Destinatario Equivocado
Por: Argelia Rios
El país disidente es hoy una intangible e incontrolable masa sin rostro...
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En política no siempre el silencio supone indiferencia o resignación. A veces es el reconocimiento de una debilidad causada por la ausencia de condiciones. La oposición vive hoy una mezcla de ambas cosas. Por eso los obstáculos del Gobierno revolucionario son ahora fundamentalmente "endógenos". Entre ellos, el canibalismo interno, los déficits de la gestión presidencial, además de toda la ancha gama de desviaciones generadas por el disfrute derrapado del poder.
En política no siempre el silencio supone indiferencia o resignación. A veces es el reconocimiento de una debilidad causada por la ausencia de condiciones. La oposición vive hoy una mezcla de ambas cosas. Por eso los obstáculos del Gobierno revolucionario son ahora fundamentalmente "endógenos". Entre ellos, el canibalismo interno, los déficits de la gestión presidencial, además de toda la ancha gama de desviaciones generadas por el disfrute derrapado del poder.
Esas nuevas amenazas son las que preocupan en realidad a las figuras que, desde el oficialismo, dicen apostar a la rehabilitación del mundo opositor y a la celebración de un "debate de altura". La necesidad de los contrapesos no es su propósito. Los mueve el interés por su propia preservación en el poder y por el resguardo de las apariencias democráticas del "proyecto", cuyo reforzamiento depende del habitual juego entre el Gobierno y la oposición.
Este último punto cubre incluso las ansiedades íntimas de los proponentes, quienes para justificar sus propias contorsiones, han evaluado el estilo autoritario del jefe, no como la expresión de una personalidad proclive a la arbitrariedad, sino como la consecuencia del comportamiento de sus adversarios... El hecho de que el César mantenga hoy una rutina afrentosa, aún en un ambiente de inactividad opositora, constituye una ingrata realidad, que los arrastra a añorar a la oposición más por sus errores -útiles como aliciente personal- que por el rol de polo alternativo que ella ejerce en los contextos democráticos reales.
Pero, para desgracia de los interesados, el futuro de los consejos sobre la obligante recuperación opositora y de los llamados al debate, no está en manos de los destinatarios escogidos por los remitentes. Las fallas de la dirigencia y el trato vejatorio a la población opositora, cambiaron el panorama. El país disidente es hoy una intangible e incontrolable masa sin rostro... Es difícil conducir a aquéllos que no creen en nada y que no desean participar en saludos a la bandera.
El desinterés de ese campo por el debate tampoco es indiferencia. Es certeza de que, en esta coyuntura, las discusiones no están inspiradas en la búsqueda de avenimientos armoniosos. En las autocracias el debate es un escenario más para la refriega: se auspicia sólo para que haya vencidos: si no hay vencidos, no hay gloria... No obstante, el letargo jamás detendrá a la revolución. Forzar un redimensionamiento de lo que ella entiende por debate, es parte de la tarea de construir oposición... Los abanderados rojos del debate deberían reconocer cuál es el verdadero destinatario de su mensaje. Es a ése al que se le debe brindar confianza. Algo en lo que su jefe no contribuye. El es el responsable de esta abstención prolongada que es el silencio.
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