR ni tan poco como el 4D. La consensual aceptación de los resultados supone la admisión de que no lo hubo o que no fue determinante; pero el contraste dramático con la realidad que se percibe no permite avalarlos simplemente. Y no solo ante el contraste entre la sorprendentes movilización y motivación masivas antichavistas y la lenta y mecanizada y apagada respuesta chavista en la campaña; sino que, y por hoy un solo señalamiento, de acuerdo a la comparación entre resultados en el tiempo; no son concordantes con la realidad que cotidianamente se percibe. Según el mismo CNE en el RR del 2004 el “si”, o la oposición, tuvo el 40% de los “votos”; y el “no” el 60%; ahora el 3D ésta tuvo el 37,7% y aquel 62 %y algo. De ser cierto eso, quiere decir que, 1.- el chavismo hoy tiene mas apoyo que hace dos años y medio; hasta haber incrementado relativa y absolutamente su votación, con tres millones de ventaja; 2.- el rechazo a él se ha reducido y hay menos antichavismo hasta haberse estancado absolutamente y reducido relativamente; y 3.- se redujo la abstención. Lo que, aparte el punto 3º, el 1º y el 2º no son ciertos; son falsos; independientemente de lo que digan encuestas, exit poll o lo que sean; y del consenso y de lo justificable del realismo político, de admitir los resultados del CNE, y de haberlos avalado la comunidad internacional; hoy el apoyo a Chávez se ha encogido notoriamente y el rechazo se le ha dimensionado; en todos los sectores de la población. E igualmente solo de paso, señalo, contradiciendo el mediático discurso politólogo petulante, que el significativo descenso de la abstención es indicativo, de que ella realmente es una actitud política; escepticismo y rechazo de la gente; nada que ver con el desinterés la antipolítica y menos con el miedo con que se ha pretendido identificar.; además de que afectaba era fundamentalmente a Chávez.
¿Fraude?. ¿Cuánto?. Claramente que ni tanto como en el RR ni tan poco como el 4D. La consensual aceptación de los resultados supone la admisión de que no lo hubo o que no fue determinante; pero el contraste dramático con la realidad que se percibe no permite avalarlos simplemente. Y no solo ante el contraste entre la sorprendentes movilización y motivación masivas antichavistas y la lenta y mecanizada y apagada respuesta chavista en la campaña; sino que, y por hoy un solo señalamiento, de acuerdo a la comparación entre resultados en el tiempo; no son concordantes con la realidad que cotidianamente se percibe. Según el mismo CNE en el RR del 2004 el “si”, o la oposición, tuvo el 40% de los “votos”; y el “no” el 60%; ahora el 3D ésta tuvo el 37,7% y aquel 62 %y algo. De ser cierto eso, quiere decir que, 1.- el chavismo hoy tiene mas apoyo que hace dos años y medio; hasta haber incrementado relativa y absolutamente su votación, con tres millones de ventaja; 2.- el rechazo a él se ha reducido y hay menos antichavismo hasta haberse estancado absolutamente y reducido relativamente; y 3.- se redujo la abstención. Lo que, aparte el punto 3º, el 1º y el 2º no son ciertos; son falsos; independientemente de lo que digan encuestas, exit poll o lo que sean; y del consenso y de lo justificable del realismo político, de admitir los resultados del CNE, y de haberlos avalado la comunidad internacional; hoy el apoyo a Chávez se ha encogido notoriamente y el rechazo se le ha dimensionado; en todos los sectores de la población. E igualmente solo de paso, señalo, contradiciendo el mediático discurso politólogo petulante, que el significativo descenso de la abstención es indicativo, de que ella realmente es una actitud política; escepticismo y rechazo de la gente; nada que ver con el desinterés la antipolítica y menos con el miedo con que se ha pretendido identificar.; además de que afectaba era fundamentalmente a Chávez.
