Voces desde Cantaclaro
Por: Argelia Ríos

Son muchas las desviaciones que Jerónimo Carrera puede estar valorando como inquietantes

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Las incógnitas de Jerónimo Carrera no son inferiores. De hecho, trascienden de las diferencias generadas por el partido único. No es una aventura señalar que más bien el debate alrededor de esta propuesta solapa otras dudas más esenciales. Las vacilaciones del PCV son oceánicas. Algunas de ellas coinciden con las de otros factores internos. Otras, en cambio, sellan su distancia con los impostores que, apresurados - y en el afán de calificar en la repartición del poder -, tratan de darse una ducha rápida de marxismo-leninismo, porque apenas ven a la revolución como una circunstancia teatral...

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Haciendo honor al gallo rojo que distingue a su histórica organización, Jerónimo Carrera ha tenido el mérito de cantar claro y de hacerlo con la auctoritas de los desprendidos. De sus palabras destaca la ausencia de las marrullerías burocráticas y el privilegio de los asuntos de fondo... Por eso no hay agravios reservados para él. Ni para el PCV, cuya presencia en la alianza se escribirá tras los puntos suspensivos de estos próximos nueve meses.

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Dispersas aquí y allá, las expresiones del presidente del PCV destilan inconfundibles dejos de inconformidad. Incluso, a Carrera se le puede imaginar en un soliloquio, desplegando un gesto desencajado ante la evolución del proceso... El viejo comunista debe tener la certeza de que Chávez representa, en efecto, una oportunidad para sembrar en Venezuela la semilla de la idea utópica. Sin embargo, en paralelo a esa convicción, marcha en su cabeza otra que lleva la delantera: el peligroso voluntarismo del Presidente, empeñado en carburar las condiciones necesarias para profundizar la revolución, amenaza con destruir todo el camino recorrido. El PCV no parece dispuesto a responsabilizarse de ese trance.

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Son muchas las desviaciones que Carrera puede estar valorando como inquietantes. El personalismo del jefe, su repugnancia por la dirección colectiva, la charlatanería de la ostentosa nomenclatura cívico-militar - inservible para difundir una obligante conciencia de clase -, el menosprecio hacia los sindicatos, la ausencia absoluta de la clase trabajadora... ¿Cómo avanzar hacia otro modelo de sociedad en medio de este cuadro de contradicciones? La pobreza venezolana abraza las aspiraciones que contrarían la condición de oro para construir el socialismo. Su arraigada cultura clientelar podría desviar el experimento hacia derroteros que al PCV le costaría un mundo justificar.

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La ambición de poder vive muy lejos de los comunistas auténticos: ellos son conservadores por excelencia y guardan un profundo respeto por su historia. En eso pensarán al adoptar la decisión definitiva... En ausencia de Fidel, el PCV tiene una profunda importancia prospectiva para Chávez. Si ambos faltaran, tal vez el líder se lance en brazos de otras tentaciones. Su formación es débil. Los comunistas lo saben.