De antiimperialista irreverente a manso minino del imperio

Por: Jose Rafael Lopez Padrino

En la reunión de los gorrones y asociados de Latinoamérica y el Caribe (ALBA) celebrada en la ciudad de Cumana, el tte coronel lanzó portentosas críticas al imperio, cuestionó severamente a la nueva administración norteamericana y llamó a todos los participantes a apertrecharse para la batalla ideológica que se avecinaba en la V Cumbre de las Américas. En su discurso ante los miembros de su escuálido club, rugía como un temible felino a punto de aniquilar su deseada su presa. Pretendía convertir las resoluciones adoptadas en el sainete del ALBA, en la respuesta efectiva frente al nuevo liderazgo del imperio representado por Barack Obama. Se presagiaban tiempos de tormentas, de confrontación en la apacible ciudad de Puerto. España, Trinidad.

Sin embargo, todo el plan de batalla del huidizo gladiador se derrumbó cuando el “despreciable representante del imperio” se le aproximó para saludarlo, ante la sonrisa orgásmica de su ordenanza Nicolás Maduro. La foto recorrió el mundo entero mostrando al temible gladiador del caribe como un gatito manso pletórico de felicidad, postrado ante la mirada del máximo representante del oprobioso imperialismo norteamericano.

Pero el vodevil de Puerto España deparó sorpresas aún mayores. El huidizo gladiador se deshizo en atenciones hacia el “ignorante residente de la Casa Blanca” como lo calificó hace meses. Le obsequió el libro de Eduardo Galeano (Las Venas abiertas de América Latina), y no satisfecho con ello, formalizó el regalo de la isla Petty al Estado de Nueva Jersey. Esta isla formaba parte de los activos de Citgo cuando ésta fue adquirida por la estatal petrolera venezolana PDVSA en 1990. Ambos regalos fueron complementarios a la ya publicitada frase “I want to be your friend”. Difícil de imaginar a un Raúl Roa (Canciller de la dignidad) o a un Ernesto Guevara en una actitud tan abyecta frente a un representante del tan cuestionado imperio. Pero la opereta continuó y sin haber recibido ningún signo de reciprocidad por parte del gobierno norte-americano, se adelantó en anunciar la designación de Roy Chaderton como nuevo embajador de Venezuela ante los EEUU. Delicado personaje vinculado al Opus Dei, cuyo pasado servil se asocia a las administraciones adecas y copeyanas, y que hoy al igual que muchos otros de similar pedigree, son furiosos y apasionados defensores del proyecto militarista que desgobierna al país.

Si las miradas hablan, habría que afirmar que el huésped de Miraflores fue cautivado por el representante del Tío Sam, convirtiéndolo en un verdadero “minino de su imperio”. A todas estas, los miembros del club de gorrones y asociados de la América latina y el Caribe se preguntaban ¿Dónde había quedado el discurso de Cumaná? ¿Dónde estaba el grito de guerra cuando afirmaba “a nosotros nos espera seguir la lucha contra el imperialismo sea blanco o negro, o como se vista”? Atrás habían quedado la sarta de groserías e insultos que la revolución le lanzaría al yanqui invasor en la V Cumbre de las Américas

Lo acontecido en Trinidad en el marco de la V Cumbre de las Américas demuestra lo frágil y acomodaticio del antiimperialismo del tte coronel cuyo proyecto ha logrado sobrevivir durante estos diez años gracias precisamente, a los buenos negocios sostenidos con ese repugnante imperio (Plataforma Deltana, Empresas mixtas, etc.). Si los negocios marcharon bien con el “borracho, bandido y cobarde de Bush” como tantas veces repitió ¿cómo no van a ir mejor ahora cuando el que ocupa los predios de la Casa Blanca es "el inteligente de Obama”? Además, el tte coronel demostró, una vez más, su condición de fanfarrón, violento, y sediento de venganza frente al enemigo virtual, pero cobarde, huidizo y despavorido cuando debe confrontar al enemigo de verdad; así lo demostró el 4F, el 11A y ahora más recientemente en la cumbre de Trinidad. Obviamente, al igual que en el pasado, habrá una historia oficial que narrará esta nueva epopeya emancipadora del tte coronel en esta V Cumbre, seguida naturalmente por el aplauso cómplice del séquito de adulantes que pululan en su alrededor.