No Tienen Nada En la Bola
Por: MANUEL ISIDRO MOLINA
El proceso político venezolano sigue su curso errático, casi sin opciones, entrampado entre las ofertas “chavista” y “antichavista”, especie de bipartidismo del siglo XXI. Nada más ver y analizar las candidaturas capitalinas a la Alcaldía Metropolitana de Caracas y a las cinco alcaldías (Libertador, Sucre, Baruta, Chacao y El Hatillo) del Distrito Metropolitano, provoca una primera conclusión: “no tienen nada en la bola”, para decirlo en jerga beisbolera.
Si miramos hacia Vargas y Miranda, el panorama no es distinto. Miren lo que ocurre en Zulia, Guárico o Táchira, divididos unos u otros, pero movidos por intereses tras bastidores que los candidatos y candidatas no gobiernan: más bien son instrumentos de factores de poder ajenos a la política democrática de partidos y grupos de electores, casi todos en crisis ética y conceptual. Cada quien está en lo suyo con suficientes agallas, obedeciendo las directrices de sus titiriteros.
Escasos son los liderazgos regionales y municipales auténticos, probos y capaces. Algunos juegan a la escogencia del “menos malo”. Todo un espectáculo. El 23 de noviembre, veremos los resultados, entre ellos cuánta gente se animará a votar, a pesar de la extrema polarización que los comandos “chavista” y “antichavista” tratarán de aplicar. Los fondos y bienes públicos volverán a ser la piñata de los corruptos de la política venezolana, con saqueos del pasado y del presente, así como con “compromisos a futuro” de los presupuestos públicos nacionales, regionales y municipales. En eso, los contrincantes no tienen diferencias.
Si miramos hacia Vargas y Miranda, el panorama no es distinto. Miren lo que ocurre en Zulia, Guárico o Táchira, divididos unos u otros, pero movidos por intereses tras bastidores que los candidatos y candidatas no gobiernan: más bien son instrumentos de factores de poder ajenos a la política democrática de partidos y grupos de electores, casi todos en crisis ética y conceptual. Cada quien está en lo suyo con suficientes agallas, obedeciendo las directrices de sus titiriteros.
Escasos son los liderazgos regionales y municipales auténticos, probos y capaces. Algunos juegan a la escogencia del “menos malo”. Todo un espectáculo. El 23 de noviembre, veremos los resultados, entre ellos cuánta gente se animará a votar, a pesar de la extrema polarización que los comandos “chavista” y “antichavista” tratarán de aplicar. Los fondos y bienes públicos volverán a ser la piñata de los corruptos de la política venezolana, con saqueos del pasado y del presente, así como con “compromisos a futuro” de los presupuestos públicos nacionales, regionales y municipales. En eso, los contrincantes no tienen diferencias.
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