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El cuadro político resultante, imaginado e inducido simétricamente a partir del “realismo político”, desde sectores de las cúpulas chavista y de oposición, es otro; ciertamente diferente al que existió hasta el 3D; indiscutiblemente mas aceptado y respetablemente deseable para quizás la mayoría; pero mejor solo muy relativamente en relación a los problemas de fondo de la sociedad venezolana. Significa un cambio, ciertamente. Pero en mucho, aparte de que coyunturalmente sea o no preferible, un cambio regresivo hacia nuestra década puntofijista de los 60; o hacia una variante venezolana del modelo mejicano de la “dictadura perfecta”; un bipartidismo hegemonizado desde el poder altamente concentrado, aquí por el chavismo, que, sin su legitimidad histórica, tiende a ser el PRI venezolano.
El cuadro político resultante, imaginado e inducido simétricamente a partir del “realismo político”, desde sectores de las cúpulas chavista y de oposición, es otro; ciertamente diferente al que existió hasta el 3D; indiscutiblemente mas aceptado y respetablemente deseable para quizás la mayoría; pero mejor solo muy relativamente en relación a los problemas de fondo de la sociedad venezolana. Significa un cambio, ciertamente. Pero en mucho, aparte de que coyunturalmente sea o no preferible, un cambio regresivo hacia nuestra década puntofijista de los 60; o hacia una variante venezolana del modelo mejicano de la “dictadura perfecta”; un bipartidismo hegemonizado desde el poder altamente concentrado, aquí por el chavismo, que, sin su legitimidad histórica, tiende a ser el PRI venezolano.
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El gran ganador es Chávez que logró legitimarse, lo que le era urgente; bajó la abstención que era su gran problema; y se legitimó al CNE base de su perpetuación en el poder; en una elecciones con participación de la oposición que, legitimándolo, como contrapartida se legitimó igualmente y fue legitimada por él.
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Se entra en una dinámica a inducir, o considerada susceptible de serlo, de bipartidización institucional asimétrica de la política y la vida nacionales bajo la hegemonía autoritaria chavista, tan consiste y concentrada como hasta ahora; aunque quizás, mas moderadamente ejercida. Pero ni hay cambio de fondo ni se plantean, al menos en el plano político-institucional las cuestiones de fondo, la de la estructura y el ejercicio del poder, y la del cambio.
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El cuadro político resultante, imaginado e inducido simétricamente a partir del “realismo político”, desde sectores de las cúpulas chavista y de oposición, es otro; ciertamente diferente al que existió hasta el 3D; indiscutiblemente mas aceptado y respetablemente deseable para quizás la mayoría; pero mejor solo muy relativamente en relación a los problemas de fondo de la sociedad venezolana. Significa un cambio, ciertamente.
El cuadro político resultante, imaginado e inducido simétricamente a partir del “realismo político”, desde sectores de las cúpulas chavista y de oposición, es otro; ciertamente diferente al que existió hasta el 3D; indiscutiblemente mas aceptado y respetablemente deseable para quizás la mayoría; pero mejor solo muy relativamente en relación a los problemas de fondo de la sociedad venezolana. Significa un cambio, ciertamente.
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Pero en mucho, aparte de que coyunturalmente sea o no preferible, un cambio regresivo hacia nuestra década puntofijista de los 60; o hacia una variante venezolana del modelo mejicano de la “dictadura perfecta”; un bipartidismo hegemonizado desde el poder altamente concentrado, aquí por el chavismo, que, sin su legitimidad histórica, tiende a ser el PRI venezolano.
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El gran ganador es Chávez que logró legitimarse, lo que le era urgente; bajó la abstención que era su gran problema; y se legitimó al CNE base de su perpetuación en el poder; en una elecciones con participación de la oposición que, legitimándolo, como contrapartida se legitimó igualmente y fue legitimada por él.
El gran ganador es Chávez que logró legitimarse, lo que le era urgente; bajó la abstención que era su gran problema; y se legitimó al CNE base de su perpetuación en el poder; en una elecciones con participación de la oposición que, legitimándolo, como contrapartida se legitimó igualmente y fue legitimada por él.
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Se inicia una dinámica a inducir, o considerada susceptible de serlo, de bipartidización institucional asimétrica de la política y la vida nacionales bajo la hegemonía autoritaria chavista, tan consiste y concentrada como hasta ahora; aunque quizás, mas moderadamente ejercida. Pero ni hay cambio de fondo ni se plantean, al menos en el plano político-institucional las cuestiones de fondo, la de la estructura y el ejercicio del poder, y la del cambio.
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