¿Momento revolucionario?
Por: Orlando Ochoa
La agresiva ofensiva del Gobierno en varios frentes tiene al menos dos lecturas. Primera, la ideológica: Llego el momento de una verdadera revolución marxista, para lo cual es necesario destruir la democracia con sus libertades “burguesas” y reemplazar el capitalismo con modos de producción comunales y empresas estatales de producción social. Debido a la falta de apoyo de la clase trabajadora al proyecto socialista versión chavista, se ha creado una red clientela, sometida a coerción a través de la distribución de gasto en misiones sociales y empleo público, todo financiado con petróleo.
Segunda lectura, el pragmatismo autoritario: Ante el rápido deterioro económico con sus graves consecuencias sociales y el mayor apoyo a la oposición de casi la mitad del electorado, a pesar de las debilidades en su liderazgo político y del grosero ventajismo oficialista, el presidente Chávez procede a atacar a los “enemigos” preventivamente (políticos, iglesia, sindicalistas, medios de comunicación) y se atrinchera usando con escaso disimulo su control sobre los otros Poderes Públicos para buscar desesperadamente la irreversibilidad del chavismo en el Gobierno, desechando o minimizando los mecanismos de la democracia.
Si la motivación sincera fuera el llamado Socialismo del Siglo XXI, habría respuestas innovadoras al fracaso del socialismo real del siglo pasado y al hecho que la acumulación de conocimiento ha reemplazado a la acumulación de capital físico como medio de progreso nacional. Si hubiese un genuino interés en reducir la corrupción, el Presidente habría limpiado su entorno inmediato de colaboradores multimillonarios, en el cual ya existen mil millonarios en dólares según advierte Domingo Alberto Rangel comparables a los empresarios tradicionales más ricos. Por el contrario, se promueve la peor especulación financiera y cambiaria del capitalismo salvaje y la propaganda de corte fascista es la regla.
En realidad la explicación de las acciones del Gobierno de Hugo Chávez es la segunda interpretación, el intento de implantar un régimen autoritario más allá de leyes, prácticas democráticas y ética. A nadie se engaña con lo que ocurre, ni a los dogmaticos y ladrones oportunistas, ni a los ingenuos útiles. Más pronto que tarde el pueblo contrastará sus ilusiones con la realidad, aprenderá y entonces Venezuela cambiará.
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