El Poder Envejecido
Por: Argelia Ríos
Los jóvenes lo consiguieron: rasgar un pedazo de los afectos que Chávez monopolizaba.
Los vientos a su favor se le convirtieron en remolino. En el centro de esa borrasca está el Presidente intentando incorporarse para continuar su faena radical. En la autopista por donde venía transitando está dispersa ahora una gran cantidad de obstáculos. El destino a donde arribaría en poco tiempo se le ha distanciado. Las vías alternas también presentan trabas: el uso de la represión -una de sus opciones- amenaza con revertirse en su contra; lo mismo que el expediente de la lucha de clases, tan contrastante con los nuevos consensos sociales que vienen cimentándose, de abajo hacia arriba, al descuido de la prepotencia.
El comandante está en un laberinto. Todo cuanto haga le comporta riesgos. La decisión contra RCTV y su respuesta a las manifestaciones estudiantiles le arrebataron atractivos. En este caso, la responsabilidad fue sólo de él. Lejos quedó el hombre humilde y magnánimo que el pueblo ponderaba. Ahora sólo resalta su mano de hierro, su incapacidad para rectificar y su desprecio por la opinión del soberano. Si en el campo popular antes no había dudas sobre sus intenciones, hoy la cosa es diferente.
En una semana el país dejó de ser aquél que coronó con laureles al Presidente. La división está abriendo paso al encuentro de dos mundos. Las percepciones, inquietudes y temores mutuos van hilvanando sus crecientes coincidencias... Chávez está en aprietos: el encanto generado por el movimiento estudiantil -que interpretó con fortuna esas coincidencias- representa una espina cortante en su relación con los sectores populares. Los jóvenes consiguieron lo que la oposición no logró jamás: rasgar un pedazo de los afectos que Chávez monopolizaba.
Por derecho natural, la juventud ha reclamado un lugar en la historia. Como es justo -aquí y en todo el mundo-, demandan una participación en la definición de su futuro... Al hacerlo, alcanzaron la atención solidaria de las dos Venezuela y avejentaron al régimen, que ya no puede encarnar el cambio porque se ha vuelto el "ala conservadora" de la política nacional. Hoy Chávez es el "status quo"; el poder apoltronado, maromeando para preservar sus privilegios. Un político viejo más, como los de la IV, pataleando contra el curso natural de la historia.
Los cálculos de Chávez se quedaron cortos. Pensó que las protestas por RCTV se diluirían sin secuelas importantes, para reforzar más tarde su poder y su invencibilidad. Tras derrotar a la oligarquía (encarnada en Granier), ya nadie se le opondría. Llegaría la resignación y, luego, la adhesión forzada. Los estudiantes le aguaron la fiesta. Rehabilitaron la esperanza: ... mientras ella esté presente no hay resignación, sino tareas pendientes. Chávez vuelve a ser derrotable y, por tanto, peligroso. Necesita recuperar su condición de hegemón indiscutido y vitalicio, aunque el intento siga costándole caro.
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