Se Mueve El Cuadro Político
Por: Manuel Isidro Molina
La atmósfera política venezolana está aparentemente estancada, algunos piensan que “sin salida”. El descreimiento es generalizado, incluso en el ámbito que pudiéramos llamar “chavista”, donde la corrupción, la ineficiencia y las arbitrariedades gubernamentales están siendo criticadas, cada vez con más contundencia, aunque no quieran –todavía- desmeritar el desempeño presidencial, Alfa y Omega del fracaso.
“Pero se mueve”, pudiéramos decir con Galileo Galilei. Nada está quieto en Venezuela. La inconformidad política y social crece, en medio de la mayor abundancia dineraria que haya tenido el país. La política, porque el sectarismo excluyente y monopartidista del gobierno se ha hecho obstinante, no sólo para quienes se sienten opositores al gobierno y sus sistemas de control, sino para el gran conjunto nacional independiente y buena parte del “chavismo” no fanatizado ni corrompido. Y la social, por el persistente empobrecimiento de la mayoría de la población, a pesar del encandilamiento por el masivo circulante de petrodólares, cuya expresión en bolívares gira y pasa por las manos, pero al final va a recalar a las manos de los vivos de siempre, los corruptos y los capitalistas beneficiarios (banca, seguros, comercio, servicios, especuladores financieros, etc.); así como a las arcas públicas mediante un voraz sistema impositivo.
Lo cierto es que la rutilante riqueza de los chavistas encumbrados y sus redes de testaferros “rojos rojitos” contrasta ofensivamente con la depauperación de la clase media profesional y las penurias de los pobres, asfixiados por el alto costo de la vida (a pesar de la canasta de alimentos regulados) y la ineficiencia de los gobiernos nacional, regionales y municipales. Inclúyase a ese enorme mitad de la población económicamente activa que sobrevive en la economía informal, en la cual el buhonerismo y el matatigrismo van de la mano.
El optimismo de los voceros oficiales, es de antología: casi tenemos un Edén, en Venezuela. Pero, las protestas crecen, por todos lados, mientras la sanguinaria delincuencia cobra vidas humanas y bienes materials de personas y empresas, todos los días y a toda hora; esto es, el más gigantesco fracaso gubernamental, en el que tanto el presidente Hugo Chávez como sus ocho ministros de Interior y Justicia tienen una responsabilidad administrativa, política e histórica que nadie les podrá quitar de la frente.
No importa que el enfoque político fundamental del gobierno sea su supuesto enfrentamiento con “la derecha” y “el imperialismo”. Poca gente come de eso, y menos los verdaderos revolucionarios que saben perfectamente que ninguna supuesta gesta histórica enervada por vagabundos podrá ser exitosa. Ni el oficialista “Partido Socialista Unido de Venezuela” (PSUV) ni el puntofijista “Un Nuevo Tiempo” (UNT) constituyen opciones válidas para la realización colectiva de la nación. Tampoco los reagrupamientos de la derecha neoliberal (COPEI-Primero Justicia) sirven para mucho. Acción Democrática va quedando en su cascarón, y las otras agrupaciones viven procesos de division o disolución por falta de pertinencia histórica.
Lo que quiero significar es que Venezuela está experimentando un silencioso proceso de redefiniciones políticas que pasará por la extinción de unos partidos y grupos, el reposicionamiento de otros y la aparición de nuevas plataformas para la acción política. Referencia útil., en terminos comparados, es la experiencia vivida por la política italiana, durante la década de los años noventa del siglo pasado, lapso en el cual los archipoderosos partidos Demócratacristiano y Comunista se extremecieron hasta el hundimiento histórico.
Los procesos que viven el PSUV y el UNT, y más atrás Primero Justicia y COPEI, no satisfacen a las mayorías nacionales, tanto por las indefiniciones ideológicas y políticas como por la textura ética de buena parte de sus liderazgos. De todas formas, ha sido útil el congreso ideológico copeyano, pues quedó clara su migración hacia el neoliberalismo pro-capitalista, emulando al “Partido Popular” español (de hecho asumió tal membrecía en disputa soterrada con Primero Justicia) y al “PAN” (Partido Acción Nacional) de México. Como útiles serán los anunciados congresos constitutivos de UNT y PSUV, durante el próximo semestre.
Entre esos intentos redefinitorios, el espacio democrático de la izquierda contemporánea, está abierto al encuentro de muchas y valiosas voluntades junto a nuestro pueblo. Una amplia porción de los venezolanos y venezolanas deberá ser convencida y animada por un ideario colectivo con indeclinable vocación, ética, social y participativa. La muerte histórica de liderazgos y partidos no se decreta, pero la vida la impone.
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