La sobremarcha de Chávez
Por: Manuel Isidro Molina
Alguna vez, un día ya muy lejano, el ex dirigente del PPT, Aristóbulo Istúriz, dijo que el presidente Hugo Chávez se había fumado “una lumpia”. No lo recuerdo por intrigar, pues tanto Aristóbulo como Hugo fueron (o son, pues uno no va con lo otro) mis amigos y compañeros de lucha hasta que las diferencias políticas y conceptuales nos separaron. Es pertinente recordarlo, porque el presidente anda desaforado, despreciativo, amenazante, descalificando a diestra y siniestra, exigiendo lealtades monopartidistas, con tufo a dictadorzuelo concentrador del poder.
Asistimos, hoy, a lo que podríamos llamar la sobremarcha de Chávez. Egolatría, autocratismo, militarismo y hasta una ya inocultable carga de narcisismo, caracterizan la actuación de nuestro Jefe de Estado. El monopartidismo que ha impuesto en la administración pública, ahora le es urgente a lo interno de la Fuerza Armada Nacional. Hasta solicitar la baja, les recomendó a quienes en los cuarteles no compartan su pintoresco “Socialismo del siglo XXI”.
El presidente cree que el país le pertenece, que su autoridad y mando es letra única para el plural conjunto, polícromo, que somos los venezolanos y venezolanas. Su estrecha visión cuartelaria y maniquea lo hacen actuar como jefe (él) de un cuartel (Venezuela). Inventa, descalifica, hace y deshace, como se le vaya ocurriendo y cuando le da la gana, así de sencillo, por lo que no es casual el fracaso de su gobierno en áreas clave, que todos sufrimos y protestamos.
Los entuertos que se ha inventado han descargado sus consecuencias sobre el país, entre ellos el accionar disparatado e insolente que desembocó en los acontecimientos del 11 de abril de 2002, afortunadamente superados por la estupidez de una derecha miope y la reacción de sectores populares y militares que se aferraron a la institucionalidad democrática. Eso lo salvó, después de haber actuado tan torpemente.
Ahora, Chávez aprieta torpe y antidemocráticamente el acelerador político del sectarismo más ventajista y corrompido que hayamos vivido los venezolanos, al menos en el último medio siglo. En verdad, con un abuso de poder sin precedentes, salvo en las eras dictatoriales de sus admirados colegas militares Marcos Pérez Jiménez y Juan Vicente Gómez. Y a pesar de la multimillonaria fábula propagandística que lo rodea, se le va a revertir. Cada vez más, el país se le va a ir plantando con dignidad y firmeza.
Etiquetas: Aristobulo Isturiz
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