La Revolución y los Negocios
Por: Orlando Ochoa
Quizás la más grande contradicción del gobierno de Hugo Chávez es el alentar una propuesta extremista para un sistema económico de propiedad colectiva, anticapitalista y antiimperialista, en función de la justicia social y de los excluidos, mientras jerarcas militares y civiles del régimen se enriquecen con prácticas de corrupción gubernamental viejas e inalterables (cobros por colocaciones bancarias, primas de seguros, contratos sin licitación, etcétera). Estos funcionarios también adquieren empresas dentro y fuera del país a través de sus encargados con los dineros mal habidos. Todo ocurre bajo la mirada del Presidente, los servicios de inteligencia y la indiferencia del Poder Moral. Ambos bandos, los convencidos por el proyecto ideológico marxista y quienes arremeten contra los dineros públicos, comparten el poder nacional-regional y exaltan la figura del Presidente.
El escándalo del hombre del maletín con los $800.000 y sus vínculos con un conocido grupo de testaferros revelan una amplia y profunda red de negocios turbios de dirigentes chavistas, con el potencial de exhibir en 2008 la repugnante realidad dentro de un gobierno, que si bien ha aumentado el gasto social para los más pobres, no se perturba en lo más mínimo con el robo, despilfarro y desviación de recursos para el enriquecimiento personal. ¿Adónde habrá quedado el presunto ideal de adecentar la democracia venezolana de un grupo golpista de oficiales del ejército venezolano ahora en el gobierno? ¿Son compatibles las luchas por los oprimidos de Venezuela y América Latina con la tolerancia del asalto del tesoro nacional y el descrédito de las instituciones civiles y militares?
No hay sociedad que pueda avanzar bajo la degradación institucional y el saqueo sustentado en la camaradería militar y la complicidad partidista. Por cierto, no en todos los sectores de la oposición hay preocupación por detener esta situación. Algunos sólo esperan la oportunidad para participar y tomar su parte del botín. Es un problema nacional que nos puede mantener por largo tiempo en la trampa del subdesarrollo, ambiente propicio para el crimen y la violencia. El mayor desafío de Venezuela es lograr una salida de este atolladero, pues no hay condiciones para una democracia estable ni para el desarrollo socioeconómico.
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