Guerra Civil, Fin Último
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Muchos venezolanos nos preguntamos si nos están arrastrando hacia un quiebre irreversible institucional, que nos conduzca hacia una guerra civil. Comprobado está, que hasta los ratones cuando son acorralados atacan al agresor.
Chávez ha instaurado un modelo de gobierno con reglas draconianas, contra quienes adversamos sus delirios megalómanos. Este personaje que las masas inconscientes siguen ciegamente, esta demostrando que es un señor del odio y la guerra; además que desprecia las leyes y reglas democráticas. Lo ancho para el "Caudillo" y sus secuaces y lo angosto para el resto del pueblo, quienes en el mejor de los casos, tienen que conformarse con las migajas y mendrugos que desde el alto gobierno les lanzan.
Los otrora aliados del caudillo para mantenerse en sus trincheras de luchas revolucionarias y evitar ser barridos por la intolerancia entronizada en el alto gobierno, han agudizado sus inteligencias, apelando a eufemísticos términos como la llamada “meditación crítica”, la cual estaría permitiendo dentro de las filas de chavismo, abrir posibilidades para debatir aspectos vitales para el país, sin que se les corten las cabezas , ya que las razias estalinistas son parte de la cotidianidad en el “proceso”.
No obstante, el caudillo para perpetuarse en el poder está fomentando odios, divisiones y polarizaciones en la sociedad. Han surgido conflictos ajenos a nuestra idiosincrasia como los étnicos, religiosos, raciales y de clases, evitando a todo trance la vía del entendimiento, las negociaciones y los consensos políticos. Quienes estamos enfrentando el latrocinio, las corruptelas y la decadencia moral de la sociedad venezolana, estamos siendo acosados, perseguidos, encarcelados y otros menos afortunados asesinados.
En el plano militar, el "Caudillo" promueve la destrucción moral de la fuerza Armada y estimula la conformación de grupos paramilitares e irregulares en el campo y principales ciudades del país, para enfrentarlos a las fuerzas institucionales con la anuencia antihistórica y servil del alto mando militar.
En el ámbito económico, el "Caudillo" propulsa políticas que están destruyendo el aparato productivo nacional, la industria petrolera y está multiplicando hasta niveles sin precedentes la deuda externa y domestica, y lo peor es que está lanzando a la miseria a millones de venezolanos que inermes sufren uno de los peores retrocesos históricos con la destrucción de sus bases de sustentación económica.
La propaganda de guerra y propagación del odio han estado a la orden del día, a través de una política comunicacional fascista, maniquea y de permanente confrontación. Nunca antes Presidente alguno, ha mostrado inclinación tan enfermiza por la muerte de otros, no así de la propia que resguarda celosamente dentro de anillos de seguridad conformados por extranjeros.
Es por todo esto que, los hombres y mujeres de esta tierra de gracia y amor, debemos combatir a este gobierno aberrado, sin vacilaciones, si queremos preservar la patria y salvarnos del inocultable fin último del "Caudillo", arrastrarnos hacia el horror de una guerra civil.
Muchos venezolanos nos preguntamos si nos están arrastrando hacia un quiebre irreversible institucional, que nos conduzca hacia una guerra civil. Comprobado está, que hasta los ratones cuando son acorralados atacan al agresor.
Chávez ha instaurado un modelo de gobierno con reglas draconianas, contra quienes adversamos sus delirios megalómanos. Este personaje que las masas inconscientes siguen ciegamente, esta demostrando que es un señor del odio y la guerra; además que desprecia las leyes y reglas democráticas. Lo ancho para el "Caudillo" y sus secuaces y lo angosto para el resto del pueblo, quienes en el mejor de los casos, tienen que conformarse con las migajas y mendrugos que desde el alto gobierno les lanzan.
Los otrora aliados del caudillo para mantenerse en sus trincheras de luchas revolucionarias y evitar ser barridos por la intolerancia entronizada en el alto gobierno, han agudizado sus inteligencias, apelando a eufemísticos términos como la llamada “meditación crítica”, la cual estaría permitiendo dentro de las filas de chavismo, abrir posibilidades para debatir aspectos vitales para el país, sin que se les corten las cabezas , ya que las razias estalinistas son parte de la cotidianidad en el “proceso”.
No obstante, el caudillo para perpetuarse en el poder está fomentando odios, divisiones y polarizaciones en la sociedad. Han surgido conflictos ajenos a nuestra idiosincrasia como los étnicos, religiosos, raciales y de clases, evitando a todo trance la vía del entendimiento, las negociaciones y los consensos políticos. Quienes estamos enfrentando el latrocinio, las corruptelas y la decadencia moral de la sociedad venezolana, estamos siendo acosados, perseguidos, encarcelados y otros menos afortunados asesinados.
En el plano militar, el "Caudillo" promueve la destrucción moral de la fuerza Armada y estimula la conformación de grupos paramilitares e irregulares en el campo y principales ciudades del país, para enfrentarlos a las fuerzas institucionales con la anuencia antihistórica y servil del alto mando militar.
En el ámbito económico, el "Caudillo" propulsa políticas que están destruyendo el aparato productivo nacional, la industria petrolera y está multiplicando hasta niveles sin precedentes la deuda externa y domestica, y lo peor es que está lanzando a la miseria a millones de venezolanos que inermes sufren uno de los peores retrocesos históricos con la destrucción de sus bases de sustentación económica.
La propaganda de guerra y propagación del odio han estado a la orden del día, a través de una política comunicacional fascista, maniquea y de permanente confrontación. Nunca antes Presidente alguno, ha mostrado inclinación tan enfermiza por la muerte de otros, no así de la propia que resguarda celosamente dentro de anillos de seguridad conformados por extranjeros.
Es por todo esto que, los hombres y mujeres de esta tierra de gracia y amor, debemos combatir a este gobierno aberrado, sin vacilaciones, si queremos preservar la patria y salvarnos del inocultable fin último del "Caudillo", arrastrarnos hacia el horror de una guerra civil.
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